DIPLORAMA 75
¡Rifles y misiles para la fuerza campesina para defender el territorio, la soberanía y la paz de Venezuela!
Nicolás Maduro
Edición N° 75
Entre barcos que “luchan contra la droga” pero anclan donde más conviene, cumbres que prometen paz mientras acumulan pólvora y sanciones que golpean más fuerte que la justicia que dicen defender, Washington despliega su show global: diplomacia a la carta, soberanía selectiva y una fe inquebrantable… en su propio poder.
¿Intervención a la vista?

Ivana Patanè

En medio de una sostenida crisis diplomática con Caracas y en nombre de la lucha contra el narcotráfico, el 19 de agosto la administración Trump se volvió nuevamente protagonista de provocaciones políticas y militares contra el régimen de Nicolás Maduro, mandatario acusado de liderar el Cartel de los Soles. Al mismo tiempo, en una jugada estratégica, Washington ordenó el despliegue de tres buques de guerra en aguas cercanas a las costas venezolanas, con alrededor de 4.000 soldados estadounidenses, para supuestamente frenar el flujo de droga.
Recientemente, y tras frágiles episodios de distensión entre ambos gobiernos, la Casa Blanca recrudeció nuevamente su postura hacia el mismo Maduro lo que llevó, el pasado 7 de agosto, a aumentar la recompensa de hasta 50 millones de dólares por informaciones que puedan conducir a su captura. Además, en una rueda de prensa, esta semana la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dejó claro que el objetivo de Washington es “usar todo su poder” para limitar la llegada de estupefacientes desde Venezuela – sobre todo de fentanilo – y contrastar los carteles de droga latinoamericanos.
En contrapartida, el canciller venezolano, Yvan Gil, rechazó las acusaciones de Washington tachándolas de mera propaganda política, mientras que su gobierno anunciaba un plan especial para el despliegue, en todo el país, de “4,5 millones” de reservistas de la milicia paramilitar bolivariana para hacer frente a las “extravagantes” decisiones militares de Trump. De momento, aunque las prioridades trumpianas miran al otro lado del mundo, es necesario monitorear los siguientes pasos de Washington para comprender qué consecuencias van a tener sus acciones en la geopolítica del área.
En definitiva, mientras Caracas aprovecha las presiones de Washington para intensificar nuevamente la narrativa de su soberanía nacional, en medio de crecientes preocupaciones regionales, este último juega sus cartas diplomáticas desde un punto de vista simbólico, dejando clara la imagen de un país dispuesto a proyectar su fuerza en el “patio trasero de su casa” si fuera necesario y siguiendo viejas lógicas de Guerra Fría en el telón de fondo.
Para más detalles sobre la crisis diplomática entre Estados Unidos y Venezuela, te invitamos a que leas lo siguiente:
- El lenguaje de la fuerza | Diplomacia Activa
- Will U.S.-Venezuela Relations Thaw? | Council on Foreign Relations
- Why Trump’s War on the Drug Cartels Is Bound to Backfire | POLITICO
- Venezuela Readies Militia as Trump Involves Military in Fight Against Drugs | THE TIME
Nuevo Episodio: ¿Qué harías? – Hiroshima y Nagasaki
Maratón de cumbres

Marko Sal

Tras la cumbre de Alaska que reunió a Donald Trump y Vladimir Putin, Washington se convirtió en el escenario para un nuevo episodio diplomático en el marco del conflicto ruso-ucraniano. Líderes europeos y Volodímir Zelenskyy acudieron a la Casa Blanca con el objetivo de asegurar la supervivencia política del mandatario ucraniano y contener las exigencias territoriales planteadas por Moscú. Contra todo pronóstico, la cita no derivó en reproches televisados ni en amenazas de recorte al apoyo militar estadounidense, sino en una reunión sorprendentemente diplomática para los usos del Mad Man. Aun así, las garantías de seguridad para Ucrania permanecen en el aire.
La delegación europea —integrada por Emmanuel Macron, Friedrich Merz, Giorgia Meloni, Ursula von der Leyen, Alexander Stubb y Mark Rutte— buscó coordinar un frente común, explorar garantías occidentales y sondear la posibilidad de una cumbre trilateral entre Rusia, Ucrania y Estados Unidos. Trump aceptó discutir un esquema de seguridad, aunque sin comprometer plazos ni detalles. Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, declaró que Washington trabaja para un eventual cara a cara entre Putin y Zelenskyy, mientras Macron sugirió Ginebra como sede neutral.
Tras la reunión, los líderes europeos subrayaron públicamente la urgencia de alcanzar un alto el fuego antes de avanzar en cualquier otra medida. Trump, en cambio, se mostró escéptico: “No creo que necesiten un alto el fuego”, afirmó con su característico pragmatismo. El encuentro coincidió con los recientes avances de las fuerzas rusas en el frente, lo que refuerza la necesidad de definiciones más precisas. La cumbre virtual posterior de la UE, convocada por António Costa, permitió hacer balance y trazar los siguientes pasos: afinar el trabajo técnico con la llamada “Coalición de Voluntarios” y sostener un diálogo renovado con Washington para concretar los elementos de la propuesta europea sobre la seguridad de Ucrania.
La diplomacia, por ahora, se mueve entre gestos de unidad y la sombra persistente de una guerra que no concede pausas. Para saber más, te compartimos las siguientes recomendaciones:
- Ukraine Will Not Be a Pawn | Foreign Affairs
- The President’s Path to Peace in Ukraine | Council of Foreign Affairs
- Europe needs to keep up the momentum for Ukraine after its White House show of force | Atlantic Council
¿Puede sobrevivir la justicia internacional?

Maria Candela Molina

Con conflictos sin resolver en Ucrania, Gaza y Venezuela, Donald Trump abre un nuevo frente: la Corte Penal Internacional (CPI). El 20 de agosto anunció sanciones contra dos jueces y dos fiscales vinculados a las situaciones de Gaza y Afganistán. La Corte denunció la decisión como un ataque flagrante a su independencia e imparcialidad. Pero, ¿qué significado tiene este tipo de medida?
Por un lado, constituye una presión en favor de un aliado cercano. El juez francés, Nicolas Guillou, fue quien emitió las órdenes de arresto contra el primer ministro isrealí, Benjamin Netanyahu y su entonces ministro de Defensa, Yoav Gallant, el 21 de noviembre de 2024. Ya en febrero, Trump había sancionado a otros funcionarios de la CPI por la misma razón.
Por otro lado, es una muestra de poder de Washington. La jueza canadiense Kimberly Prost y los fiscales adjuntos Nazhat Shameem Khan, de Fiyi, y Mame Mandiaye Niang, de Senegal, también fueron sancionados. Prost había hecho parte de un caso que autorizó la investigación sobre presuntos crímenes cometidos en Afganistán, incluidas las fuerzas estadounidenses. Las medidas, congelación de activos y prohibición de entrada a EE.UU., envían un mensaje claro: quienes investiguen a estadounidenses o aliados enfrentarán consecuencias.
El secretario de Estado Marco Rubio acusó a la Corte de ser un instrumento de lawfare contra Estados Unidos e Israel. El argumento: ninguno de los dos Estados forma parte del Estatuto de Roma, por lo que no reconocen la jurisdicción de la CPI.
No obstante, como organismo especializado en el marco de las Naciones Unidas pero mediante un Estatuto independiente, tiene el deber de mantener la paz y seguridad internacionales. Justamente, fue creada para juzgar los crímenes más graves que afectan a la comunidad global. Reafirmó en su último comunicado que “nadie está por encima de la ley” e instó a los Estados parte a defender colectivamente el Estado de derecho.
El sistema internacional parece inclinarse hacia la ley del más fuerte, dejando en entredicho la justicia internacional. En un mundo donde la fuerza se impone al derecho, la pregunta es inevitable: ¿revitalizaremos las instituciones globales o estamos presenciando sus últimos estertores?
Para más detalles, te invitamos a que leas lo siguiente:
- The ICC strongly rejects new US sanctions against Judges and Deputy Prosecutors | International Criminal Court
- Presidency of the Assembly of States Parties expresses deep concern and objects to additional U.S. sanctions targeting ICC elected officials | International Criminal Court
- La Corte Penal Internacional condena las sanciones impuestas por Estados Unidos | Noticias ONU
- EE.UU. sanciona a otros cuatro miembros de la CPI | DW
Guerra contra las drogas
Nuestro diploconcepto de la semana está dedicado a la llamada “guerra contra las drogas”, una política que Estados Unidos declaró hace más de cincuenta años y que, desde entonces, ha marcado la agenda de seguridad hemisférica. Concebida como una cruzada moral y militar, esta estrategia no solo configuró políticas internas en Washington, sino que también definió relaciones diplomáticas con América Latina.
El término “guerra” trasladó el problema del consumo de sustancias al terreno bélico, justificando presupuestos millonarios, operaciones internacionales y políticas de mano dura. Países como México, Colombia y Perú se convirtieron en escenarios centrales de este combate, enfrentando ciclos de militarización, violencia y debilitamiento institucional.
Los resultados, sin embargo, son profundamente cuestionables. El consumo en EE. UU. no desapareció, los carteles se adaptaron y la violencia escaló en la región. Mientras tanto, dentro de Estados Unidos avanzaron movimientos de despenalización y legalización, sobre todo en torno al cannabis, revelando una contradicción que erosionó la legitimidad de la estrategia.
En el plano internacional, la “guerra contra las drogas” fue también un instrumento diplomático. Iniciativas como el Plan Colombia o la Iniciativa Mérida consolidaron la influencia estadounidense y reforzaron la dependencia militar de sus socios regionales, mientras relegaban enfoques de salud pública, desarrollo alternativo y derechos humanos.
Hoy, esta narrativa se encuentra en crisis. Cada vez más gobiernos y analistas la consideran una guerra imposible de ganar, y en su lugar emergen propuestas de regulación, prevención y tratamiento. El reciente despliegue de buques estadounidenses hacia Venezuela evoca inevitablemente aquellos tiempos: cuando bajo la bandera de la guerra contra las drogas, Washington expandía su poder naval y militar en el continente.

¿Llegaste hasta acá? ¡Gracias! En Diplomacia Activa respetamos la pluralidad de ideas, comprendiendo que el diálogo es la herramienta para encontrar puntos de conexión y construcción frente a las diferencias. Con este espíritu, aportamos a la libertad, la paz, la justicia y las instituciones sólidas. Apóyanos
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