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DIPLORAMA 15

«El populismo es una ideología delgada que considera que la sociedad está separada en dos grupos homogéneos y antagónicos, ‘el pueblo puro’ y ‘la élite corrupta’, y que sostiene que la política debe ser una expresión de la voluntad general del pueblo.»

Cas Mudde


En el dinámico escenario de la política global, las relaciones entre naciones enfrentan desafíos y oportunidades que redefinen constantemente el equilibrio internacional. La reciente crisis diplomática entre España y Argentina nos lleva a reflexionar sobre las implicaciones y posibles desenlaces de esta fricción.

Mientras tanto, la escena se complica con la solicitud de Khan de arrestar a líderes de Hamás e Israel, una medida que podría agitar aún más las ya tensas dinámicas en Medio Oriente. Paralelamente, el reconocimiento de Palestina por parte de España, Noruega e Irlanda marca un nuevo capítulo en la búsqueda de una solución de dos estados, un sueño largamente acariciado pero elusivo. Este conjunto de eventos no sólo moldea la política actual, sino que también invita a una reevaluación de las estrategias diplomáticas y de las alianzas internacionales.

Acompáñenos en esta nueva edición de Diplorama para descubrir un concepto en el mundo de las relaciones internacionales. Bonus Track al final del Newsletter. 



IMAGEN DE LA SEMANA

Javier Milei, en la tapa de la revista Time: “El radical que sacude al mundo”.


DIPLOCONCEPTO

En el vasto reino de la política mundial existe un fenómeno fascinante y complejo conocido como el populismo. Este concepto, como un camaleón, adopta diversas formas y colores dependiendo del contexto en el que se encuentra. Para los especialistas en relaciones internacionales, el populismo es como un enigma, un rompecabezas cuya resolución dependía de entender tanto la esencia de la política como los detalles más intrincados del tejido social.

El populismo era, en esencia, un estilo y una estrategia política que prometía ser la voz del «pueblo» contra las élites corruptas y desconectadas. En los discursos populistas, el «pueblo» es un término casi mágico, una masa homogénea y virtuosa que contrastaba con la clase política corrupta y los poderosos intereses económicos que la apoyaban.

Los líderes populistas, con un carisma a menudo magnético, prometen una y otra vez devolver el poder a las masas. Hacen uso de una retórica incendiaria y simplista, dibujando una línea clara y divisoria entre los «de arriba» y los «de abajo». Con frecuencia, denunciaban las instituciones establecidas y los medios de comunicación, tildándolos de corruptos y manipuladores, y prometían limpiar la casa desde sus cimientos.

En el ámbito de las relaciones internacionales, el populismo podría tener repercusiones significativas. Los líderes populistas defienden un nacionalismo fuerte, es decir, priorizan los intereses de su nación por encima de los compromisos internacionales. Esto podría llevar a tensiones y rupturas con alianzas tradicionales, tratados comerciales y organizaciones multilaterales. En un mundo donde la interdependencia era la norma, los movimientos populistas desafiaban los cimientos de la cooperación global.

El populismo, sin embargo, no es un fenómeno monolítico. Hay populismos de derecha e izquierda, cada uno con sus propias características y objetivos. Los populistas de derecha, son aquellos en Europa y América del Norte, solían centrarse en la identidad nacional y en restringir la inmigración. Sus discursos evocaban un pasado glorioso que debía ser restaurado. Por otro lado, los populistas de izquierda, como algunos en América Latina, suelen enfocar su atención en los que consideran la justicia social, prometiendo redistribuir la riqueza y empoderar a las clases trabajadoras en detrimento de empresarios e individuos.

¿Quéres saber más sobre el populismo y las RRII? Te dejamos un podcast para desbloquear este concepto:

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