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Armas de Migración Masiva II

Luego de analizar en «Armas de Migración Masiva I» los distintos usos o connotaciones políticas de la migración y el «Risk» marroquí, continuamos en esta segunda parte analizando distintos ejemplos de la utilización de los desplazamientos de personas. Sigamos…

El portero del Bósforo : Los Refugiados entre Turquía y la Unión Europea

La actual crisis migratoria en Europa ilustra de forma excelente la manipulación de poblaciones vulnerables y movimientos transfronterizos en la búsqueda de concesiones políticas y otros objetivos. Turquía, liderada por Erdoğan, es conocida por explotar la figura del refugiado sirio para mejorar su posición (sus cartas) en distintas negociaciones con la Unión Europea, lo que se conoce como una estrategia de ingeniería coercitiva. La amenaza de una gran afluencia de inmigrantes pone a los líderes de las naciones de la UE, que no acaban de reponerse de la oleada de 2016, en una situación poco envidiable.

El acuerdo UE-Turquía sobre la crisis migratoria, pactado en ese mismo año, no ha hecho sino formalizar el papel del país como «guardián de Europa», aumentando así el poder de negociación del gobierno turco. De esta manera, Turquía recibía seis mil millones de euros en ayuda, al tiempo que se le prometió una reactivación de las conversaciones para su adhesión a la UE y viajes sin visado para sus ciudadanos. Cuando se firmó el acuerdo en 2016, Turquía tenía 2,5 millones de refugiados sirios. Actualmente, el número se aproxima a los 3,6 millones, a lo que hay que sumar alrededor de 400.000 refugiados de Afganistán, Libia, Irán y otras partes del mundo.

Largas filas de refugiadas sirias en centros para desplazados en Turquía.

No obstante, la estabilidad de este pacto ha sido puesta en duda en diversas ocasiones. El gobierno turco ya había amenazado con su suspensión en 2019, lo que se atribuyó a las sanciones dictadas por Bruselas contra Ankara debido a las exploraciones de gas en aguas de Chipre. En 2020 Erdoğan proclamó que la frontera de Turquía con Europa estaba “abierta” y se les dijo a las autoridades de su país que no impidiesen que ningún refugiado intentara cruzar a la UE. ¿La razón detrás de este fenómeno? La búsqueda de apoyo en el contexto del conflicto sirio. En 48 horas, miles de refugiados habían llegado ya a la frontera entre Grecia y Turquía, mientras que cientos más llegaban a las islas Griegas (según el Ministerio del Interior Turco, 130.000 personas cruzaron a Grecia en las tres semanas que duró el conflicto, mientras que Atenas redujo la cifra a unos 9.000).

La policía turca se desplegó simultáneamente para evitar que los refugiados regresaran a Turquía, al tiempo que los medios estatales mostraban transmisiones en directo del movimiento, consiguiendo una mayor afluencia en los ya desvelados puntos de salida, también gracias a la incitación por parte del gobierno. Las fuerzas armadas griegas se vieron obligadas a solicitar ayuda adicional a Frontex. En respuesta a este hecho, desde la UE se recordó la vigencia del compromiso de 2016, a falta de una declaración formal que confirmase su abandono. La realidad difiere con mucho de los términos establecidos y todo indica que tras una mejora de la crisis paralela del coronavirus, Turquía recurrirá una vez más a esta herramienta.

Tensión por los migrantes en la frontera entre Turquía y Grecia.

Aún así, a pesar de la agresiva política turca hacia la UE durante años, la élite al frente de instituciones europeas no parece superar el anacronismo imperante en la forma de conllevar las relaciones UE-Turquía. Las declaraciones recientes de políticos europeos proponiendo ofrecer más dinero a Turquía y aumentar el número de inmigrantes admitidos, aunque bienintencionadas, siguen reflejando una falta de entendimiento del alcance del problema y las tácticas de chantaje de Erdoğan. Éste es consciente de la efectividad del discurso-denuncia de la hipocresía europea, cuyo margen de maniobra se encuentra condicionado por la Convención de Refugiados de 1951 y otros compromisos internacionales relacionados con los derechos humanos.

El director de Chatham House, Robin Niblett, argumentaba, tras el último encontronazo con Turquía, que la pasividad Europea podría explicarse por una falta de pensamiento estratégico en el seno de la UE y el miedo a las posibles consecuencias de una política más firme, si bien empieza a imperar el cinismo en lo que respecta a Turquía. Cuanto más tiempo se deje pasar, sin embargo, más fácil resultará para Erdoğan la promoción de una narrativa, cuidadosamente diseñada, entorno a la “brecha” entre la bandera del respeto a la dignidad humana, y el trato a refugiados y otras víctimas en las fronteras europeas.

Fuerzas antidisturbios griegas apostadas en la frontera evitando la entrada de migrantes desde Turquía.

El Buen Vecino: Dinámicas Mexicanas-Americanas

El caso de México, por el contrario, podría ser catalogado como un ejemplo de migración económica, ya que los inmigrantes que cruzan la frontera con EEUU lo hacen  principalmente motivados por incentivos económicos. Claro que no faltan aquellos que perciben la inmigración mexicana también como una herramienta para cambiar la demografía del sur de EEUU…pero la realidad es mucho más compleja.

En 2017, alrededor de 5 de los 10 millones de inmigrantes indocumentados en EE.UU., eran mexicanos, según el Pew Research Center, una cifra que podemos pronosticar ha aumentado en los últimos años. Este número ha tenido un tremendo impacto socio-económico que ha alterado la percepción del país Latinoamericano y ha despertado sentimientos xenófobos y nacionalistas en la población americana.

Patricio Espinoza/AP Photo

El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (también conocido como AMLO), que durante su campaña presidencial se presentó como un gran crítico de Trump, dio un giro pragmático al tomar el poder y procedió a ignorar la retórica inflamatoria del expresidente americano, a menudo en contra de los mexicanos. La prioridad en la política exterior de su gobierno ha sido, esencialmente, evitar complicaciones con su vecino del norte, una política mantenida hasta la actualidad

AMLO y Trump participaron en todo tipo de maniobras quid pro quo, como el despliegue del ejército mexicano en la frontera con Guatemala, para evitar la entrada de las caravanas migratorias, o el único viaje fuera del territorio nacional del presidente mexicano, orientado a  apelar a los votantes latino-americanos en la campaña presidencial de Trump; A cambio, la administración de Trump tuvo el detalle de pasar por alto abusos de autoridad del gobierno mexicano, tal como la amnistía al General Cienfuegos (un ex secretario de defensa buscado por tráfico de drogas por la Drug Enforcement Agency), y facilitó la relación comercial entre los dos países con la ratificación del Tratado México-USA-Canadá. Es por esto que Biden debería tener un especial cuidado en su relación con AMLO, pues éste podría ayudarle tanto a evitar una crisis migratoria, como podría convertir a su frontera sur en una pesadilla política.

La nueva administración americana está llevando a cabo cambios positivos en su agenda migratoria, lo que está alentando a miles de centroamericanos a emprender el viaje hacia el norte y perseguir el sueño americano.

Por otro lado, la Casa Blanca podría verse envuelta en un verdadero problema: en marzo de este año, aproximadamente 150,000 migrantes, la mayoría de ellos menores, fueron aprehendidos por la Policía Fronteriza. En el reciente viaje de la Vicepresidenta, Kamala Harris, a México y Guatemala, el mensaje de la Casa Blanca fue claro: “No vengan”. A pesar de mostrar una disposición más abierta a la migración, la administración de Biden no podrá gestionar tan altos números de migrantes por la dificultad de procesarlos, darles un trato digno y combatir a los republicanos que se oponen a su estancia en suelo norte de la frontera.

Si México no ha amenazado con abrir la puerta a miles de migrantes, como sí amenazaron Turquía o Marruecos, esto se debe a la relación de dependencia económica del país. El gobierno mexicano no debe (ni se puede permitir) una política antagonizadora, entendiendo que EE.UU. es la potencia hegemónica regional y su principal socio comercial, por lo que es más conveniente escoger la “zanahoria” que “el palo”. Sin embargo, sean cuales sean las medidas acordadas por sendos gobiernos, es poco probable que compensen los muchos factores que empujan a los centroamericanos a huir de sus países.

¿Qué hacer?

El uso de la migración como arma política es precisamente eso, un problema político, con tintes humanitarios. Por lo tanto, su resolución exige respuestas políticas, emparejadas con un firme compromiso humanitario. La mejor forma de proteger las vidas y los derechos de los millones de migrantes que son instrumentalizados por gobiernos de dudoso corte democrático, pasa por una respuesta firme contra dichas políticas.

La UE, firmemente comprometida con la defensa de los derechos humanos y el derecho humanitario, debe de lanzar el siguiente mensaje: seguiremos implementando nuestras obligaciones bajo el derecho internacional de cara a todas las personas que por su estatus lo necesiten; pero no toleraremos que gobiernos extranjeros ejerzan presión sobre nuestras políticas a través de la migración. El futuro de la UE y de sus derechos y libertades dependerá de su capacidad de encontrar el equilibrio entre estos dos postulados tan aparentemente dispares.


Elena Montaña, Sergio Vallejo y Fabio Almada (Warrior Diplomacy)

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