La cortina de humo china
El crecimiento hegemónico chino ha sido acompañado por estrategias que cambiaron su imagen ante los ojos del mundo, a la vez que tendieron una cortina de humo que aún confunde a la opinión pública internacional.

Ya lo sabemos: la China de Mao Zedong elevó los estandartes nacionales de comunismo y revolución para la construcción de un ideal nacional que afianzaría el alzamiento de la República Popular. Al igual que Hitler, Mao supo conquistar las emociones de los ciudadanos, ansiosos de seguir a un líder poderoso.
Sin embargo, su fiereza y poderío radical no lograron agradar a los ojos de un mundo dividido en dos por la Guerra Fría. Para el resto de la comunidad internacional el régimen chino era visto como uno caótico e insubordinado.
De acuerdo con Lake Wang en su artículo “El buen vecino: por qué coopera China”, en 1976 con la llegada de Deng Xiaoping al poder, el gigante asiático adoptó una estrategia distinta que le permitiría construir una política caracterizada por el pragmatismo y el crecimiento económico, más abierta y de menor confrontación externa. Desde entonces, ha dependido del cultivo de sus relaciones comerciales, priorizando una posición diplomática que asegurare su despegue económico.

La imagen lo es todo
Al momento de generar nuevos contactos y relaciones, la imagen lo es todo. Dar señales de amistad y apertura han sido, por lo general, los componentes de una diplomacia exitosa. Para el país asiático, la creación de relaciones amigables con otros territorios fue clave para la construcción de una política exterior más estable.
Pero para ello, debió explotar las particularidades de sus medidas internas y adaptarlas a la dinámica interdependiente del resto del globo. El Gran Dragón cuenta con un poder centralizado en un sistema político republicano donde el presidente es también quien dirige el único partido que existe: el Partido Comunista Chino. Y esto, claro, está acompañado por la propaganda que ha construido al nacionalismo chino desde Mao.
La creación interna de su imagen fue bien aprovechada por el régimen ya que gracias a los mecanismos de propaganda del país, ha sido posible contar con herramientas para la construcción de una figura institucional sólida a los ojos de los demás estados. Además, cuenta con otro gran aliado a su favor: el control de la información que circula dentro de su soberanía, y por lo tanto, lo que se expone hacia el mundo.

La combinación entre la continuidad política, en el plano doméstico, y la apertura hacia nuevos mercados, en el plano global, ayudaron a que el Gran Dragón lograra acercarse a otros países, consiguiendo de forma gradual su crecimiento económico a la vez que comenzaba a alcanzar mayor presencia en la escena internacional.
«El problema no es el ascenso de China, sino qué tipo de China es la que asciende».
Barry Buzan, Profesor Emérito de RRII de la London School of Economics.
En la actualidad, es la segunda economía más grande con un PIB de 14.86 billones de dólares en el año 2020, incluso a pesar de los golpes que causó el brote del COVID-19 en su territorio. Es además, la primera economía exportadora de bienes y la segunda economía importadora de petróleo.
Habiendo ingresado todos en una recesión por la pandemia y detenido momentáneamente la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el gobierno dirigido por Xi Jinping ha intentado mantener una idea de responsabilidad, eficacia, amabilidad y liderazgo ante un mundo que lo ha señalado como el culpable de la expansión del virus.
El buen vecino
Para aumentar su desarrollo y lograr su ascenso, Beijing debió transformar su figura ante la necesidad proyectar una que sea atractiva y amistosa para la escena internacional, de acuerdo con el investigador Jaime Otero en su artículo “China descubre la diplomacia pública”.
“Hemos alcanzado importantes consensos en áreas como la profundización de las relaciones chino-argentinas y el fortalecimiento de la cooperación en la lucha contra la pandemia”.
Carta enviada por Xi Jinping a Alberto Fernández
La diplomacia pública puede ser descrita como: los esfuerzos de persuasión global destinados a construir cierta imagen de un país en la mente de los ciudadanos del resto del mundo.
Pero como su repentina expansión era vista en un principio como una posible hegemonía amenazadora, se dedicó a construir relaciones basadas en lo que llamaron el “desarrollo pacífico”. Así, los argumentos sobre los que se ha erigido su política exterior del último tiempo son de crecimiento sin la búsqueda de predominio o hegemonía, más bien de “la construcción de un mundo armonioso”, en palabras de Otero.
Los esfuerzos de persuasión global chinos no solo estuvieron dirigidos a la construcción de una concepción abierta y un relacionamiento comercial basada en el multilateralismo, sino que también se apuntó al intercambio de relaciones culturales y educativas con otros países, con el propósito de extender la presencia e influencia china. La enseñanza del idioma a lo ancho y largo del globo junto con el atractivo cultural e histórico de su país, lograron generar que el mundo mirara directamente a ellos.
Tendiendo la cortina de humo
Pero, ¿y si su propaganda diplomática no fuese más que una cortina de humo?
El término habla de generar una distracción para sacar el foco de la atención pública en algún lugar y trasladarlo hacia otro lado. Este concepto ha sido ejemplificado en varios análisis de comunicación, tomando como referencia la película “Cortina de Humo” dirigida por Barry Levinson. La trama relata la historia de un candidato a presidente envuelto en un escándalo sexual días antes de las elecciones. Sus asesores traman un desvío de la atención inventando una guerra contra Albania. Si bien es ficción, ¿les suena familiar?
Otros ejemplos claros de este término, relacionados con la diplomacia pública, es la construcción de estadios deportivos para transformar a países que han estado en el ojo de la tormenta (Rusia en 2018, China en 2008 o Argentina en 1978) en sedes abiertas y amistosas.
En este sentido, el régimen chino tiene mucho para explicar…
Durante la pandemia por el COVID-19, se ha construido bajo este velo en lo que refiere al genocidio uigur. A pesar de que el régimen fue condenado por la comunidad internacional, debido a la persecución realizada contra la minoría musulmana uigur en la provincia de Xinjiang, el Estado ha apoyado el lanzamiento del musical “The Wings of Songs”. El film cuenta la historia de tres jóvenes de diferentes etnias que viajan a través del territorio de Xinjiang.
Incluso sus esfuerzos de responsabilidad y liderazgo en la lucha contra la expansión del virus se han visto cuestionados debido al control de la información. La evasión de sus propias responsabilidades ante la tardía gestión de la situación, sumado a la desaparición de periodistas, activistas y médicos que advirtieron no solo del avance del virus, sino también de la mano dura que el régimen había adquirido para el manejo interno de la situación, han sido puestas hoy fuera de foco ante una China presente y cooperativa en la diplomacia de las vacunas.

¿Qué es eso que no nos deja ver?
La evolución en su crecimiento económico es clave para comprender la dinámica actual de las relaciones internacionales. Este cambio que vemos, construyendo un concepto de apertura y cooperación, ha generado nuevos lazos políticos y comerciales a nivel global, generando aún mayor interdependencia entre China y otros países del mundo.
La combinación entre la continuidad de su política doméstica y la apertura hacia nuevos mercados regionales e internacionales, impulsaron su despegue y ascenso de manera inimaginable.
Sin embargo, esto que ha generado tantos beneficios económicos y aliados estratégicos, puede ser también su propia amenaza. A pesar de sus intentos de cooperación y de presentarse como el buen vecino, la gestión de la pandemia y el exterminio de la comunidad uigur, son algunos de la gran cantidad de hechos que han evidenciado la falta de responsabilidad democrática y respeto por los derechos humanos.

En este sentido podría ser víctima de su propio éxito: cuando la cortina de humo se esfuma con aire puro de realidad, no hay buena propaganda que ayude a perpetrar de manera prolongada una imagen firme de confianza y credibilidad.
Ana Paula Collado (Argentina): Licenciada en Relaciones Internacionales, Universidad de Congreso, y columnista en Diplomacia Activa.
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