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DIPLORAMA 77

«El pueblo chino se mantendrá firmemente en el lado correcto de la historia y el lado del progreso humano, adherirá al camino del desarrollo pacífico y unirá fuerzas con el resto del mundo para construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad»

Xi Jinping | Presidente de la República Popular China

Edición N° 77

Un aniversario bélico convertido en desfile fashion de músculo y palomas, una presidenta mexicana que promete mucho pero esquiva el tema del narco como si fuera mal de ojo, y un presidente argentino que enfrenta elecciones con más escándalos que dólares en el Banco. Entre símbolos, presiones y urnas, la política sigue su show.


La “Política de Prestigio” china

Luca Nava

El 80º aniversario de la victoria china sobre Japón no fue una conmemoración del pasado, sino un despliegue cuidadosamente orquestado de poder en el presente. El pasado miércoles de esta semana, en la Plaza de Tiananmen, Xi Jinping compartió tribuna con Vladimir Putin y Kim Jong-un, en una escena cargada de simbolismo. Los líderes más sancionados por Occidente junto a mandatarios de más de 20 países, acompañaron al presidente chino en un desfile militar enorme, donde los misiles hipersónicos, los drones marinos, los nuevos «lobos robóticos” y la tríada nuclear dejaron en claro que la celebración era también un mensaje de disuasión global.

Hans Morgenthau, pionero del pensamiento realista en las RRII, señalaba que, además del poder militar y económico, existe lo que se conoce como “política de prestigio”, siendo aquella que busca el reconocimiento internacional y legitima la posición de un Estado en el sistema. Eso fue precisamente lo que busco proyectar China en este desfile militar. «Hoy, la humanidad se enfrenta a la elección entre la paz o la guerra, el diálogo o la confrontación, ganar-ganar o suma cero», dijo Xi a una multitud de más de 50.000 espectadores en la Plaza de Tiananmen, añadiendo que el pueblo chino «se mantiene firme en el lado correcto de la historia«. Xi no solo recordó la victoria de hace ocho décadas, sino que se mostró como garante de la paz, arquitecto y posible líder de un nuevo orden mundial, frente a un EEUU errático y confuso bajo la administración Trump. 

La exhibición de armas de vanguardia fue puro teatro político, diseñado para galvanizar al público interno y, hacia afuera, consolidar la imagen de China como potencia ascendente. El encuentro de los tres líderes poseedores de armas nucleares, más que la exhibición del propio armamento de punta, fue lo que parece haber irritado más al presidente de EEUU. «Por favor, transmitan mis más cálidos saludos a Vladimir Putin y a Kim Jong-un, mientras conspiran contra los Estados Unidos de América», escribió el presidente estadounidense en su plataforma Truth Social, con un tono de ironía muy característico de su personalidad, por sentirse un poco fuera de las conversaciones que llevaban a cabo sus contendientes internacionales.En suma, la doctrina realista sostiene que los Estados actúan bajo la lógica del poder y la supervivencia en un sistema anárquico. El desfile, con Putin y Kim a su lado, fue una demostración de que Pekín no está aislado, sino que busca articular un bloque frente al “hegemonismo” estadounidense. El contraste entre las palomas blancas que cerraron el acto y los misiles que lo protagonizaron ilustra bastante bien esta paradoja, donde la retórica de la paz está sostenida, en última instancia, por la amenaza de la fuerza.

Te dejamos más información sobre el desfile militar en China:


Sheinbaum rinde cuentas, Rubio presiona

Iker Escobar León

Imagen | Jacquelyn Martin

México ha atravesado una semana acalorada entre expectativas gubernamentales y presiones extranjeras. La tensión volvió a acumularse sobre Ciudad de México, aguardando entre informes de gobierno y visitas diplomáticas. Aunque, algo es seguro: esta semana fue un dolor de cabeza para muchos en la administración pública. 

Llegó el momento que despertaba muchas expectativas entre la población: el primer informe de gobierno de la primera presidenta de México. Claudia Sheinbaum se dirigió triunfante el lunes, 1 de septiembre, a la nación. Durante su discurso, la mandataria elogió varios logros en su primer año: crecimiento en el PIB, baja inflación, mayor inversión en infraestructura, mayor presupuesto a programas sociales y “transformaciones legislativas profundas”. Una transformación que entró en vigor al unísono fue la toma de protesta de los nuevos miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), transformación que aún divide al país y recela a cierta parte de la población. 

Apostando por su gran popularidad, en el informe de Sheinbaum, si bien resaltó logros, no responde a cuestiones críticas como el narcotráfico ni la inseguridad. Según el oficialismo, el “humanismo mexicano” avanza en aras de su gente y continúa con el legado de su predecesor Andrés Manuel López Obrador. 

Al día siguiente, el secretario de Estado rojiazul Marco Rubio arribó a Ciudad de México para reunirse con la presidencia y la cancillería mexicanas. En medio de las tensiones venezolanas, Rubio llegó a México con las presiones de una lucha irrestricta contra el narcotráfico y la firma de un acuerdo con el tricolor norteamericano. La agenda de trabajo predominó con temas de inmigración y seguridad. Por su parte, Sheinbaum se pronunció a favor de la soberanía nacional y la cooperación bilateral, rechazando las injerencias de Estados Unidos. 

Las presiones de una lucha estadounidense en México contra el narcotráfico con carta blanca se acumulan mientras surgen inconformidades populares en la nación. Al mismo tiempo, el partido oficialista sigue fragmentado entre las diferentes personalidades del movimiento, restando autoridad a la presidencia. ¿Cómo se movilizará próximamente Claudia Sheinbaum en México? 

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Milei y la fragilidad del poder

Marko Sal

Imagen | AFP

La política argentina vuelve a colocarse en el centro de la escena regional. Este domingo, la provincia de Buenos Aires será escenario de unas elecciones legislativas que funcionan como una prueba crucial para el gobierno de Javier Milei de cara a los comicios nacionales de octubre.

El presidente libertario enfrenta un momento de debilidad política. La reciente revocación en el Congreso del veto presidencial a la ley de Emergencia en Discapacidad reveló lo difícil que será para el oficialismo imponer su agenda sin mayorías sólidas. El episodio no solo tensionó la relación con la oposición, sino que también abrió dudas sobre la gobernabilidad en un escenario donde Milei necesita sostener capital político para avanzar en sus reformas.

El foco internacional se concentra en la provincia más poblada del país y bastión histórico del peronismo. Para los inversores, si los peronistas logran una victoria amplia, el panorama económico podría complicarse aún más, con activos argentinos bajo presión.

A este cuadro se suma un ingrediente explosivo. El escándalo de corrupción que involucra a Diego Spagnuolo, exfuncionario cercano al presidente, quien en grabaciones filtradas describió un presunto esquema de sobornos. Entre las acusaciones figura un supuesto pago del 3% ligado a la jefa de Gabinete y hermana del presidente, Karina Milei. Aunque no hay cargos formales y el gobierno lo ha negado, el tema se instaló en la opinión pública, desde hinchas de fútbol coreando “3%” en los estadios hasta librerías que ofrecen descuentos con esa cifra.

El domingo, Milei pondrá a prueba no solo su representación legislativa, sino la legitimidad de su proyecto político. La elección servirá de termómetro del respaldo social a su proyecto libertario en medio de tensiones políticas, incertidumbre económica y la corrosión que genera un escándalo que amenaza con instalarse como símbolo de su gestión.

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Diplomacia de la solidaridad

La diplomacia suele pensarse como el arte de los Estados, ejercida por las cancillerías y embajadas. Sin embargo, existen prácticas que desbordan lo estatal y se articulan desde la sociedad civil, los movimientos sociales o incluso actores culturales. A este fenómeno se lo ha denominado diplomacia de la solidaridad, es decir, gestos y acciones internacionales que buscan expresar apoyo a una causa más allá de la diplomacia tradicional.

Un ejemplo contemporáneo de este diploconcepto es la Global Sumud Flotilla, que avanza hacia Gaza como gesto de diplomacia de la solidaridad. Inspirada en el principio de sumud —resistencia firme frente a la adversidad—, esta iniciativa reúne activistas de distintos países que desafían el bloqueo marítimo israelí llevando ayuda humanitaria y, sobre todo, visibilidad política. La flotilla no altera el balance militar, pero sí pretende incidir en la narrativa global. Mostrar que la causa palestina no está sola y que la solidaridad internacional puede materializarse en acciones concretas.

No es un antecedente aislado. Durante los años 80, brigadas internacionales viajaron a Nicaragua en respaldo a la revolución sandinista; en Sudáfrica, la presión global contra el apartheid se nutrió de redes de activistas y boicots culturales; en Cuba, la diplomacia médica se presentó como un rostro solidario de su política exterior.

La lógica es siempre la misma. Se trata de una diplomacia que no negocia tratados ni abre embajadas, pero que busca condicionar percepciones, ganar legitimidad moral y presionar a actores estatales. En tiempos de conflictos híbridos, donde la batalla narrativa es tan importante como la militar, este tipo de gestos adquiere un peso estratégico inesperado.


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