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Karl Popper, (auto) crítica sin término

Por Agustina Miranda Giordano

El horror continúa […] una y otra vez, niños, mujeres y hombres se convierten en víctimas de fanáticos enloquecidos ¿Podemos hacer algo? Se preguntaba el filósofo en una conferencia pronunciada en 1984.

Ilustración | John Whitlock

Popper no es un pensador aislado, sino que forma parte de un prolífico grupo de intelectuales del siglo XX llamado el Círculo de Viena. Su vida y su obra están marcadas por los sucesos políticos y sociales acontecidos en el siglo pasado: guerras mundiales, totalitarismos, nacionalismos, surgimiento del nazismo y el comunismo, la ortodoxia política, ideologías que compitieron en la justificación por la persecución, la crueldad y el terror. Hechos que atravesaron su vida y que quedaron plasmados en su trabajo intelectual. En su obra filosófica es posible rastrear temas orientados a evitar, precisamente, la violencia, la esclavitud y la miseria.

¿Quién fue y qué hizo? 

Sus obras, particularmente, La miseria del historicismo (1956) y La sociedad abierta y sus enemigos (1945) fueron -como él mismo afirma- su contribución a la guerra. Para Popper, la libertad habría de convertirse de nuevo en un problema central, de ahí que estos libros signifiquen una defensa de la libertad contra las ideas totalitarias y autoritarias, como así también una advertencia contra los peligros de las supersticiones historicistas, afirmando en su autobiografía que, “Pensé entonces que ya no podía retener por más tiempo el conocimiento de los problemas políticos que había venido adquiriendo desde 1919”. 

En la Sociedad abierta y sus enemigos, el filósofo austriaco generaliza el método crítico, el cual, consiste en proponer hipótesis audaces y exponerlas a las más severas críticas, en orden a detectar dónde estamos equivocados, llamándolo “actitud crítica” o “actitud racional”. Esto conduce a someter las teorías a la crítica, es decir, dejar de considerarlas como verdaderas y definitivas.  El hecho de extender la actitud crítica lo más lejos posible, es lo que llama en su obra como «racionalismo crítico». 

Buena parte de la obra de Popper gira en torno al desarrollo del concepto de “racionalidad”, de hecho, construye su teoría del conocimiento en relación con la “actitud racional”.  A su vez, la noción de racionalidad va muy ligada a la idea de «crítica», en oposición a la actitud de buscar crédulas justificaciones para las teorías. En este sentido, la actitud crítica favorece el desarrollo del conocimiento.

Karl Popper | Filósofo austriaco

¿Qué está a la base de este pensamiento? 

La racionalidad consiste en no ser nunca incuestionable, en no dar nada por garantizado, en buscar siempre argumentos críticos que lleven a descubrir los errores en las teorías -y en los hechos-, y de este modo, superarlos. En palabras de Popper, uno de los mejores sentidos de “razón” y “razonabilidad” es la apertura crítica, esto es, la disposición a ser criticado y deseo de criticarse a sí mismo. Precisamente, es esta actitud crítica de razonabilidad la que debería ser extendida lo más lejos posible, en esto consiste pues su racionalismo crítico. Cuando Popper enuncia el racionalismo crítico, no lo afirma como una tesis, sino que lo recomienda como una actitud práctica.

Sin embargo, la actitud crítica o racional tiene límites. Para nuestro autor, el proceso de aprendizaje consiste en la formación de teorías o conjeturas. Partiendo de que todo aprendizaje es una modificación -o refutación- de algún conocimiento anterior y que todo conocimiento es conjetural y no definitivo. Esta formación tiene siempre una fase dogmática y a menudo una fase crítica. La fase crítica consiste en renunciar a la teoría dogmática y en someter a prueba otros dogmas. A este método de formación de teorías como un método de aprendizaje es lo que se ha dado a conocer como el binomio de “ensayo y error”, de modo que pueda darse el proceso de la eliminación del error.  

Las teorías científicas son hechas por el hombre, y que intentamos imponerlas al mundo. Nuestro intelecto no deriva sus leyes de la naturaleza, sino impone sus leyes a la naturaleza” y continúa diciendo que “aunque al principio tengamos que adherirnos a nuestras teorías -son teorías no podemos siquiera comenzar, porque no tenemos ninguna otra cosa que nos guíe-, podemos, en el curso del tiempo adoptar una actitud más crítica hacia ellas. Podemos intentar reemplazarlas por algo mejor si con su ayuda hemos aprendido dónde se encuentra el fallo”.

Búsqueda sin término: una autobiografía intelectual | Karl Popper

¿Por qué nos resulta relevante hablar del pensamiento de Popper en el ámbito político? 

Movido por fuertes convicciones morales a favor de la libertad y en contra de la violencia y de la pobreza y por una sólida formación intelectual pudo analizar las conexiones profundas que se dan entre racionalidades del ámbito científico y político. De hecho, ni siquiera deberíamos hablar de dos tipos de racionalidad, sino de una sola forma de racionalidad humana que se manifiesta tanto en la acción política como en la científica. La teoría del conocimiento y sus problemas centrales ¿Qué podemos conocer? ¿Qué certeza tiene nuestro conocimiento? Son decisivos para nuestra actitud respecto a nosotros mismos y respecto a la política. 


Ilustración | Ellie Foreman-Peck

En la conferencia de Tolerancia y responsabilidad intelectual, Popper indica “los principios que constituyen la base de toda discusión racional”, es decir, toda discusión dirigida hacia la búsqueda de la verdad. Ellos constituyen los principios éticos esenciales que para Popper son tres. El Principio de falibilidad, quizás yo estoy equivocado y quizá tú tienes razón o también estás equivocado. Pero es fácil que ambos estemos equivocados y que podamos construir algo en conjunto. El Principio de discusión racional, deseamos intentar sopesar, de forma tan impersonal como sea posible, las razones a favor y en contra de una teoría; una teoría que es no definitiva y es criticable, y el Principio de aproximación a la verdad: en una discusión que evite los ataques personales, casi siempre podemos acercarnos a la verdad o alcanzar una mejor comprensión; incluso en los casos en que no alcancemos un acuerdo.

Cabe aclarar que estos tres principios son principios tanto epistemológicos como éticos. Así los principios éticos también están en la base de la ciencia. La búsqueda de la verdad y la idea de aproximación a la verdad son principios éticos, como lo son las ideas de integridad intelectual y falibilidad, que nos conducen a una actitud de autocrítica y de tolerancia.

En cuanto a su conocida paradoja de la tolerancia, no profundizaremos en ella -esta controversia no es de sencilla resolución, se trata de una discusión aún abierta- pero sí indicaremos algo importante pronunciado en este sentido. Popper afirma que los asesinatos en masa en nombre de una idea, de una doctrina, una teoría o una religión fueron obra nuestra, una invención humana. 

Cuando él hace referencia a esto establece que la tolerancia tiene un límite que es la intolerancia. Lo que no se debe tolerar es la intolerancia ¿Hasta dónde podrían llegar las consecuencias de ser tolerantes con los intolerantes? Explícitamente en conferencia Tolerancia y responsabilidad intelectual enumera acontecimientos históricos y confirma que no hay ninguna idea por la que valga la pena arriesgar la vida de otra persona.

En este sentido, la vida en comunidad y la idea de sociedad abierta es la de una sociedad que pone “en libertad las facultades críticas del hombre”, un pensar por sí mismo y en conjunto.  De modo que una sociedad abierta es una donde cada persona puede llevar a cabo sus acciones necesarias para su vida sin la interferencia o imposición externa -ciertamente, esto en el marco de una vida en sociedad configurada por reglas que permiten la convivencia-.  Una sociedad abierta sería incompatible con cualquier forma de autoritarismo o totalitarismo. En esta actitud crítica se encuentra implícita la toma de conciencia de que vivimos en una sociedad imperfecta, cometemos errores, existen pugnas de valores irresolubles, problemas morales en conflicto

¿Cuál ha sido el legado?

En síntesis, podemos destacar que una de las principales contribuciones de Popper es el de poner el acento en la necesidad de adquirir conocimiento y, a la vez, el reconocimiento de las limitaciones del mismo. Esto es importante para el conocimiento, tanto en el ámbito científico como en el político, en el sentido de eliminar la pretensión de omnipotencia de las ideas. 

Esta influencia popperiana la podemos abordar de dos modos: por un lado, la repercusión de su obra de la sociedad abierta como una contribución práctica y concreta al liberalismo. Pero, por otro lado, su contribución puede ser abordada de manera extensiva y tiene que ver con el racionalismo crítico, esta idea de una actitud, un modo de pensar y de vivir; buscar los propios errores y aprender de ellos y el tema de la discusión crítica como alternativa a la violencia.

Si bien Popper afirma que el conocimiento es conjetura, hay algo que no es conjetural y esto es la actitud crítica y el imperativo moral de “no matarás en nombre de una idea” son incompatible con ideas totalitarias y autoritarias que, si bien contribuyen al pensamiento liberal, lo superan. Esta propuesta va más allá de un sistema político concreto. Se puede ver aquí la enorme relevancia y trascendencia de su aporte a la historia de las ideas y la vigencia para el desarrollo de la sociedad. El hecho de que estas ideas trascienden a cualquier sistema político es importante, hace que su propuesta sea extensiva más allá del liberalismo.   


Agustina Miranda Giordano (Argentina): estudiante de Profesorado de grado universitario y Licenciatura en Filosofía, Universidad Nacional de Cuyo.

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