Entre el norte y el sur ¿Lula o Bolsonaro?
Por Emilio Cruz López
La mayoría de las encuestas pronosticaron una victoria sencilla en la primera vuelta, sin embargo, una inesperada sorpresa obliga a una segunda ¿Qué se puede esperar el próximo 30 de octubre en uno de los países más polarizados del continente?

Y al final solamente hay dos. Una parte del electorado brasileño se decidió por una visión progresista y otra conservadora para liderar al país más grande de América Latina durante los próximos años. Lula da Silva, el candidato izquierdista se llevó el 48% de los votos, su contraparte, el actual presidente Jair Bolsonaro consiguió el 43%.
Respetadas encuestadoras, Ipec y DataFolha, habían mostrado que Lula estaba tentadoramente cerca de evitar una segunda vuelta con el 50% o más de los votos en la primera vuelta, excluyendo las papeletas en blanco y nulas. Se llevaría la victoria sin necesidad de una segunda vuelta. Entonces con este análisis, en definitiva, el ganador de esta primera vuelta es Bolsonaro, tuvo porcentajes más altos de lo que la mayoría de las encuestas anticipaban. De la misma forma, Marcos Pontes y Damares Alves fueron elegidos senadores por São Paulo y Distrito Federal, personas claves para el actual presidente.
Estos resultados pueden convertirse en un potencial para desatar energía para en los partidarios de Bolsonaro y su partido, aumentando sus posibilidades de ganar el próximo 30 de octubre. Y de hecho, si Lula resulta vencedor esto no significa que el Congreso estará a su control; resultados desfavorables en esta rama pueden resultar en un problema de gobernabilidad importante para aprobar leyes ambiciosas e importantes que ha propuesto la visión progresista de Brasil.
«Parece que el destino quiere que trabaje un poco más», mencionó Lula a varios simpatizantes en un mitin en el centro de São Paulo tras las elecciones. Agregó que la victoria es «solo cuestión de tiempo… Ganaremos porque Brasil nos necesita». Mientras que a Bolsonaro le fue mejor de lo esperado, su segundo puesto estuvo muy lejos de su fácil victoria en las elecciones presidenciales de 2018. En ese entonces, fue llevado al poder por una coalición que incluía a evangélicos, propietarios de armas y conservadores de todo el abanico, que se sintieron atraídos por su compromiso de defender los valores familiares tradicionales y que estaban disgustados por los escándalos de corrupción que rodeaban a da Silva y su Partido de los Trabajadores.

Lo que es evidente es que la sociedad brasileña ya está encaminada desde hace un tiempo en la polarización, siguiendo la regla de varios países de la región como México, Chile y Argentina. Con un ciclo de elecciones tan polémico y con resultados tan deslumbrantes el país se volverá a polarizar aún más en las siguientes semanas. Incluso, en las propuestas se puede leer esto. Por un lado, Bolsonaro propone una economía puramente de mercado más favorable a las grandes empresas y la disminución del tamaño del Estado. Lula trae consigo una visión de nostalgia de los tiempos económicos de su pasada administración; sus ejes son disminuir la pobreza, sin dejar la responsabilidad macroeconómica.
Sin embargo, donde realmente se verá la polarización será en el manejo de la política exterior. Lula probablemente volvería a priorizar la cooperación con naciones del Sur Global y trabajaría por destacar el multilateralismo característico de la época de la izquierda en Brasil. Por otro lado, Bolsonaro muy probablemente continuará con su visión económica de las relaciones exteriores, un liderazgo que ya ha sido cuestionado por algunos de los líderes izquierdistas más recientes de la región, en el que tendría que ceder en ciertos puntos para poder alinearse con la nueva ola de izquierda en América Latina. Lo que está claro, es que el próximo presidente debe alinear su política exterior para satisfacer demandas internas y desafíos internacionales.
¿Realmente estamos ante un desafío de democracias vs. autocracias como mencionó Biden en su discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas? Es un análisis que ha sido tachado de una imposición occidental de Estados Unidos por algunos líderes, sin embargo, lo que es claro, es el hecho de que a medida que las democracias de todo el mundo experimentan una disminución de las libertades democráticas y el cuestionamiento de los principios democráticos incluso más allá de las elecciones, esta es una oportunidad para que Brasil fortalezca sus instituciones democráticas para garantizar una democracia aún más sólida.
Emilio Cruz López (México): Estudiante de Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana.
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