Hablemos de geopolítica
Por Paula Gómez
¿Por qué Turquía no es miembro de la Unión Europea? ¿Por qué Estados Unidos entraría en un conflicto con China por la lejana isla de Taiwán? ¿Por qué Rusia tiene tanto interés en la estabilidad de Kazajistán? Solo podemos responder estas preguntas a través de los ojos de la geopolítica.

Los acercamientos y distanciamientos diplomáticos, la seguridad internacional o las respuestas ante amenazas externas a la estabilidad de un Estado, así como el surgimiento y consolidación de nuevas organizaciones a nivel internacional puede que sean cuestiones que suenen muy lejos, pero todos hemos visto como este tipo de movimientos en la esfera internacional afectan en la vida diaria de la sociedad.
Ya sea en forma de inflación, subida del precio del gas y petróleo o a través de la llegada de refugiados a diferentes países, así como los cambios en las tendencias migratorias, son decisiones políticas que van más allá de las fronteras de un Estado y que afectan a todos.
Todas estas cuestiones atienden a la disciplina de la geopolítica, pero ¿qué significa realmente esta palabra? Es necesario aclarar el término para poder distinguir entre qué es y que no lo es, ya que últimamente esta palabra está muy normalizada en todos los medios, pero no toda noticia internacional encaja en este ámbito.
Para comenzar a comprender un poco mejor el panorama internacional debemos hacernos simplemente una pregunta ¿Qué criterios sigue la política exterior de un país? Esta tarea se desarrolla bajo la perspectiva geopolítica. Rudlf Kjellen, politólogo sueco a principios del siglo XIX, considerado el padre de esta disciplina, definió en su obra este término como la influencia de la geografía en el comportamiento de los Estados.

Comprendiendo la interacción e influencia de factores como la geografía, demografía, recursos naturales y culturales se puede llegar a entender cómo se comportan los gobiernos, los cuales deben establecer sus prioridades y necesidades ante el resto de países y a partir de ahí interactuar con ellos.
Por ejemplo, qué pasaría si desde Bruselas se diera el paso final para aceptar la entrada de Turquía en la Unión Europea. Ante la cuestión de la eterna candidatura de Ankara para convertirse en miembro pleno de la organización europea, podemos adelantar que no habrá avances en esta relación. Esta decisión encaja perfectamente en la disciplina de la geopolítica y los factores que afectan en ella son fácilmente identificables.
Turquía hace de tapón con Oriente Medio, por lo que es un buen aliado en la región que además impide que el flujo de inmigrantes y refugiados traspase la frontera hacia la UE. Sin embargo, si definitivamente entrase en la unión, la inyección de casi 85 millones de personas más podría suponer un colapso en las instituciones, ya que la contribución a esta no sería proporcional dada su débil economía.
Además, si tenemos en cuenta las ya diferencias económicas y culturales entre los miembros cristianos de la unión, así como auge de la extrema derecha en Europa, podemos adelantar que la entrada de un país oficialmente laico pero musulmán en la práctica, solo incrementaría las tensiones internas. Es por ello que la Unión Europea seguirá manteniendo sus lazos con Ankara pero hasta cierto punto, nunca llegándolo a considerar parte intrínseca de la organización.

La geopolítica, al tratar de dar una visión más espacial de las relaciones internacionales, también explica los cambios y tendencias en la distribución del poder en el mundo, así como el descubrimiento de regiones que han despertado interés entre los más poderosos. Con el estudio de mapas, e intentando siempre hablar desde la objetividad, tarea difícil en el entorno de las ciencias sociales, esta disciplina intenta dar un significado a cómo funciona la comunidad internacional.
Entre los retos más grandes de la política exterior estadounidense podemos encontrar el crecimiento de la influencia china en el globo, y entre sus objetivos se encuentra el mantener alejada la isla de Formosa de su poder. ¿Pero por qué tanto ímpetu en que Taiwán no caiga bajo su control? Principalmente por razones geográficas. Esta isla es clave ante la contención de Pekín hacia el Pacífico, evitando así que se convierta en una amenaza directa ante sus bases militares en Guam y Hawái.
El objetivo de los gobiernos al intentar entender este complejo entramado es tomar decisiones acordes para mantenerse en una posición “ventajosa” ante el resto, o al menos intentar mejorar su situación. Ser conscientes de esta posición les ayuda a posteriormente interactuar de forma acorde, para poder mantener su estatus y a la vez la supervivencia del régimen y sus ciudadanos, ya que pueden conocer posibilidades a la hora de negociar en el panorama internacional.
Además, esta disciplina nos ayuda a comprender como se distribuye y proyecta ese poder e influencia en el mundo, pudiendo extrapolar estas relaciones a las alianzas a las que los Estados pertenecen, las regiones y organizaciones de las que forman parte y que impacto tienen en el resto.

Por ejemplo, en enero 2022, justo antes de la invasión de Ucrania, el estallido de una serie de protestas en Kazajistán en contra de la corrupción del gobierno y el reparto de la riqueza, hicieron que Moscú interviniera en el país para gestionar la crisis en Astaná bajo el marco de la OTCS (organización paralela a la OTAN).
Esto puede ser visto no solo como un intento de evitar la propagación de las protestas hacia Rusia, ya que comparte su frontera más larga con el país además de un pasado común; sino que también se percibe como una proyección del poder que aún mantiene el Kremlin en las repúblicas exsoviéticas. Ante el crecimiento de la influencia china en la región, sus recursos naturales y su situación geoestratégica al tener fronteras con ambas potencias y su cercanía a Afganistán, también es un punto de interés para Washington; y es por ello que el Kremlin debe mantener su posición en la región y mostrar esa capacidad que aún tiene entre las repúblicas centroasiáticas.
Con estos tres casos como ejemplo se puede apreciar el complejo entramado de relaciones e intereses que caracterizan la política exterior de diferentes países, así como su papel en la comunidad internacional. Es muy difícil predecir con certeza los movimientos y tendencias en la comunidad, ya que los intereses y estrategias de los estados nunca son estables.
Sin embargo, la geografía como factor que influencia las decisiones políticas internacionales es algo que no cambia. Turquía convendrá siempre a Europa como un aliado, pero no como uno más de la UE; Taiwán siempre será un punto clave para EEUU mientras China siga creciendo; y Rusia no va a dejar caer en manos estadounidenses o chinas las repúblicas que un día fueron parte de su imperio y que aún mantiene bajo su esfera de influencia.

Entender cómo funciona el mundo es mucho más complejo de lo que a simple vista pueda parecer, y es por ello que, es necesario comprender todos los factores a nivel internacional que influencian indirectamente en nuestro día a día para ser conscientes del papel que tiene la geopolítica en la vida diaria y su importancia.
Paula Gómez (España) Estudiante de Máster en Estudios Geopolíticos, Charles University, Republica Checa.
Categorías
gobernanza, Opinión, relaciones internacionales, Seguridad internacional, Social