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¿Qué será de Argentina?

Por Julián Resentera Ficcardi

El país del tango afronta un escenario melodramático tras la renuncia de Martin Guzmán como ministro de Economía. Con un dólar que supera los 255 pesos, las crecientes restricciones a las importaciones y una gran falta de consenso político, las perspectivas económicas para los próximos meses no son nada alentadoras.

Por Ana Paula Durán

Silvina Batakis como nueva ministra de Economía, pero no fue bien recibida por todos, tanto empresarios como instituciones internacionales. Entre ellas el JP Morgan y el Fondo Monetario Internacional advierten que la nueva responsable al frente del Ministerio de Economía no tiene un plan concreto para apaciguar el temor en los mercados y la preocupación del público en general.

El pronóstico no es nada alentador y se debe principalmente a las medidas de restricción a las importaciones impuestas por el gobierno nacional, sumado a los problemas de abastecimiento energético y la crisis cambiaria que atraviesa el país.

En un mundo en donde el precio de las materias primas se encuentra en alza, muchos advierten que Argentina no será capaz de captar los beneficios y oportunidades que el mundo ofrece debido a su gran crisis interna. Analistas internacionales del FMI advierten que Argentina está perdiendo una nueva oportunidad debido a la incapacidad política de transmitir confianza tanto a inversores extranjeros como nacionales. Las nuevas restricciones a las importaciones amenazan la entrada de divisas ya que gran parte de los productos que exportamos se producen a base de insumos importados. 

Por otro lado, el país también se enfrenta a una preocupante crisis energética, principalmente de gasoil. La cual comprometerá de forma significativa el stock de reservas internacionales del Banco Central. Como si no fuera suficiente, el estado nacional debe afrontar los compromisos de pago pactados con el FMI. Aunque pocos en Washington creen que Argentina pueda cumplir con el programa de pago de deuda soberana debido a la escasez de dólares. 

Según Alejando Werner, ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Argentina no tiene un plan económico claro a corto y mediano plazo, lo que ocasiona «mucha preocupación por las perspectivas de la economía argentina». 

«Hace tres años que no vemos un programa que refleje cómo el Gobierno va a buscar restablecer el orden macroeconómico y cómo va a sentar las bases, la parte microeconómica, para generar incentivos para la inversión y el empleo”.

Alejando Werner | Ex director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI

Por otro lado, afirma que el Gobierno creía que «los problemas pasaban por reestructurar la deuda», pero ahora que el acuerdo con el Fondo ya se pactó «se dieron cuenta que la deuda era más un síntoma que la causa fundamental del problema».

El gran problema que advierten economistas como Werner, entre otros, es la falta de consenso político y social acerca del tamaño de estado y de cómo se pretende financiar. Incluso la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner reconoce que hay falta de consenso acerca de qué instrumento macroeconómico debemos utilizar para financiar el gasto público. 

En esta misma línea, sectores más cercanos al Kirchnerismo apuestan por un gran estado con gran cobertura social, altos sueldos y bajos impuestos, lo cual suena tentador. Pero es importante sincerarnos y preguntarnos cómo vamos a pagar esto. Querer tener un Estado con mucha presencia pero sin estar dispuestos a lograr un consenso social acerca de quién debe pagarlo es un disparate. Es evidente que las herramientas macroeconómicas para el financiamiento están oxidadas, el país no está en condiciones de pedir ayuda internacional y la emisión monetaria ya está ocasionando muchos estragos en los precios. 

La otra herramienta que queda son los “impuestos”, sin embargo el país ya tiene una de las cargas tributarias más altas del mundo. Los impuestos de Argentina han llegado a ser tan distorsivos que son incapaces de atraer inversión internacional. El presidente Alberto Fernández, ante el contexto internacional que enfrentamos, prometió ante los mandatarios de la cumbre del G7, posicionar a la Argentina como proveedor confiable de gas, petróleo y alimentos para Europa.

El mandatario reconoce que esto solo podrá ser alcanzado si el mundo decide confiar en Argentina e invertir en sectores estratégicos como la producción de gasoil. 

Tras la renuncia de Guzmán, quien tenía una visión más moderada y reconciliadora dentro del oficialismo, los jefes de estado de las principales economías del mundo ven con preocupación la falta de credibilidad de los mercados y la enorme inestabilidad cambiaria de Argentina. También señalan que el país no tiene buena fama en lo que derechos de propiedad respecta. 

Silvina Batakis, quien es más cercana al circulo de la vicepresidenta, no parece tener propuestas muy innovadoras. La actual ministra sigue sosteniendo ideas que no sientan bien para los mercados internacionales, entre ellas se encuentran el reconocimiento de la inflación como un problema “multicausal” y el expansionismo estatal como respuesta a la crisis. También argumenta sentirse cómoda con el nuevo tipo de cambio, el cual considero “competitivo”

Sin embargo el nuevo tipo de cambio se traducirá en más inflación para los próximos meses, lo cual es realmente preocupante teniendo en cuenta que la inflación anual supera el 70%. En relación a la política energética nadie sabe quién será el encargado de definir el nuevo rumbo, si Batakis como ministra de Economía o uno de los grande aliados al kirchnerismo, el secretario de Energía, Darío Martínez. Lo cual genera aún más incertidumbre, especialmente para los empresarios del agro argentino. 

Si bien aún es muy temprano para juzgar el accionar de Batakis, podemos decir que la nueva ministra enfrentará un contexto duro y que la decisión de reglas claras y prudentes en materia monetaria, cambiaria y fiscal serán cruciales para evitar el colapso económico argentino. 

Pero ello no es todo, la imagen que proyecte la Administración de Fernández también jugará un rol importante, ya que la falta de unidad y consenso entre los dirigentes del país no hacen más que comprometer la delicada situación de Argentina. Tanto la figura del presidente como la de la vicepresidenta deben lograr llegar a acuerdos comunes para poder recobrar la confianza de los mercados internacionales. 


Julián Resentera Ficcardi (Argentina): Licenciado en Economía, Universidad Nacional de Cuyo.

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