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¿Cómo prepararse para el peor escenario?

Por Jesus del Peso Tierno

El verano es ese periodo de felicidad que durante un tiempo parece aparcar los problemas a un lado. Sin embargo, tras siete meses de guerra, la caída del otoño en Europa hace retornar al continente los peores miedos desatados al comienzo de la invasión en Ucrania.

Ilustración | Patrick Chappatte

El comienzo de la guerra en Ucrania fue un periodo de suma incertidumbre ¿Cuál era la magnitud de la invasión? ¿Cómo iban a resistir los militares ucranianos? ¿De que forma iban a reaccionar los países europeos? y sobre todo ¿Cuál sería la posición de la opinión pública continental al respecto? 

Una vez pasados los primeros compases de la Guerra en Ucrania no ha quedado más que patente la unidad de los países occidentales al respecto. De hecho, en los recientes informes manejados por la Comisión Europea y tal y como reconoce el propio Borrell, los Estados y las Instituciones europeas parecen haberse hecho a la idea de que el conflicto por el Este de Europa será una realidad con la que habrán de convivir en el tiempo. En una reciente entrevista para el El País, Josep Borrell -Alto Representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores- hace una radiografía continental del estado en el que el continente afronta la caída del invierno. 

La resistencia económica como gran reto 

El factor económico es, quizás, el que más pánico genere entre los ciudadanos y empresas europeas de cara a los meses que se avecinan. Con una inflación recalentada, fruto de los programas de gasto gubernamentales surgidos a raíz de la Covid, los NextGeneration EU, la Guerra de Ucrania disparó los costes de las materias primas, las cuales terminaron retroalimentando las tasas inflacionarias que estamos experimentando en la actualidad en Europa. Con una inflación que no marcaba tales cifras desde hacía más de 40 años, la amenaza del Kremlin de cortar el suministro energético al continente, preocupa y mucho sobre los efectos que esto pueda tener en los precios que se pagan por la energía en Europa.

Durante los últimos meses la inflación en el Viejo Continente ha tensado el panorama político continental a nivel social. El descontento de las poblaciones europeas para con sus gobiernos no es más que el fruto del malestar social surgido del aumento de los costes de vida, lo cual se ha traducido en un aumento de las medidas impopulares adoptadas por los gobiernos europeos en un intento por contener el gasto.

Un ejemplo de esto sería el caso de los planes de contingencia energéticos desarrollados por mandato de la propia Unión que, en muchos Estados, han obligado a controlar la temperatura de los aires acondicionados durante las sucesivas olas de calor, a prohibir iluminar los escaparates de los negocios, así como a implementar medidas energéticas que corren por cuenta de cada local, tal y como es la instalación de puertas automáticas que controlen el desperdicio del aire acondicionado en los locales comerciales. 

Sin embargo, para Borrell, mantener el apoyo ciudadano en el desgaste que supone una guerra para la economía de un país es fundamental. Para ello se ve obligado a utilizar una cierta pedagogía con la población comunitaria para explicar el porqué de tales medidas.

Ilustración | Peter Schrank

“Nos va mucho en ello: la ciudadanía tiene que estar dispuesta a pagar un precio para mantener el apoyo a Ucrania y la unidad de la UE. Estamos en guerra: esas cosas no son gratis.”

Josep Borrell | Alto Representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores

En su interior, los gobiernos europeos son más débiles que hace siete meses, y la continuidad de ciertos gobiernos se plantea dudosa en el corto plazo, como es el caso de Italia. Sin embargo, en la unidad intergubernamental y la cohesión de las instituciones con los Estados Miembro, el panorama no ha cambiado un ápice, y en mantener tal unidad se encuentran los esfuerzos de Bruselas. 

La de la Unión Europea es una labor de consenso y pedagogía ciudadana que, durante los meses venideros tendrá la obligación de tomar iniciativas políticas impopulares que, en favor de la unidad gubernamental, condenará a los gobiernos que la componen a un mayor desgaste reputacional. “Putin piensa que las democracias son sistemas vulnerables porque tienen opiniones públicas que pueden expresarse. Eso no ocurre en Rusia. Hay que explicar a nuestros ciudadanos que la de Ucrania no es una guerra de los demás”. 

Para ello, la solidaridad estatal en consumo de energía será vital de aquí en adelante. La situación que afronta el continente es muy grave, Alemania se enfrenta -por segunda vez- a un corte en el suministro de gas ruso, y el gobierno federal ya ha notificado de la posibilidad de que se produzcan cortes eléctricos durante el invierno para contener el consumo de electricidad. Si el resto de países no se muestra solidario con Alemania por contener el gasto energético, la relación que mantienen los países europeos respecto de la unidad en Ucrania sufre el riesgo de fracturarse

“Los países del sur no podemos ahora aparecer como los frugales de la energía. No podemos mostrar una falta de solidaridad argumentando que el norte podía haber pensado antes que Putin no era un suministrador de energía fiable. Es el momento de mostrar solidaridad con los países que se van a ver más directamente afectados por el corte del gas. Hay que arrimar el hombro, mostrar solidaridad. España puede hacer mucho, porque tiene un tercio de toda la capacidad europea para licuar gas natural. Podemos ser la puerta de entrada en Europa del gas alternativo al ruso. Ahí tenemos un papel que jugar. Y estoy convencido de que lo haremos.” 

Josep Borrell | Alto Representante de la Unión Europea para los Asuntos Exteriores

Ilustración | Luca D´Urbino

De hecho, desde que la gasista rusa Gazprom cortase inicialmente el suministro hacia Alemania por cuestiones de “mantenimiento”, se han llegado a desempolvar hasta una veintena de antiguos proyectos que replanteasen la circulación del gas en Europa. De igual manera, no podrán llegar a ejecutarse a tiempo antes de la caída del invierno. 

Mientras tanto, los países continentales dedican sus esfuerzos para llenar hasta los topes los depósitos de gas en el interior del continente y tratar de asegurar el suministro de energía para el gigante alemán e intentar salvar los meses más duros del invierno. Aun así, fruto de los planes de emergencia del gobierno federal, la amenaza de un corte de suministro provocaría que el motor económico europeo cayera en una recesión económica.

Lo cierto es que nadie puede adelantar a ciencia cierta si finalmente el suministro de gas ruso a Europa se verá afectado en los meses venideros. Pero, la respuesta a una pregunta de la que depende la crítica situación por la que pasan los países de la Unión Europea se va haciendo cada vez más próxima. 

La vuelta del verano va a ser delicada, con una inflación del 10% y una enorme incertidumbre. Si Rusia cierra la llave del gas ¿Resistirá la unidad europea?

Lo cierto es que nadie sabe qué va a hacer [Vladímir] Putin. Sin embargo podríamos cerrar con las palabras del propio Borrell que más bien podrían ser una frase de una película de acción: «Espera lo mejor pero prepárate para lo peor”.


Jesús del Peso Tierno (España): Licenciado en Relaciones Internacionales, Universidad Rey Juan Carlos de la Comunidad de Madrid.

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