DIPLORAMA 87
«Espero que la serenidad del bosque nos inspire a todos la claridad mental necesaria para saber qué debemos hacer. Que tengan una estupenda COP30«
Luiz Inácio Lula da Silva en la apertura de la COP30
Edición N° 87
La política se juega en distintos terrenos; desde foros por el medio ambiente, cumbres internacionales con más ausencias que presencias, los pasillos del Capitolio y hasta en una cancha de basket. El poder se mueve por distintos lugares, y desde Diplomacia Activa te contamos el cómo y el por qué.
Las luces de Washington volvieron a encenderse

Santiago Leiva

Con la firma a puño del presidente Donald J. Trump, Estados Unidos finalmente pudo acordar un presupuesto que vuelva a encender su aparato federal. Tras 43 días de parálisis, el cierre más largo de su historia moderna, la Cámara de Representantes aprobó el proyecto que permite reabrir el gobierno y extender su financiamiento hasta finales de enero. Se trata de una votación que expone la fragilidad política de la principal potencia global, la cual se encuentra más polarizada que nunca. El desenlace, igualmente, fue posible gracias a una combinación de pragmatismo republicano y negociaciones demócratas que dieron por victoriosa la doctrina republicana de Trump.
Durante más de un mes, Washington D.C. fue transformada en una ciudad burocráticamente suspendida: vuelos cancelados por falta de personal, oficinas federales vacías y empleados públicos que no podían ser pagados por falta de un presupuesto establecido en el Congreso. Para la comunidad internacional, es el reflejo de un país que suele presentarse como el ejemplo de la gobernanza internacional, el cual quedó rehén de su propia legislación. Los bloqueos internos recuerdan que ningún Estado es inmune a la erosión institucional.
De igual manera, la aprobación no representa una “paz presupuestaria” entre demócratas y republicanos, sino una tregua que posterga el tiempo límite a una nueva fecha: el 30 de enero. A raíz de lo mismo, el nuevo presupuesto no incluye la renovación de los subsidios de salud que defendían los demócratas progresistas y otorga a la Casa Blanca un nuevo margen de maniobra legislativa que coloca a Donald Trump nuevamente en el centro de la escena política.
Más allá del impasse legislativo, el shutdown deja un mensaje claro: la gobernabilidad del Estado norteamericano opera hoy en un hilo fino. Se trata de un sistema diseñado para la negociación en un contexto moderno donde el bipartidismo se encuentra en su etapa más polarizada, y la inviabilidad de su tradición institucional deja en vista una política cada vez más personalista.
Las luces se volvieron a prender en Washington, pero la pregunta es si tiene la claridad necesaria para sostenerlas encendidas por mucho tiempo. Mientras tanto, te recomendamos lo siguiente para mantenernos atentos.
COP30 en el Amazonas

Marko Sal

La COP30, el foro climático más grande del planeta, comenzó el pasado 10 de noviembre con la ciudad brasileña de Belém como sede. Durante dos semanas, representantes de más de 195 gobiernos se verán cara a cara para negociar cómo enfrentar los peligros del calentamiento global. Es en la Conferencia de las Partes donde los Estados realmente profundizan en los detalles para detener las catástrofes del cambio climático, cuyos retos se agigantan con cada año que pasa. El año pasado fue el más caluroso jamás registrado y sus impactos ya sacuden al planeta, con una serie de huracanes, inundaciones, incendios y sequías que azotan a la humanidad.
Belém fue elegida como sede por su valor simbólico. Conocida como la “puerta de entrada al Amazonas”, busca centrar la atención en el peligro que enfrenta la selva tropical sudamericana. Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar. Desde las quejas por la afluencia de unas 50.000 personas, el aumento de las tarifas por la escasez de alojamientos y la decisión de Brasil de aprobar la perforación petrolera exploratoria en la desembocadura del río Amazonas, los defensores del medio ambiente acusan al país anfitrión de no actuar en conformidad con los principios de la conferencia. Además, un grupo de manifestantes munduruku, perteneciente a un pueblo indígena amazónico, bloqueó el frente de la sede el viernes 14 de noviembre, exigiendo al gobierno brasileño detener los proyectos de minería, tala, extracción de petróleo y la construcción de una vía ferroviaria en la selva.
El objetivo del presidente Luiz Inácio Lula da Silva es recaudar alrededor de 125.000 millones de dólares para un fondo destinado a pagar a los países por proteger sus bosques. Otros temas en discusión giran en torno a las finanzas climáticas, el uso de combustibles fósiles y la disputa sobre cuánto deberían contribuir los países más y menos desarrollados para abordar los retos del cambio climático. Asimismo, el “elefante en la habitación” es la posición del trumpismo frente a los temas ambientales. Trump ha impulsado el uso de combustibles fósiles, y algunos países han seguido esta tendencia acelerando la explotación de petróleo y gas. En este contexto, los petroestados y las compañías petroleras se sienten en posición de rechazar cualquier discurso que los responsabilice del cambio climático o que se comprometa a eliminar progresivamente el uso de estos recursos.
Desde la COP21, celebrada en París en 2015, se estableció como meta limitar el calentamiento global a 2 °C por encima de los niveles preindustriales, y preferiblemente a 1.5 °C. Sin embargo, la ausencia de una hoja de ruta pone en una situación incómoda a los miembros de la COP. Se suponía que los Estados debían presentar sus planes para reducir la contaminación climática hasta 2035 el pasado 10 de febrero, pero más del 90 % de los gobiernos no lo hizo en esa fecha. Si bien la mayoría ya ha entregado sus compromisos, grandes contaminadores como India aún no han presentado los suyos.
¿Estarán los líderes globales a la altura de las exigencias para combatir el cambio climático? Mientras nos preguntamos esto, te recomendamos el siguiente contenido:
- What is COP30 and what is at stake? | World Economic Forum
- COP30 | UN News
- From the Andes to the Amazon, indigenous leaders arrive for COP30 climate summit | Reuters
Fractura ideológica en la Zona de Paz

María Candela Molina

La IV Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno UE-CELAC se celebró en Santa Marta, Colombia, el 9 de noviembre de 2025. Estuvo marcada más por las ausencias que por una participación activa y finalizó antes de lo previsto tras la emisión de la Declaración Conjunta ese mismo domingo. En un contexto internacional anárquico y hostil, este encuentro se suma a la lista de conductas anti-multilaterales al tiempo que evidencia la fragmentación interna de América Latina. La preocupación surge en torno a si la autodenominada “Zona de Paz” mantendrá ese estatus por mucho más tiempo.
Entre los conflictos bélicos en Europa del Este y Medio Oriente y la creciente tensión en el Caribe, ya no es posible afirmar que los principios de la Carta de Naciones Unidas se siguen respetando deliberadamente. Postulados como la prohibición del uso de la fuerza, las relaciones de paz y amistad entre naciones, la igualdad soberana o la no intervención en los asuntos internos han sido vulnerados en múltiples ocasiones. Lo impulsa esta lógica es la polarización ideológica que separa a aquellos que desafían el orden internacional basado en reglas de quienes defienden las bases del sistema liberal construido hace más de 70 años.
En el ámbito latinoamericano, desde la configuración del sistema hemisférico a finales del siglo XIX, la segmentación se formula en torno al alineamiento o la confrontación con Estados Unidos. Como principal potencia, ha delimitado las tendencias políticas regionales mediante la capacidad de penetración en las dinámicas internas de los más pequeños. Esta influencia se profundizó en la Guerra Fría, por la amenaza del comunismo, pero se liberalizó durante el período de hegemonía unilateral estadounidense. Hoy, con nuevos rivales como China o Rusia, Washington retoma la estrategia de persuasión ideológica, intentando reordenar el hemisferio bajo su órbita.
En esta línea, la cumbre contó con el apoyo de líderes progresistas como Gustavo Petro (Colombia), Pedro Sanchez (España) y Luis Inácio Lula da Silva (Brasil) pero también ausencias significativas. Los gobiernos latinoamericanos de derecha y extrema derecha procuraron vaciar el encuentro. No asistieron los mandatarios de Estados Unidos, Argentina, Ecuador, El Salvador y Paraguay, quienes enviaron representantes de menor rango.
Así, en América Latina, la distancia ideológica pone en peligro la paz que ha gobernado por años. La militarización del Caribe, que en principio enfrentó a Washington y Caracas, suma interesados. Prueba de ello, es la colaboración que han prestado estados como Trinidad y Tobago, Curazao y Francia (en la isla de Guadalupe) o los apoyos a la clasificación del Cártel de los Soles como organización terrorista por parte de Argentina, Ecuador y Paraguay. En el marco de la cumbre, la polaridad se observó en la disociación de algunos estados respecto de los puntos más sensibles de la declaración final, especialmente sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, la paz en Gaza y el conflicto en el Caribe.
En definitiva, la ideología vuelve a jugar un rol central en las decisiones de política exterior de los estados. Emulando la dinámica de la Guerra Fría, se crean bloques en donde las doctrinas priman en detrimento del pragmatismo. Actualmente, Latinoamérica constituye un escenario palpitante en donde el conflicto parece inclinarse más hacia una versión candente que gélida. ¿Podrá la región contener el agravamiento de las tensiones en el Caribe o la batalla ideológica terminará por extenderse a todo el continente?
Para más información, te sugerimos la lectura de:
- Críticas veladas a EEUU e Israel, género, controles a la IA y otros puntos que Argentina no suscribió en la cumbre Celac-UE | Infobae
- Cumbres UE-CELAC | UE-América Latina | Eurolat
- Declaración Conjunta de la Cumbre CELAC-UE 2025 | Cancillería de Colombia
- La escalada militar de Trump en el Caribe irrumpe en la cumbre CELAC – UE en Colombia | EL PAÍS América Colombia
Al-Sharaa en Washington: basquetbol y política

Iker Escobar León

De yihadista y terrorista a orador en las Naciones Unidas y, por último, visitante de la Casa Blanca, sin duda se trata de un recorrido interesante para el presidente de Siria, Ahmed al-Sharaa, y sobre todo para la relación Siria-Estados Unidos, tras el auge del baazismo con la familia al-Assad.
Tras el derrocamiento del régimen al-Assad, Siria ha tenido grandes aproximaciones con los Estados Unidos, buscando romper el aislamiento internacional del país árabe. El sábado 8 de noviembre, los Estados Unidos retiraron a al-Sharaa de la lista de terroristas del Departamento de Estado; al día siguiente, el líder sirio se encontró con el presidente Donald Trump, en una visita oficial a la Casa Blanca. La reunión entre líderes dio pie a un amistoso juego de basquetbol entre al-Sharaa y altos mandos del ejército rojiazul, denotando la cercanía siria.
El encuentro buscó la incorporación de Damasco en la coalición antiterrorista de EE. UU.; asimismo, las barras y las estrellas buscan establecer una base militar cerca de la capital siria. Resulta controvertido, pensando que, hasta hace un año, al-Sharaa era miembro de la Hayat Tahrir al-Sham, antigua filial siria de Al-Qaeda.
La costosa reconstrucción de Siria y la suspensión de sanciones exigen el pragmatismo de Ahmed; también, el antiguo cacique se ha acercado con las monarquías del Golfo y las potencias regionales, indicando su acercamiento a Occidente, e Israel incluido. Se trataría del primer acercamiento sólido a los Estados Unidos en la historia independiente de Siria. ¿Qué pasará con la materialización de una alianza siria-americana? ¿Israel continuará sus ataques al sur de Siria? ¿La región se inclinará por el bloque americano-israelí? ¿La cuestión palestina se verá afectada? ¿La mancuerna rusa-iraní se fragmentará? Mientras tanto, te invitamos a leer nuestras recomendaciones:
- Al-Sharaa llega a la Casa Blanca para sellar un acuerdo antiterrorista y negociar ayuda para Siria | France 24
- Trump recibe a Ahmed al-Sharaa en la primera visita de un presidente Sirio a la Casa Blanca | CNN Español
- Two views on the Syrian president’s visit to the White House—and what’s next | Atlantic Council
Estado de Bienestar
A lo largo del siglo XX, el Estado de Bienestar se consolidó como el arreglo institucional mediante el cual los gobiernos asumieron la responsabilidad de garantizar derechos sociales básicos —salud, educación, vivienda, empleo y seguridad social— no como bienes de mercado, sino como pilares de ciudadanía.
Aunque sus orígenes se asocian a Europa, el Estado de Bienestar es hoy un concepto en disputa global, actualizado por nuevos desafíos como el neoliberalismo, la automatización, la migración y la financiarización de la vida cotidiana. En este contexto, han surgido actores que buscan repolitizar lo social en países donde el welfare state se vio erosionado. Uno de los ejemplos más notables es el del neoyorquino Zohran Mamdani, recientemente electo como alcalde de Nueva York.
Mamdani, hijo de migrantes y organizador comunitario, se ha convertido en un referente de una nueva generación que concibe al Estado de Bienestar no como un gasto, sino como infraestructura democrática. Su agenda —renta garantizada, control de alquileres y transporte público gratuito— retoma la tradición del welfare y la adapta a los dilemas del siglo XXI, tales como ciudades expulsivas, desigualdad racializada y precarización laboral.
Usarlo como ejemplo ilustra un cambio profundo. Mientras en buena parte del mundo el Estado de Bienestar se defiende a la defensiva, casos como el de Mamdani muestran cómo la expansión de derechos vuelve a ocupar el centro del debate político. Su victoria electoral, demuestra que la ciudadanía puede volver a creer en un Estado capaz de proteger, igualar y dignificar… O al menos eso está por verse.
El Estado de Bienestar, lejos de ser una reliquia del siglo pasado, sigue siendo un campo de disputa sobre qué significa vivir juntos y qué le exigimos a nuestras instituciones. Y la pregunta que deja abierta Mamdani es tan clásica como urgente: ¿puede una democracia sobrevivir sin garantizar bienestar a quienes la sostienen?
Para saber más, te recomendamos leer Mamdani y su experimento nórdico para Nueva York por Axel Olivares

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