Un tercero en discordia
Por Luis Souto
En noviembre de 2022, las fuerzas armadas ucranianas liberaron Jerson, la única capital conquistada por Rusia en su invasión a gran escala. Decenas de miles de ciudadanos de esta villa celebraron aliviados el fin de la ocupación, pero ¿y si dijéramos que los ucranianos no fueron los únicos aliviados? ¿y si hay un país que incluso celebró más la recaptura de Jerson que la propia Ucrania?

Caer en el juego post soviético
Pues por más impactante que le parezca al lector, Moldavia, un pequeño país perdido en Europa del este, fue seguramente quien más suspiro de tranquilidad después de que los rusos fueran expulsados del banco occidental del Dniéper. Posiblemente para algunos sea difícil de comprender, por esta razón, en las siguientes líneas desglosamos como Ucrania se ha convertido en una garantía existencial para Moldavia frente a Rusia.
Sin engañarnos por su tamaño Moldavia es un país con una historia turbulenta, marcada por las conquistas imperiales. Aunque moldavos y rumanos son el mismo grupo étnico, los primeros fueron separados de Rumania tras la conquista de Besarabia por la URSS en 1940. Durante su ocupación, Moscú promovió la tradicional “rusificación”, que buscó a través de la creación del idioma “ moldavo”, un especie de rumano en alfabeto cirílico y la migración de rusos al territorio, romper los lazos históricos de los moldavos con Rumania.
Con el desplome de la URSS la rusificación desapareció, pero comenzaron nuevos problemas ligados a esta. En 1990 Guagazia y Transnistria, dos territorios donde los moldavos eran minoría, declaran su independencia. Comenzó así un conflicto civil que duro hasta 1992 culminando con la independencia de Moldavia y la ocupación rusa en Transnistria, independiente de facto pero sin reconocimiento internacional (Ni si quiera ruso).
El especialista italiano, Stanislaw Kosobucki, explica que tras su independencia, Moldavia cayó en el juego del espacio postsoviético. “Con Moldavia ocurrió lo que pasó con Georgia y ahora Ucrania, la diferencia es que Rusia no puede hacer guerra con Moldavia porque no comparten frontera, por ello Moscú ejerce la presión sobre Chisinau a través de Transnistria. El objetivo es que no tenga control total de su territorio, de esta forma evitan que puedan incorporarse a la UE o la OTAN.” Resalta también que como en otros casos Rusia tiene aparcadas sus “fuerzas de paz” en el territorio secesionista.
Un extrabajador del parlamento moldavo entrevistado por Diplomacia Activa aclaró que no se trata de un típico “conflicto congelado”, “no existe una frontera dura entre Transnistria y el resto de Moldavia. Muchos ciudadanos anónimos cruzan cada día”, explicó. Lo cierto es que Transnistria mantiene relaciones con el resto del país, incluso vota en elecciones. Esto ha servido esta región sumado al Control de políticos locales, corrupción, el mercado del gas y el petróleo, el comercio exterior, entre otros han servido para mantener una fuerte influencia rusa en el pequeño país sin litoral.

De los comunistas a la era Sandú
Las relaciones de Moldavia y Rusia han sido durante las últimas tres décadas extremadamente complejas. Tras su independencia crearon rápidamente una fuerza armada para evitar que sus conflictos regionales se volvieran nacionales, eliminando así cualquier amenaza de intervención rusa. Para “blindarse” se instauró la “neutralidad” en el artículo 11 de la Constitución, de este modo, Rusia no vería una amenaza en este pequeño país.
Los gobiernos amigos con Moscú fueron la regla durante las primeras dos décadas. Algo que no evitó, que Moldavia siempre fuera cautelosa ante Rusia. Fuentes parlamentarias explicaron que: “incluso en nuestros buenos años de relación, mirábamos con escepticismo a una Rusia que buscaba claramente controlar la vida política y bloquear Moldavia».
El juego entre Rusia y occidente duró casi tres décadas; sin embargo, todo cambió en el año 2019, cuando la pro-europea Maia Sandu llegó al cargo de primera ministra con la promesa de reformas masivas que acabaran con la corrupción, mejoraran la calidad democrática y abrieran el camino hacia la UE. Después de múltiples crisis, Sandu se convirtió en presidenta y su partido Acción y Solidaridad ocupó el gobierno con mayoría parlamentaria
En solo 4 años, Sandu se ha convertido en una suerte de “Espadachín de la democracia” llevando a cabo amplias reformas, persiguiendo la corrupción institucional y política, al mismo tiempo que mantiene a raya a las fuerzas prorrusas. Aunque en un inicio mantuvo relaciones con Moscú, el Kremlin ve como una amenaza esta renovación institucional que vive el país.

Transnistria ¿Conflicto étnico o problema estratégico ruso?
Transnistria es el último país comunista de Europa, si es que un territorio controlado por un escueto grupo de oligarcas sin reconocimiento internacional puede llamarse país o comunista. Esta región al este del río Dniéster tiene poco más de medio millón de habitantes y no está controlada por Chisinau, después de la intervención rusa en la década de los 90. Normalmente, se relaciona su particular estatus con la diversidad étnica dividida casi a partes iguales por moldavos, ucranianos y rusos. La mayoría eslava permitió durante años construir afinidad con Rusia, algo que se saldaría con la protección de Moscú, aún cuando esta no reconozca su independencia.
A pesar de esto, las fuentes parlamentarias consultadas por Diplomacia Activa exponen otra teoría menos conocida. “Si bien, la narrativa rusa ha vendido durante años la protección de las minorías étnicas y que Transnistria. Lo cierto es que hay dos factores que hacen pensar que se trata de una maniobra enteramente geopolítica”, afirma. La fuente se refiere al depósito de armas de Kolbasna y la central eléctrica de Kuchurgan en Transnistria.
Kolbasna es uno de los mayores depósitos de armas en Europa. Ahí, la Unión Soviética abandonó incalculables toneladas de armamento. No es una sorpresa que Transnistria haya sido por años la tierra prometida para el mercado negro de armas. Actualmente, unas 22.000 toneladas de armamento siguen almacenadas allí contra la voluntad de Chisinau que pide reiteradamente su desmantelamiento. Para imaginar la magnitud de este depósito, según la Academia de Ciencias de Moldavia, una explosión accidental en este lugar tendría la fuerza de la bomba atómica arrojada sobre Hiroshima.
Por otra parte, Kuchurgan es la principal central eléctrica del país y está operada por Moldavskaya GRES (una empresa rusa). Como explica la misma fuente anterior a Diplomacia Activa, aunque Moldavia paga por la electricidad, el gas es suministrado en su totalidad por Rusia a la región separatista y es apuntado a Moldavia como “deuda”, algo que ha rechazado en reiteradas ocasiones Chisinau. Un negocio redondo para los oligarcas de la región.
Tanto el depósito de armas como la central eléctrica fueron construidas en Transnistria por su mayoritaria población eslava. En otras palabras, el Kremlin veía un futuro sin la URSS. El depósito de armas ha servido como excusa internacional para que Rusia mantuviese casi 1200 efectivos armados en el territorio.

Moldavia, Ucrania y la resistencia al “Imperio” moribundo.
Después de un cortísimo resumen llegamos a la actualidad. La invasión a Ucrania ha cambiado muchas cosas en este país. Hoy, las relaciones moldavo-rusas parecen haber llegado a un punto de no retorno.
Una fuente cercana al gobierno moldavo (También ocultada por motivos de seguridad) aseguró a Diplomacia Activa que Rusia mantiene una campaña activa de desestabilización, así como varios intentos de golpe de Estado a través de grupos pro-rusos en el país. La misma fuente asegura que mercenarios del grupo Wagner han sido interceptados en varias oportunidades en el Aeropuerto de Chisinau por la inteligencia moldava que ejerce un intenso control sobre el acceso de rusos al país desde hace un año.
Está claro que con este panorama de seguridad, Moldavia quiere saber poco de Rusia. Tras la invasión a Ucrania, Moldavia solicitó y recibió el estatus de candidato a la UE. La respuesta del Kremlin fue el recorte del gas y un embargo a vino y manzanas. El alza de los precios de la luz, dispararon la inflación y según fuentes gubernamentales esto sirvió de basa para Rusia y grupos afines para organizar protestas contra el gobierno actual.
Nuestra fuente parlamentaria explica que “en su mayoría son personas que reciben pagos por manifestarse en contra del gobierno en el marco de una operación de descredito”.
Esta situación no ha detenido al gobierno pro europeo, que no solo ha aumentado la seguridad e investigación a organizaciones vinculadas a Rusia, sino que además ha disparado su retórica contra el Kremlin. Sandu afirmó el año pasado que la democracia moldava solo podía salvarse uniéndose a la Unión Europea. El gobierno también prohibió el cambio de tropas rusas de Transnistria (Que se hacía desde el aeropuerto de Chisinau), dejando aparcadas a las “fuerzas de paz rusas” durante más de un año en el territorio separatista.

En primavera del 2023, fuentes ucranianas afirmaron que Rusia planeaba asaltar el poder de forma violenta. Una información confirmada por Moldavia poco después. Nuestra fuente parlamentaria explica que “los intentos de Rusia son cada vez más desesperados y poco elaborados, por lo que la inteligencia moldava no tiene mayor problema en desarticularlos”.
Además, explica que la guerra económica contra Moldavia ha generado el efecto contrario. El embargo impuesto por Rusia a las manzanas y vinos moldavos impulsó a los comerciantes a abrir nuevas rutas hacia el resto de Europa. Ni siquiera el gas puede ser usado como un arma total hoy en día: “el establecimiento de fuentes de energía alternativa y el hecho de que un corte total del gas implique también un corte total a la región (Transnistria)”, asegura la fuente.
En mayo de 2023, el gobierno de Sandu parece confiado. Los buenos resultados de Ucrania en la defensa del flanco sur, el silencio del gobierno Transnistrio temeroso de una intervención ucraniana a petición de Chisinau, los pésimos resultados militares de Rusia, el apoyo firme de la Unión Europea y su alta popularidad le otorgan una sólida base de cara a las elecciones locales y presidenciales. Moldavia sin duda será un país del cual hablaremos en los próximos años.
Luis Souto (España-Venezuela): Periodista, Máster avanzado en Estudios Interdisciplinares por el Colegio de Europa de Natolín, Polonia.