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COP 26, muchas promesas, pocas realidades

En el último informe internacional del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se dijo «Debemos reducir drásticamente nuestras emisiones para el año 2030 y debemos lograr que la temperatura de la Tierra no supere 1,5 °C respecto a la temperatura de la Tierra antes de la revolución Industrial. Pero, ¿cuántas veces hemos escuchado esto?

La Agencia Internacional de Energía afirmó que la COP26 no fue un «fracaso» porque hubo algunos resultados positivos, pero la importancia radica en el cumplimiento de los compromisos asumidos.

A lo largo de los años se han dado 26 intentos o, en otras palabras, 26 Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COPS), para tratar de reducir el impacto del hombre en nuestro planeta. Hace unos días presenciamos los sucesos de la COP número 26, en teoría un esfuerzo por parte de los líderes mundiales por resarcir los daños que le han causado al mundo y cambiar sus políticas.

La COP 26 es una cumbre esencial para lograr este objetivo, básicamente se está debatiendo el futuro del mundo, nuestro futuro. La cumbre se desarrolló en Glasglow y desde el 31 de octubre las calles de la ciudad escocesa se llenaron de manifestaciones y protestas ante los 26 años de postergaciones de los líderes. Mientras esto ocurría, líderes y representantes de 190 países se encontraban en los pasillos azules del SEC Center, donde se desarrollan las negociaciones.

Uno de los momentos cruciales de la cumbre fue el segundo día, donde se demostró que el compromiso por salvar al planeta se convirtió en promesas retraídas, y se presentaron algunos compromisos con el fin de contener la crisis climática, tres en particular;

El primero, «La promesa mundial sobre el metano», un acuerdo en el cual 103 países se comprometieron a reducir sus niveles de contaminación en al menos un 30%, todo antes del 2030, en concordancia con los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS).

Por otro lado, también se dio el pacto de «Frenar y revertir la deforestación», solo que este tiene la intención de cumplirse en los siguientes 10 años, en donde por su puesto el pacto se conformó con más de 100 países que tienen en su haber más del 86% de los bosques del planeta. Finalmente, se daría el lanzamiento de la «Glasgow Breakthrough Agenda», un acuerdo de 40 gobiernos impulsando esfuerzos para llegar a las cero emisiones, particularmente en los sectores que más contaminan del mundo; las industrias del acero, del hidrógeno y en el sector del transporte

Se podría interpretar que los acuerdos del segundo día son una victoria contundente de la COP 26, pero no realmente, son solo un paso adelante de los gobiernos para abrir el diálogo sobre tema de esta índole, sin embargo, no son una ruta definitiva para acabar con los problemas climáticos más severos que aquejan a la humanidad. Científicos, expertos y ecologistas en las aulas de investigación del evento se mostraron escépticos e incluso molestos por la falta de voluntad de los países por establecer acuerdos más contundentes.

El tercer día fue reflejo del anterior, mientras se observaba poca claridad en los pasillos de las negociaciones, las protestas tomaron las calles de Glasgow y Londres, sin embargo, después fueron simultáneas en todo el mundo. Organizaciones verdes, jóvenes activistas y estudiantes, hubo una coordinación mundial de esfuerzos de protesta.

La activista Greta Thunberg fue uno de los personajes que lideró las protestas en Glasgow: «Basta de bla, bla, bla» dijo al referirse a los políticos miembros del COP26.

Es evidente que la COP se ha transformado en mucho más que solamente la negociación de las partes. Todas las personas que investigan o colaboran de diversas maneras con temáticas del medio ambiente y cambio climático quieren estar allí. Reino Unido, el país anfitrión, adoptó un papel fundamental. Busca posicionarse como el actor clave en la lucha. Fue en la segunda semana cuando comenzó a palparse la sensación de que las metas propuestas quizás no estaban siendo lo suficientemente ambiciosas.

Se debe destacar que una cita que nació como puramente política, hoy se ha constituido como un lugar para que los países, ONGs internacionales y activistas se conviertan en protagonistas de la lucha contra los fenómenos medioambientales, para que el mundo se reúna a exponer documentos de todo tipo, informes, investigaciones, y si se tiene la voluntad se alcancen acuerdos.

«Esta es nuestra última oportunidad… algunas personas nacen para determinadas situaciones y nosotros, como generación, y múltiples generaciones, hemos nacido para este momento.»

Chi Onwurah, Miembro del Parlamento británico.

La COP 26 ha resonado en los medios como un evento muy necesario, y con justa razón. Todavía existen muchas carencias en las voluntades, pero es claro que el multilateralismo es el camino, el conocimiento, investigaciones y declaraciones no debe quedarse en Glasgow, y es imperioso que todo lo revisado trascienda, se comparta con millones de personas, educarse, aprender, inspirarse para salvar al planeta.

Si lo acordado no trasciende y no se traduce en cambios urgentes, la esperanza se transformará en desilusión y, tanto a la ONU como a los países miembros, les costará más defender este evento tantas veces criticado por sus pobres resultados.


Emilio Cruz López (México): Licenciatura en Relaciones Internacionales, Universidad Iberoamericana.

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