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Burkina Faso, golpes y contragolpes

Por Concepción Mejías Carrascosa

En este país de Africa, el order es el desorden y las cabezas ruedan en su política tan rápido que necesitamos ver que ha pasado, para saber que puede pasar.

Con un mensaje dirigido a la Nación a través del canal televisivo de RTB, los golpistas anunciaron que Damiba se había desviado de los principios que conformaban la junta militar del “Movimiento Patriótico de Salvaguarda y Restauración (MPSR)”. El grupo militar liderado por Ibrahim Traoré pide una mayor preparación y formación, al igual que la dedicación de más recursos para las fuerzas militares para combatir contra las células yihadistas que atacan la región africana. Una de sus principales reivindicaciones en la falta de un avance en la seguridad del país.

Para conseguir estos objetivos, Traoré propone la reforma interna de la estructura y capacidad militar del ejército de Burkina Faso. De momento, el líder del golpe ha asegurado ante los medios internacionales que su intención es mantenerse en el poder máximo hasta finales de año, límite que ha expuesto para que se designe un nuevo Presidente de la Transición, que podrá ser un civil o un militar.

Tras la sublevación militar del pasado viernes, una de las primeras acciones tomadas por el nuevo grupo mandatario ha sido la derogación de la Constitución y la Carta de Transición, así como la disolución del Gobierno y de la Asamblea Legislativa de Transición. A raíz de esta primera jornada marcada por la confusión y disparos en algunas zonas estratégicas de la capital, Uagadugu, también se ha establecido un toque de queda desde las 21.00 hasta las 05.00, el cierre de las fronteras nacionales y la suspensión de toda actividad tanto política como civil.

En las horas siguientes al levantamiento militar se produjo una comparecencia televisiva en la que los golpistas explicaban que ningún miembro del Gobierno había sido detenido y que se encontraban en conversaciones con la, hasta entonces, Presidencia burkinesa para restablecer la paz. Según el portavoz del pasado poder Ejecutivo, esta situación se trata de una crisis interna en el ejército, por lo que será un tema tratado en el seno del mismo para encontrar una solución beneficiosa para todos y sin escollos. El propio viernes el recientemente derrocado Presidente burkinés presentó, desde una posición desconocida, su condicionada dimisión.


De acuerdo con fuentes internacionales, el expresidente Damiba puso una serie de condiciones a cambio de su renuncia. Entre ellas se encontraría la garantía de su seguridad personal y familiar, un acuerdo para continuar con los esfuerzos de reconciliación nacional y un respeto continuo a la garantía de volver en un momento cercano al Gobierno Civil.

Los enfrentamientos se mantuvieron a lo largo del todo el fin de semana, siendo uno de los más sonoros el ataque a la Embajada de Francia. Los atacantes, oficiales leales al líder golpista Traoré, justificaron la ofensiva en que el destacamento francés Barkhane había dado refugio al derrocado Damiba.

Este rumor, que ya ha sido desmentido desde la Presidencia francesa, llevó a decenas de ciudadanos a atacar la legación diplomática y prenderle fuego a una barrera externa. Para dispersar a la multitud, las fuerzas de seguridad de Burkina Faso dispararon gases lacrimógenos desde el interior de la sede diplomática.

Las organizaciones internacionales como la Unión Africana o la Unión Europea ya han condenado abiertamente el Golpe de Estado. Sumándose al comunicado publicado el pasado viernes por parte de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) en el que detenía cualquier tipo de actividad en Burkina Faso, Mali y Guinea, por los recientes levantamientos; el Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana ha suspendido, por el momento, a Burkina Faso de todas sus actividades en la organización hasta que quede instaurada de nuevo la paz. A demás, la Unión Africana ha exigido el retorno a un orden constitucional para julio de 2023 como máximo plazo.

A su vez, la Unión Europea ha marcado de “lamentable” la situación en la que se encuentra Burkina Faso desde el Golpe de Estado y desaprueba todas aquellas medidas que estén relacionadas con la propagación de la violencia y el caos.

En sus mensajes, la Unión Europea ha prometido su completo apoyo a la población de Burkina Faso y la Comisaria de Cooperación Internacional, Jutta Urpilainen, ha mencionado en su discurso ante el Parlamento Europeo el rechazo de la organización ante cualquier instigación a la violencia propulsada por los mercenarios enviados por el Grupo ruso Wagner a distintos países africanos. Este comunicado también ha sido apoyado por la Presidencia estadounidense, quien ha recalcado la fragilidad y peligrosidad que caracterizan a aquellos países en los que las fuerzas mercenarias rusas se han introducido.

Portada del 3 de octubre del diario francés Libération. «Burkina Faso: Golpe de Estado bajo influencia rusa»

Estos testimonios llevan a preguntarse ¿Por qué las menciones a este grupo ruso? Y la respuesta es sencilla, entre las personas manifestantes a favor del Golpe de Estado se han encontrado mensajes y pancartas que piden una mayor participación de Rusia en el territorio.

Algunos manifestantes pedían una mayor presencia de Rusia en el país en detrimento de Francia y publicaban un comunicado indicando la intención de las nuevas autoridades de seguir adelante en sus negociaciones con nuevos socios. El jefe del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, ha celebrado en sus comunicados la ascensión al poder de Traoré.

Se puede apreciar a simple vista cómo las esferas del poder rusas aprovechan situaciones de descontento generalizado para poder inmiscuirse en las cuestiones políticas de los países que, por uno u otro motivo, generan interés en el Kremlin. En este caso, Rusia está aprovechando el duro y creciente sentimiento anti francés en el Sahel para poder introducirse en la política africana.

Estas prácticas, propias de la guerra fría, están generando tensiones sobre todo en el continente africano. Así, la lucha por el dominio entre Francia, los Estados Unidos, China y ahora Rusia, queda más que evidente y abre un nuevo interrogante ¿Hasta dónde aguantaran las democracias más frágiles de la región frente a la lucha geopolítica?


Concepción Mejías Carrascosa (España): Graduada en Derechos Humanos y Gobernanza, Universidad Autónoma de Madrid.

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