La tragedia de Artsaj
Por Paula Gómez
El pasado septiembre, el gobierno azerí ejecutó una operación militar sobre Nagorno Karabaj, de mayoría armenia, que reintegraría el territorio en su sistema legal y administrativo. Tras esta toma, los ciudadanos han comenzado un éxodo masivo, principalmente hacia Armenia, por la vulneración de sus derechos y seguridad a pesar de que Azerbaiyán expresara su compromiso de respetar la población armenia ¿Qué consecuencias humanitarias conlleva esta migración a gran escala? ¿Podría ser el inicio del fin de un conflicto que lleva abierto desde 1988?

El presidente armenio Nikol Pashinián ha condenado el ataque azerí del 19 de septiembre en el territorio, que tras solo veinticuatro horas consiguió la retirada de militares armenios separatistas y el anuncio de la disolución del gobierno de la autoproclamada República. Tras la huida en masa de la comunidad armenia de Nagorno Karabaj, el presidente ha alertado de la limpieza étnica que está presenciando la república y la presión que está sufriendo su país desde la toma de las autoridades azeríes del territorio.
¿Qué se entiende por limpieza étnica? Este es el objetivo de expulsar una población determinada de un territorio, basándose en criterios de discriminación política, religiosa o étnica de un grupo específico. Mientras Bakú insistió en su objetivo de integrar la zona en el país y a sus habitantes de forma igualitaria, para el 30 de septiembre, cien mil personas habrían huido según datos de Ereván. Esto se debe a la inseguridad de la población armenia en el Karabaj, tras tres décadas de gobierno armenio local, no confían en que las autoridades azeríes respeten sus derechos. Muchos armenios advirtieron que después de siglos en la región, toda su etnia había sido desplazada.
La existencia de este enclave se remonta al siglo pasado. Con la caída del Imperio Ruso, desde 1918 hasta 1920 el Nagorno Karabaj, con un 95% de población armenia, se proclamó como una unidad administrativa y política independiente. Este llegó a contar incluso con un consejo nacional, gobierno y fuerzas armadas propias de un estado.
Bajo la Unión Soviética, Nagorno Karabaj pasó a ser un oblast autónomo integrado a órdenes de Stalin, en la República Soviética de Azerbaiyán como región autónoma. Una técnica de “divide y vencerás” como se ha definido la estrategia soviética que tenía como objetivo de romper la homogeneidad étnica de las repúblicas. Por lo tanto, se encontraba una región cristiana-ortodoxa armenia en medio de la república azerí, musulmana. Aunque las tensiones étnicas entre azeríes y armenios estaban ahí, y constantemente se pedía más autonomía para la región, no sería hasta la llegada de Gorbachov con la Glasnost y la Perestroika cuando se organizó un movimiento autonomista que pasaría a abogar por la integración en Armenia.

Esto llevó a que en 1988 se votara la transferencia del territorio a la administración de Ereván, teniendo los separatistas de la autoproclamada república de Artsaj con ello que enfrentarse a las fuerzas azeríes en guerra abierta hasta 1994, cuando se firmaría una tregua en la que intervendría Moscú y “ganarían” los armenios. La república quedó independiente de facto, pero a ojos de la comunidad internacional sería azerí, a pesar de que su gobierno fuera armenio y recibiera apoyo de Ereván.
Esta guerra generó más de un millón de refugiados y alrededor de treinta mil muertes, ningún bando se libró de la limpieza étnica en el territorio, desplazando a comunidades armenias y azeríes de la misma manera. Sin embargo, el coste humanitario del conflicto no fue suficiente para traer la paz a Karabaj.
La segunda guerra por el territorio es mucho más actual, se remonta a 2020 cuando Bakú consiguió derrotar las fuerzas de Ereván y recuperar el control de zonas de la región y alrededores, dejando solo una carretera accesible desde la república hacia Armenia. Con esta conquista, Ilham Aliyev presidente de Azerbaiyán, ha sido capaz de controlar el flujo de personas y mercancías, encontrando desde diciembre del año pasado un bloqueo total que incumplía con las bases del alto al fuego firmado por ambas partes.
Estos enfrentamientos han provocado que sea una de las zonas más militarizadas del mundo, contando con una línea de contacto donde tropas de ambos países separan Arstaj del resto de Azerbaiyán. Además cuentan con la presencia de tropas rusas que tienen el objetivo de mantener la paz y la seguridad del territorio. De esta forma, Azerbaiyán ha podido regular el contacto exterior de la república, debilitándola poco a poco hasta la toma del territorio el 19 de septiembre que desencadenaría con la disolución del gobierno separatista y sus instituciones.

Aliyev ya avisó en abril de este año a los habitantes de Artsaj de tomar la nacionalidad azerí o “buscar otro lugar en el que vivir”, escudándose en estas declaraciones en haber dado libertad de decidir a la población. No es de extrañar que, tras los intentos de debilitar la región, su población armenia no confíe y decida huir lo antes posible.
¿Qué implica este desplazamiento de personas? ACNUR ha alertado y pedido ayuda para los próximos meses, los cuales serán más complicados por la llegada del invierno. La organización ha confirmado que en menos de una semana llegaron a Armenia cien mil personas, entre ellas personas vulnerables como niños, personas con discapacidad y enfermedades crónicas. Con poco a cuestas, esta comunidad ha huido en busca de refugio al país, presionando las comunidades que ya habitaban en el territorio y las capacidades del gobierno nacional.
“Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para prestar apoyo urgente a las personas refugiadas y quienes las acogen. Las comunidades locales han abierto sus puertas generosamente y demostrado una formidable solidaridad con los refugiados. La respuesta local, liderada por las autoridades nacionales, voluntarios y sociedad civil, ha sido igualmente extraordinaria. Sin embargo, la solidaridad internacional es crucial para poder mantener esta acogida y permitirnos responder a las necesidades inmediatas y desarrollar la resiliencia de esta población”.
Filippo Grandi | Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados
Podría parecer que el fin de la histórica rivalidad armenio-azerí, y que la crisis humanitaria con ayuda internacional podría soliviantarse; no obstante, ante la actual situación, en la que el gobierno se ve obligado a pedir ayuda internacional para hacer frente a la crisis de refugiados, Bakú podría aprovechar para ir más allá en sus ambiciones en el Cáucaso.
Parte de la previamente mencionada estrategia de Stalin también separó del territorio azerí, a través de territorio armenio, la República Autónoma de Najicheván, la cual hace frontera con Turquía. En ese entonces, lo que pretendía el líder soviético era prevenir el contacto directo de Bakú con Ankara, debido a los lazos que mantienen, y a día de hoy, es un asunto primordial en la agenda del presidente Aliyev: abrir el “Corredor de Zangezur” para establecer una ruta de transporte desde Bakú hasta la provincia de Kars en Turquía, pasando por la frontera iraní. De esta manera podría completar su gran proyecto de unir Bakú con Estambul y a su vez Asia Central y China con Europa.
El problema al que se enfrenta Aliyev es que Zangezur es parte del sur armenio, y Pashinián no parece estar de acuerdo en ceder a sus peticiones. Turquía es otro gran interesado en conseguir los objetivos azeríes, y la histórica rivalidad que mantiene con Armenia no es algo que ignorar al tratar este tema. En la clave del triunfo de la guerra de 2020 se encontró el uso de drones “Bayraktar”, procedentes de Ankara, y gracias a ello han conseguido debilitar Nagorno Karabaj al punto de que sus autoridades declararan la disolución de la república.
La superioridad armamentística que el petróleo le ha dado a Azerbaiyán en comparación con las posibilidades armenias se ha demostrado en el desenlace de décadas de conflicto en Artsaj. A pesar de haber conseguido sus objetivos, Azerbaiyán no parece conformarse, y esta vez envolviendo también los intereses de Erdogan, podríamos presenciar el comienzo de un nuevo conflicto en el Cáucaso.
Paula Gómez (España): Estudiante de Máster en Estudios Geopolíticos, Charles University, Republica Checa.