¿Yihad es yihadismo?
Por Paula Gómez
El Islam es en sí una religión pacífica que rechaza el uso de la violencia, y el concepto de yihad como interpretamos especialmente desde Occidente está muy lejos de la realidad. Este término no hace referencia a la violencia ni al terrorismo, sin embargo, ha sido utilizado por grupos radicales para justificar sus acciones.

Con el mes del sagrado de ramadán casi en su recta final, y la devoción mostrada por los fieles creyentes, nunca está de más aclarar que un musulmán practicante tiene poco que ver con lo que se considera un yihadista. Denominación que han adquirido desde Occidente los grupos islámicos extremistas y violentos que suponen una amenaza no solo para estos sino para los propios seguidores de esta fe, comunidad que en ocasiones se ve marcada por estos grupos radicales.
La palabra yihad es mencionada en múltiples ocasiones en el Corán, no obstante, es una de las más malinterpretadas, no solo por musulmanes que ejercen la violencia sobre aquellos que consideran infieles e intentan propagar el Islam, sino por aquellos que desde fuera ven esta civilización como una amenaza.
Este término viene del verbo en árabe yahada, el cual significa esforzarse, efectuar una labor especialmente difícil, y dentro de este podemos encontrar dos tipos de yihad: la gran yihad que tiene como objetivo el desarrollo personal y el esfuerzo del musulmán; y la pequeña yihad, refiriendo a la lucha contra el opresor y la injusticia.
Dentro de la gran yihad encontramos una lucha interna contra el deseo y debilidad de cada uno, implicando autocontrol y disciplina a la vez que autorreflexión con el objetivo de agradar a Dios, mediante el control de tentaciones y sentimientos como la envidia, la ira o la avaricia. Estas acciones de moderación de la conducta tienen como fin el crecer espiritualmente y un acercamiento a Dios.

Entre los cinco pilares del Islam para expresar la fe se encuentra la participación en actos de culto como son la Shahadah, a través de la cual se atestigua la creencia en un único Dios y que Muhammad es su último mensajero; Salah, la oración cinco veces al día; Zakat, la limosna en solidaridad con los más necesitados; Sawn, el ayuno durante el mes sagrado del Ramadán; y Hajj, la peregrinación a la Meca al menos una vez en la vida, si está dentro de sus posibilidades.
Es por ello que este mes de festividad en el mundo musulmán es una oportunidad para que los creyentes fortalezcan su fe a través del autosacrificio y control al tener que abstenerse de necesidades físicas como son el comer y beber desde el amanecer hasta la apuesta de sol.
En muchas ocasiones se hace referencia al concepto de yihad mencionado en el Corán como una tendencia bélica religiosa, un reclamo a la comunidad islámica para extender la Sharía sobre el globo y establecer una sociedad musulmana a nivel global. Básicamente lo que se conoce como “Guerra Santa”, a pesar de que en el Corán no se mencione, ni la palabra Yihad tenga este significado.
Esta malinterpretación viene del segundo tipo, de la pequeña yihad, la cual tiene un sentido más defensivo ante las amenazas externas del Islam, y por ello genera controversia y debate. Esta yihad o esfuerzo puede ser malinterpretado con lo que se menciona en el Corán como “qital”, palabra que hace referencia al uso de la fuerza, la cual solo puede ejercerse en legítima defensa de la religión, la nación o la opresión de la comunidad islámica; en ningún momento con fines expansionistas, nunca abogando por la guerra indiscriminada.

Pero pese a que se mencione la batalla en el libro sagrado del Islam, hay unas normas establecidas para poder hacer uso de ella, con el principal precepto de intentar llegar a una solución pacífica en primer lugar y en todo momento, además del uso de la fuerza estrictamente necesario, sin pasar límites. Este enfatiza la importancia de la justicia, la compasión y la misericordia en todas las situaciones, incluso en tiempos de conflicto.
Es importante destacar que el Corán establece condiciones muy específicas para la guerra, como inicio de la misma a través de un líder religioso, la prohibición de atacar a civiles inocentes, específicamente niños, mujeres y ancianos, y la prohibición del derribe de infraestructuras y envenenamiento de pozos y campos de cultivo, es más, hasta se especifica el tratamiento de prisioneros de guerra y heridos enemigos con humanidad.
En resumen, hacer todo lo posible por terminar el conflicto cuanto antes mediante la vía menos violenta, y en el momento en el que el considerado enemigo pida la paz, esta acción debería terminar.
La radicalización del concepto de yihad y la perdida generalizada de su verdadero significado, a la vez que su expansión es mucho más reciente. Se puede encontrar el comienzo de este extremismo en la invasión soviética de Afganistán en 1979, donde una superpotencia invadía un país en su mayoría islámico y el cual oprimía a los afganos y musulmanes.
Fue entonces cuando surgió la insurgencia de varios grupos muyahidines, como se denominan aquellos que ejercieron la yihad para defender el país y su fe en contra del país invasor y el gobierno afgano pro-soviético. Esta invasión y opresión sobre los musulmanes y afganos que fueron torturados, violados y masacrados fue vista por muchos musulmanes de todo el mundo como un ataque al Islam, haciendo que musulmanes procedentes de diferentes países como Arabia Saudí y Egipto se unieran a la lucha contra lo que se había convertido en un enemigo de su fe.
Osama bin Laden, líder y fundador al-Qaeda fue uno de tantos que se unieron a la lucha en Afganistán. De hecho, creó el grupo como apoyo logístico para esa red de combatientes internacionales que se unían a la lucha, y tras la retirada soviética del país, mantuvo el grupo desarrollando su estrategia y redirigiendo su foco hacia Estados Unidos y sus aliados especialmente tras la guerra del Golfo y su apoyo a Israel en detrimento de la causa Palestina.
Así que podemos hallar principalmente en estos hechos la adulteración del sentido del concepto de yihad, el cual ha sido utilizado por los medios principalmente para denominar a esta minoría radical islámica que ha malversado un texto sagrado para justificar y atraer nuevos miembros hacia su causa.

Estos se han convertido desde finales del siglo pasado en una amenaza a la seguridad global, no solo para aquellos que no profesan la fe, ya que estos grupos extremistas consideran enemigos incluso a los propios musulmanes que difieren de esta visión que justifica la violencia para sembrar el terror.
Bajo la pequeña yihad y qital se han justificado desde los grupos islamistas radicales la violencia y el intento de expansión de la Sharía en el mundo; no obstante, la gran mayoría de musulmanes está en contra de estas prácticas violentas que manchan el propósito de una fe que llama a la paz.
La interpretación del término empleado por los grupos radicales que invoca la guerra realmente difieren de los verdaderos valores que intenta inculcar el Islam: la construcción de una buena comunidad musulmana que mejore la calidad de vida de sus seguidores. Por lo que considerar que los yihadistas son fieles seguidores del Islam podría en ocasiones incluso cuestionarse.
Paula Gómez (España): Estudiante de Máster en Estudios Geopolíticos, Charles University, Republica Checa.