Y ¿qué va a pasar ahora? Las elecciones de Estados Unidos, Donald Trump y el coronavirus
Tal vez sea irrelevante hablar de política cuando estamos ante una crisis de salud a nivel mundial, aun así las elecciones presidenciales de Estados Unidos siguen en pleno progreso dando forma a las políticas globales de los años venideros. Frente a este año electoral y el manejo fallido de Donald Trump de la crisis del coronavirus, la pregunta que se repite es si la llegada del virus significa la caída del actual presidente estadounidense en las elecciones de noviembre. Hay muchos elementos que demuestran las posibilidades de que Donald Trump pierda la presidencia y a muchos de sus partidarios.

En primer lugar, la caída desastrosa de la economía estadounidense, un punto de orgullo para la administración de Trump. De hecho, este se jactó que bajo su régimen la economía es la mejor que ha habido en la historia de los Estados Unidos, sin embargo, con la llegada del coronavirus todas estas afirmaciones que se sostenían hasta el momento se han derrumbado y mostraron cuán frágil es la realidad actual. Solo en la última semana 3.3 millones de estadounidenses solicitaron asistencia social debido al desempleo por la pérdida de sus trabajos provocada por la pandemia que se presenta como la mayor en la historia. Los trabajos que dependen de la circulación de personas en las calles han sido particularmente devastados: restaurantes, peluquerías, bares, entre otros. La mayoría de estos lugares se han visto obligados a despedir a todos sus empleados y cerrar sus puertas, por lo que un gran número de estadounidenses han perdido sus empleos, lo cual es especialmente desconcertante porque dos tercios de los estadounidenses viven de sueldo en sueldo, es decir, al día y sin posibilidad alguna de ahorrar.

Los ciudadanos, ante esas dificultades, buscarán ayuda y orientación del presidente sosteniendo que el Estado es el que debe hacer frente a estas situaciones. Pero la realidad es muy diferente. Trump está tratando de eliminar a 700.000 estadounidenses del programa de “cupones de alimentos» que brinda asistencia a las familias para obtener comida. Esto significa que las personas recién desempleadas no podrán obtener los elementos básicos para vivir y, en una economía que está colapsando, encontrar un nuevo empleo no es una opción.
Como se vio en las votaciones primarias más recientes en Arizona, Florida e Illinois, Joe Biden está ganando por un amplio margen. Esto puede deberse a sus comentarios en debates recientes donde afirma que EEUU debe abordar el coronavirus como una guerra y utilizar todo sus poderes para proteger la salud pública. Mientras tanto, el presidente Trump ha sido criticado por la falta de respuesta, particularmente por negarse a aplicar la Ley de Producción de Defensa para aumentar la producción de respiradores y otros equipos médicos necesarios, que finalmente por la gran presión y un panorama cada vez más oscuro, firmó un memorando presidencial para ponerla en marcha.
La pérdida de partidarios (y votantes) del mandatario no es únicamente a causa de la caída de la economía, sino también debido a su incapacidad para liderar en este momento de crisis. Esto se puede ver en sus intentos de minimizar la importancia de los peligros del COVID-19, error que ha demostrado ser fatal, y las mentiras repetitivas a los estadounidenses (según CNN más de 33 veces) sobre la pandemia, que van desde la disponibilidad de pruebas, hasta con quien estrechó la mano en un viaje reciente a la India. El presidente está perdiendo capacidad de evadir su responsabilidad y culpa a otras personas, lo que provoca más pánico en los estadounidenses.
Por otro lado, Bernie Sanders, quien ha perdido en las tres primarias, sostuvo que el coronavirus debería ser un llamado a la reforma del sistema de salud americano. Esto nos lleva a contemplar la imposibilidad que tendrían los recientes desempleados a acceder al sistema de salud en caso de contraer la enfermedad, volviendo la afirmación del político un objetivo a cumplir. Entonces, el llamado de Sanders a la reforma es aún más importante dado el hecho de que Trump afirmó que renunciaría a los costos de las pruebas relacionadas al coronavirus, dejando a todas las personas que quieran acceder a esta como responsables directos del pago por el servicio médico.
Esas observaciones de los dos candidatos demócratas sin duda resonarán en los estadounidenses que se han desilusionado con la falta de liderazgo de Donald Trump. Sin embargo, quedan muchas preguntas por responder sobre las elecciones y sus resultados como ¿los Estados cancelarán o pospondrán las primarias?, ¿esto afectará a quién obtenga la nominación demócrata para competir en la ronda final de elecciones en noviembre?, ¿la falta de cobertura mediática de las elecciones dará la oportunidad a que alguien inmerecidamente se convierta en candidato?, ¿los partidarios de Trump recordarán sus acciones en noviembre o lo descartarán como sus otros errores? Estas preguntas sólo pueden responderse con el tiempo, pero está claro que el presidente ha perdido su impulso a causa de la pandemia y millones de desempleados y personas enfermas lo harán responsable en noviembre.
Columnista invitada
Scout Meredith Best (Estados Unidos) | Estudiante de relaciones internacionales en Dickinson College.
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