Armamentismo creciente, paz en juego
Por Agustin Bazán
El conflicto ya no es la excepción, sino la regla. Con guerras activas en Europa y Medio Oriente y un gasto militar sin precedentes, el mundo entra en una nueva era de confrontación ¿Estamos presenciando el regreso del equilibrio armado como norma internacional?

La paz ha sido quebrantada
Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, el panorama internacional ha experimentado un marcado giro hacia la militarización. A este conflicto se suman otros focos de tensión como la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, el rearme de potencias asiáticas, el aumento exponencial del gasto militar global y, el reciente conflicto entre Irán e Israel que, desde hace unos días atrás viene cobrando fuerza con constantes ataques de uno hacia el otro.
Quizá para las generaciones que promedien los 30 años de edad este proceso sea algo relativamente nuevo, ya que nacieron postguerra fría, pero el mundo ya vivenció ciertamente estas lógicas de disuasión y preparación para el conflicto, donde primaba la desconfianza y la tensión constante e ininterrumpida entre Estados y situación a su vez, que puso al mundo al borde de una guerra nuclear, con la llamada “crisis de los misiles” de Cuba (1962).
Es menester ahondar en las causas sistémicas de la vuelta al armamentismo, la tensión y el conflicto, para entender qué consecuencias puede tener en el orden global una escalada de tensión que se regionaliza y que pone al mundo nuevamente a las puertas de una guerra a gran escala.
Europa: la guerra convencional vuelve a entrar en escena
El conflicto en Ucrania ha reintroducido la guerra convencional a gran escala en Europa, un fenómeno que se creía superado desde la década de 1990, cuando disuelta la Unión Soviética y sus influencias en las “guerras proxy”, los conflictos se tornaron asimétricos y solamente se veían enfrentados Estados contra grupos insurgentes, terroristas o rebeldes. Notorio fue el cambio desde el inicio de la guerra en Ucrania, cuando Rusia lanzó su “Operación Militar especial”.
La OTAN se vio obligada a reforzar su presencia en el flanco oriental y varios países europeos, cuyas doctrinas militares creían que la guerra era un fenómeno pasado, han comenzado a estructurar planes de rearme. Por citar sólo dos ejemplos, Alemania creó un fondo especial de defensa de 100.000 millones de euros y se comprometió a alcanzar el 2% del PBI en gasto militar, meta históricamente incumplida. Y Polonia llevó su gasto militar al 4% de su PBI, convirtiéndose en el país con mayor gasto relativo de la Alianza Atlántica.
El repunte global del gasto militar
Según el informe 2024 del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), el gasto militar mundial alcanzó un récord histórico de 2.443 billones de dólares en 2023, lo que representa un incremento del 6,8% respecto al año anterior, el mayor aumento interanual desde 2009. Los cinco países con mayor gasto fueron: Estados Unidos, China, Rusia, India y Arabia Saudita.
Estados Unidos sigue encabezando el ranking con 877.000 millones de dólares, representando el 37% del gasto militar global. El Departamento de Defensa ha justificado este incremento por la necesidad de sostener la ayuda a Ucrania, mantener la presencia disuasoria en el mar de China, y a su vez modernizar e incrementar el número de sus medios militares.
La República Popular China, por su parte, destinó 296.000 millones de dólares, con un aumento del 4,2% respecto al año anterior, en un contexto de tensiones con Taiwán y consolidación de su poder naval en el Mar de China Meridional, donde constantemente sus buques se cruzan con buques de la Armada de los Estados Unidos.
Este contexto de tensiones ha beneficiado enormemente a la industria de defensa. Empresas como Lockheed Martin, BAE Systems, Northrop Grumman y Thales han visto crecer sus ingresos exponencialmente. Lockheed, por ejemplo, aumentó sus pedidos de sistemas HIMARS y misiles Javelin, muy demandados por Ucrania. Según el SIPRI, las 100 principales empresas armamentísticas del mundo generaron más de 597.000 millones de dólares en ventas en los últimos años.
“Operación León Naciente”: divide y reinarás
Israel viene, desde los últimos días, llevando a cabo una operación de bombardeo selectivo en territorio iraní, destruyendo objetivos de considerable valor estratégico como bases de la Guardia Revolucionaria, defensas antiaéreas, sitios de instalaciones de investigación nuclear, etc. A su vez, también ha eliminado a altos mandos de la Guardia Revolucionaria (defensores férreos de la revolución y de la República Islámica), pero ha evitado (al menos hasta ahora) atacar a miembros de las fuerzas armadas regulares de Irán. Se vislumbra que esta estrategia tenga el objetivo de socavar el escaso apoyo restante a los líderes religiosos, cuyas prácticas muchas veces consideradas extremistas han llevado a marchas, protestas, y cuestionamientos dentro de la propia sociedad de la nación persa.

Basta recordar que la República Islámica se estableció en Irán, luego de la caída del Sha en 1979. La revolución que depuso al monarca e instauró un régimen islámico considerablemente cerrado y, profundamente enemistado con Estados Unidos e Israel, tuvo ciertamente un considerable apoyo popular en aquella época. Pero la situación general ha experimentado un cambio rotundo al día de hoy, principalmente por las duras normas que el régimen instauró particularmente para con las mujeres y por las profundas carencias laborales y económicas que existen hoy en Irán.
La operación israelí, lleva un nombre bastante particular pero bien pensado si se considera que una de los objetivos de los bombardeos puede ser enemistar a las fuerzas armadas regulares y a buena parte de la población contra el régimen revolucionario: Ocurre que la bandera del Estado Imperial de Irán, bajo el mando de la dinastía Pahlavi (la última antes de la Revolución), cuenta con un león dorado empuñando un Shamshir (sable corvo) y detrás un sol naciente.
A su vez, se ha viralizado en la red social X el 17 de Junio, un Video de Reza Pahlavi quien sería príncipe heredero de Irán, dirigido a la población persa donde dice que el régimen clerical tiene los días contados.
En paralelo, el conflicto en Gaza se intensifica. Desde el ataque de Hamás en octubre de 2023, Israel ha lanzado ofensivas que han dejado más de 30.000 muertos en la Franja, según ONU OCHA. Esto ha llevado a un rearme de actores no estatales como Hezbollah y los Hutíes, respaldados por Teherán.
¿Y qué hay del Tío Sam?
Si bien Estados Unidos en principio parecía mantenerse al margen del cruce de ataques entre uno y otro país, Trump se retiró “por cuestiones de seguridad nacional” de la cumbre del G7 que tenía lugar en Canadá y sugirió vía Truth Social que todo el mundo debería abandonar Irán. Esto abrió lugar a especulaciones sobre una posible implicación directa estadounidense en el conflicto en pleno auge.
Si a lo anterior, se le adiciona la constante preocupación norteamericana por el programa nuclear iraní, e incluso las evidencias planteadas por el Director General del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el Diplomático argentino Rafael Grossi, quien advirtió que Irán se encuentra bastante cerca de tener armas atómicas (aunque no afirmó que al día de hoy el país persa las tenga), se entendería una intervención militar estadounidense aunque sea solamente a través de bombardeos estratégicos selectivos como viene llevando a cabo Israel, o bien también a través del soporte logístico a las operaciones aéreas israelíes.
De cualquier modo, Estados Unidos es un histórico aliado de Israel y cualquier escalada por parte de Irán, tendrá profundas consecuencias para el régimen, considerando el despliegue militar que tiene Washington en la región. Y es que las fuerzas armadas estadounidenses tienen bases en Jordania, Irak y Arabia Saudi, países cuyos espacios aéreos deben ser atravesados por las armas iraníes para llegar a Israel.
Un mundo en crisis: riesgos para el orden internacional
La situación entre Israel e Irán está tensando cada vez más, y por más que el país persa intente presionar a sus vecinos para que intercedan en su nombre, lo que se vislumbra en el horizonte de posibilidades es que los bombardeos estratégicos continúen hasta disminuir las capacidades de acción de Irán al mínimo, provocando la inestabilidad necesaria para que el Régimen caiga.
Los demás Estados, con las pruebas empíricas de que las guerras convencionales no desaparecieron, se enfrentan a múltiples riesgos. El primero es el aumento de la desconfianza internacional, si bien todas las naciones buscan estar su autoprotección, puede ocurrir que los colindantes de un Estado que invierta en defensa evalúen esa inversión como una posible amenaza por lo que se revivan viejas controversias que se creían superadas. El segundo riesgo considerable es la existencia de múltiples focos de tensión, lo que incrementa la posibilidad de conflictos simultáneos o interconectados, dificultando la acción multilateral.
El orden internacional está entrando en una nueva era de equilibrio armado, cuya realidad es innegable: el mundo está viviendo la vuelta al armamentismo.
Agustín Bazán (Argentina): Licenciado en Recursos Navales para la Defensa y Maestrando en Defensa Nacional, Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), Oficial de carrera de la Armada Argentina, y estudiante avanzado de la Licenciatura de Relaciones Internacionales.
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