28 de julio: Un año después

Por Andrea Fuentes
Hace un año, los venezolanos asistieron desde temprano, con valentía y esperanza, en una elección presidencial que prometía cambiarlo todo. Pero el régimen no tardó en imponer, una vez más, el miedo y la persecución que desde entonces no han cesado.

Ese día hubo algo distinto, se sintió distinto, tal vez eran la experiencia y el aprendizaje de tantos años de abusos e irregularidades lo que avivó el coraje y el compromiso de la ciudadanía. Miles de voluntarios se prepararon para ese día ser testigos y guardianes del proceso, y fueron la pieza clave de la obtención de las copias de las actas de escrutinio. Aquellas que recorrieron el mundo, que fueron resguardadas por el Gobierno de Panamá esperando el momento propicio para volver al país, y son la prueba fundamental para confirmar el fraude electoral anunciado esa noche.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció la permanencia de Nicolás Maduro en el poder por 6 años más con el 51,2% de los votos, sin ningún tipo de prueba presentada hasta el momento. Mientras, las actas oficiales recuperadas por cada testigo eran contabilizadas, accesibles al mundo en una plataforma web, la cual demostraba la victoria de Edmundo González, elegido ante la inhabilitación de la principal líder opositora, María Corina Machado. Para la fecha en que se escribe este artículo, el sitio https://resultadosconvzla.com/ con el 85,18% de los resultados escrutados hasta su última actualización el 03 de enero 2025, 10:00pm Caracas, da la victoria a González Urrutia con el 67% de los votos.
El 28 de julio de 2024 marcó un punto de no retorno, el chavismo mostró su verdadera y peor faceta recrudeciendo el terrorismo de Estado. Asesinatos de manifestantes y transeúntes, desapariciones forzadas de miembros de la oposición y de ciudadanos extranjeros por medio de la bautizada “Operación Tun tun”, detenciones y procesos penales arbitrarios, incluso a adolescentes, torturas y malos tratos a personas detenidas (Human Rights Watch, 30 de abril de 2025). Sumado a apagones, bloqueos de redes sociales, expulsión de las misiones diplomáticas de Argentina y Perú, y el retiro de personal diplomático de las embajadas ubicadas en Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Uruguay como represalia ante las críticas recibidas de los líderes de estos países ante la falta de pruebas, dejando desamparados a los venezolanos en el exterior.
En este escenario amenazante, Edmundo González se vio forzado a buscar refugio en la Embajada de Países Bajos hasta su salida a España en septiembre. Desde el exilio se dedicó a realizar una gira internacional reuniéndose, mostrando las pruebas de lo que ocurrió el 28 de julio con cada líder político que se reunió y repitiendo incansablemente de que retornaría al país a tomar el poder. Mientras, María Corina, negada a exiliarse, fue obligada a vivir en la clandestinidad por meses.

Así se transitaron unos meses tensos en el que la ciudadanía tuvo que pensar en voz baja para salvaguardar su integridad hasta la próxima fecha clave, el 10 de enero de 2025. El día previo a la toma de posesión se vivió lleno de expectativa y tensión. La noticia del regreso de Machado a las calles avivó el espíritu; sin embargo, a las pocas horas, la noticia de su secuestro por funcionarios del régimen y su pronta liberación recorrieron el mundo.
El primero y el único en juramentarse aquel día acompañado de un amplio despliegue militar que se extendió hasta el cierre de la frontera con Colombia, fue Nicolás Maduro, en la Asamblea Nacional, en una ceremonia donde los invitados de honor fueron el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel y de Nicaragua, Daniel Ortega. En este contexto de alto riesgo, la decisión fue salvaguardar la vida de González Urrutia, quien no logró volver al país y no lo hará hasta que las condiciones estén dadas, según lo expresado por Machado.
En este juego de ajedrez, el régimen hizo su movimiento y logró impedir la toma de posesión. La estrategia de juego debía cambiar. Los líderes redujeron su presencia en redes a momentos cruciales, comunicando lo justo y necesario, y la cooperación internacional con aliados estratégicos se volvió cada vez más fundamental para destrabar la jugada. Prueba de ello fue la operación “Guacamaya” liderada por Estados Unidos, la cual fue clave para la liberación de los 5 colaboradores de María Corina, asilados en la Embajada de Argentina, quienes eran custodiados por Brasil y continuamente acechados por funcionarios de seguridad del régimen por más de un año. El éxito de esta operación mostró las grietas del régimen, una vulneración a su seguridad.
No obstante a las críticas a su nula legitimidad, el chavismo organizó unas mega elecciones el 25 de mayo, donde se eligieron 285 diputados de la Asamblea Nacional (para el periodo 2026-2031), 260 legisladores de los estados y 24 gobernadores, donde por primera vez se incluyó la gobernación del Esequibo, zona en disputa con Guyana y razón de creciente tensión entre ambos países durante los últimos años. El llamado de Machado fue a la abstención, mientras el régimen anunciaba finalmente su victoria en una jornada que careció de participación.
Durante esta última semana se dio el canje de venezolanos deportados de Estados Unidos y detenidos en El Salvador, por presos políticos, en conjunto con 10 ciudadanos estadounidenses detenidos en Venezuela. Sin embargo, para el chavismo que se apoya en la diplomacia de rehenes como herramienta de negociación política, la medida afectó de manera directa sus intereses. Por ello, aun sin cumplir con el compromiso de liberar los primeros 80 de los casi 1.000 presos políticos, se han llevado a cabo nuevas detenciones arbitrarias durante los últimos días.
A pesar de que ya ha pasado más de un año de las elecciones presidenciales y 6 meses desde la nueva toma de posesión de Maduro, es imposible afirmar que aquel sentimiento vivido el 28 de julio está enterrado. Por lo contrario, está más vivo que nunca, trabaja silenciosamente, no abandona el objetivo final de su lucha y sigue adelante, dentro y fuera del país.
En cada extremo del tablero, hay dos contrincantes que se están jugando la vida e ideales, y el tablero es un país que clama por un cambio. Quedará por ver quien hace el último movimiento, en busca del jaque mate.

Andrea Fuentes (Venezuela): Licenciada en Relaciones Internacionales por la Pontificia Universidad Católica Argentina. Líder del área de Podcast de Diplomacia Activa.
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