José Martí ¿Nuestra América?
Por Agustina Miranda Giordano
José Martí escritor, político, filósofo y periodista cubano. Nació en La Habana, en 1853, y murió alcanzado por las balas en 1895, cuando solo contaba con 42 años de edad. En su corta vida, vivió con intensidad y pasión por su patria y la libertad americana.

Martí, el más cubano de los cubanos, fue uno de los principales precursores del movimiento literario denominado «Modernismo Literario Hispanoamericano». Desde su juventud militó con la acción y la pluma en favor de la independencia de Cuba y la unidad latinoamericana. Fue fundador del Partido Revolucionario Cubano que tenía como propósito la independencia de Cuba. Esto lo condujo a la conocida Guerra de Cuba que se produjo contra el imperio español a partir de 1895 y que finalizó en agosto de 1898, con la entrada de Estados Unidos en el conflicto.
Cabe mencionar que la guerra de independencia cubana fue la última que se desarrolló en el territorio latinoamericano. La expulsión de España de las colonias en el siglo XIX implicaría el fin del colonialismo clásico español. Sin embargo, con la incidencia de Estados Unidos, comienza una nueva forma de control económico y político en América conocido como neocolonialismo. Es decir, el fin del colonialismo clásico y el comienzo del neocolonialismo, el cual involucra una redistribución del capital mundial.
En este sentido afirma Martí, “el problema de la independencia no era el cambio de formas, sino el cambio de espíritu […]La colonia continuó viviendo en la República”. El cambio de espíritu al que alude el cubano implica una salida de la alienación en la que se vive, se sale de la forma colonial no sólo mediante un cambio en la forma de gobierno, sino también y fundamentalmente a través de la mentalidad, por eso es que Martí apela al espíritu.

En esta coyuntura ubicamos a José Martí y su obra más conocida Nuestra América. Francisco Bilbao, escritor, filósofo y político chileno, fue el primero en emplear la expresión “Nuestra América” en 1856, la cual quedó de manera definitiva inscripta como marca de identidad desde que José Martí la utilizó para titular su breve -pero decisivo- ensayo publicado primero en La Revista Ilustrada de New York, y luego en El Partido Liberal de México, en enero de 1891. Este texto se publicó en el escenario de la Primera Conferencia Internacional Americana de Washington (octubre de 1889 a abril de 1990), cuando Estados Unidos se preparaba para promover el panamericanismo con el trasfondo de la Doctrina Monroe.
Se trata de un ensayo que desarrolla temas sin agotarlos, abierto a distintas posibilidades de lectura. Posee un carácter polisémico y dialógico entre el pasado, el presente y el futuro, lo que permite leerlo desde distintos ángulos. Ha sido considerado como un “tratado del buen gobierno, en cuanto señala las características que ha de reunir el gobernante de los países nuevos de América”; como un “ejercicio fundador del concepto moderno de América Latina porque supera la visión de comunidad lingüística o puramente cultural”. Así como también, indicaría “una base capaz de equilibrar los factores conflictivos de los procesos de modernización y frenar el expansionismo estadounidense, en la medida que instala discursivamente un nuevo sujeto, un nosotros latinoamericano”. También se lo ha calificado de manifiesto “por su potencial movilizador de voluntades políticas”.
En síntesis, se trata de un texto fundante y fundamental del pensamiento filosófico latinoamericano ¿Ahora bien, en qué radica su importancia? Martí realiza un cuidadoso ejercicio de la sospecha sobre el statu quo de su realidad. Allí se dibuja la situación social, política, cultural de un espacio y un tiempo concreto. Además de presentar el posicionamiento filosófico de un hombre que trabajó por la independencia.

José Martí es una de las primeras voces antiimperialista que advierte que el “panamericanismo” que propone el gobierno estadounidense, el cual no es otra cosa que un instrumento para legitimar su dominio imperial económico, su presencia e intervención de su ejército de acuerdo con sus intereses en la región. ¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas! Exclama Martí.
Según Ana María Ramb, cuando Martí habla de Nuestra América pone de manifiesto la existencia de un “otro” que no pertenece a nuestra América. Se trataría de una recuperación semántica del nombre América, rescatándolo de la apropiación realizada por los EEUU, y plasmada en el postulado enunciado por el presidente James Monroe en 1823: “América para los americanos”, que, en principio, supone el rechazo de toda intervención europea en las cuestiones de nuestro continente, pero que de hecho buscaba reservarse para sí ese “derecho” y justificaba la intervención estadounidense en los países del hemisferio.
En su breve relato Galeano cita a Martí y Nuestra América: “Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España”. El pensador cubano en su texto hace uso de figuras literarias para dar cuenta de su posicionamiento y pensamiento.
Comienza el texto diciendo que “cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea […] sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima”. Para este aldeano todo está bien siempre que él esté bien, sin darse cuenta de la alienación de la que es parte. Continúa: “lo que quede de aldea en América ha de despertar […] trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”. Esto indica la necesidad de una autoafirmación y reconocimiento real, puesto que mientras se disputan guerras civiles o disputas menores entre países vecinos, hay enfrente un enemigo mayor: “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos […] han de encajar, de modo que sean una, las dos manos.”
De entre los personajes que entretejen la trama del texto, encontramos también a los sietemesinos a quien les falta valor y como les falta valor a ellos, se lo niegan a los demás. Es decir, no tienen el valor de reconocerse en lo que son ¡Estos hijos de carpinteros que se avergüenzan de que su padre sea carpintero!¡Estos nacidos en América, que se avergüenzan, porque llevan delantal indio! Los sietemesinos son inmaduros, les falta valor para reconocerse, reniegan de lo que son, lo que le es propio, están enajenados, no se reconocen en sí mismo sino en un otro externo.

“El libro importado ha sido vencido en América por el hombre natural. Los hombres naturales han vencido a los letrados artificiales. El mestizo autóctono ha vencido al criollo exótico”.
José Martí | Escritor, político, filósofo y periodista cubano
El libro importado son los intelectuales provenientes del exterior, que desconocen la realidad local de cada territorio, descalificando la capacidad de generar libros propios. El hombre natural sería una analogía del “buen salvaje” de Rousseau, hombre que no es bueno por naturaleza, sino que él se apropia de su realidad, siendo natural del lugar donde nació. Mientras que los letrados artificiales niegan su propia naturaleza
En este sentido, Martí sostiene que se imita demasiado, la salvación está en crear. Para ello es necesario leer para aplicar, no para copiar. Las formas de gobierno de un país han de acomodarse a sus elementos naturales; la libertad para ser viable tiene que ser sincera y plena.
En términos generales, el imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo, la independencia como proceso y sus diferencias con la emancipación integral y real son temas abordados en este breve ensayo. Como así también está íntimamente vinculado con el itinerario independentista de Cuba. La sospecha ejercida por Martí tiene que ver con la forma colonial, la cual discursivamente pareciera haber terminado, pero en los hechos todavía sigue vigente. En palabras del pensador cubano, “Los pueblos han de vivir criticándose porque la crítica es salud”.
Agustina Miranda Giordano (Argentina): estudiante de Profesorado de grado universitario y Licenciatura en Filosofía, Universidad Nacional de Cuyo.
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