¿Por qué no los vemos?
Por Emilio Cruz López
El año pasado hubo casi cien veces más artículos de noticias sobre Will Smith golpeando a Chris Rock en la ceremonia de premiación de los Oscar 2022 que sobre la Malawi ¿Por qué las crisis humanitarias pasan desapercibidas del ojo internacional?

Este es uno de las decenas de países del sur de África que están experimentando una crisis alimentaria prolongada de cientos de días, específicamente 5.4 millones de personas, más de una cuarta parte de la población. Todas están sufriendo niveles de hambre críticos, aunado a esto, la situación ha empeorado debido al 70% de pobreza que presenta el país y las condiciones climáticas extremas que perjudican a la población a diario.
La Cooperativa Internacional de Asistencia y Socorro en todas partes (CARE) todos los años destaca las diez crisis humanitarias que no recibieron la suficiente cobertura en el mundo durante ese año. Irónicamente todos los eventos se desarrollaron en el continente africano. El último año, el desarrollo de la guerra en Ucrania en Europa recibió más cobertura que otros cuarenta casos de crisis humanitarias combinadas.
Desde un primer análisis es evidente la razón lógica por la que la situación humanitaria en Ucrania llama más miradas internacionales. Es la naturaleza geopolítica del conflicto, el riesgo de una catástrofe nuclear y el enfrentamiento directo entre entes internacionales como la OTAN que trae consigo fuertes choques económicos para todo el mundo. Entonces, el elemento más importante en los conflictos que derivan en catástrofes humanitarias es la geopolítica del suceso.
Por supuesto, después las repercusiones geopolíticas son los daños e impactos que siente la gente en otros países, por ejemplo, el incremento de los precios del trigo, la comida, y el petróleo. Desde Líbano hasta Yemen, pasando por Perú y México.

Sin embargo, ¿realmente la naturaleza política es la única que decreta si realmente se puede cubrir una crisis o existen factores de los medios de comunicación que alinean qué se cubre y cómo?
Con el incremento de desastres humanitarios en el mundo se podría llegar pensar que la cobertura internacional de estos eventos ha cambiado. Con la globalización se recibe información de manera inmediata, sin embargo, este no es el caso con los desastres humanitarios.
En 2023 de acuerdo con las Naciones Unidas, 339 millones de personas en 69 países necesitarán de asistencia, lo cual significa un incremento de 65 millones de personas que el año pasado. Los eventos desastrosos no se detienen, pero su cobertura internacional no ha mejorado.
Día con día, mes con mes y año tras año editoras, medios de comunicación masivos y periodistas deciden que historias cubrir. La priorización de las historias que se cuentan y cómo se cuentan conlleva una responsabilidad. Históricamente existe una tendencia global de que tanto los medios comunicación como las personas cuenten y cubran los relatos que son culturalmente familiares para su círculo, por supuesto, esto toma un carácter prioritario en Occidente y en las economías más grandes, por ende, son pasadas por alto en la cobertura de los principales medios de comunicación del mundo.
¿Qué se debe hacer para escuchar más sobre estas crisis no reportadas?
Debemos rechazar la familiaridad que sentimos de ciertos eventos por nuestra región y buscar escucha y cubrir a todas las personas equitativamente. Las cadenas de noticias, medios de comunicación tradicionales e incluso algunos espacios digitales refuerzan ciertos estereotipos y jerarquías humanas al enfocarse en eventos culturalmente familiares para sus audiencias.
Los medios digitales responsables deben buscar reequilibrar este desbalance de información para ciertos eventos que no tienen un “valor noticioso”. Precisamente por esto, los medios independientes como Diplomacia Activa son importantes para revitalizar los flujos de información parcializados con ciertos eventos. Al final del día, el sufrimiento de las personas es el mismo tanto en Europa como en África, todos los eventos merecen la misma atención.
No obstante, amplificar las voces marginalizadas es más complejo que la crítica a los medios de comunicación tradicionales. Usualmente las fuentes de “origen” en las que se puede obtener “toda” la información de ciertos eventos se basa en las instituciones de la arquitectura internacional tradicional, como las Naciones Unidas o los medios de diferentes Estados, por supuesto, esto es muy limitado. Por esto, es igual de importante tomar en consideración otras fuentes de “origen”, como, por ejemplo, las ONG locales, las partes que están inmersas en el conflicto, así como también, los locales que son los afectados de primera línea en los desastres.
De hecho, es sorpresivo que esto sea una novedad para algunas personas, ¿por qué no se consultaría a los participantes directos del conflicto antes de las fuentes institucionalizadas?
También se debe comprender la parcialización de los países que cubren ciertas noticias, sobre todo en tiempos de conflicto internacional. Se tiene el estereotipo global de que, en África, algunas regiones de Asia y en América Latina se coexiste en constante conflicto. Se cree que estas son las regiones donde se da la corrupción, y cualquier otro tipo de tragedias. Es por ello que también se tiene que hacer un esfuerzo para combatir todo tipo de señalamientos que estigmaticen a la región de forma negativa.
El cubrir una historia de una manera particular también puede tener implicaciones graves como lo son la deshumanización de las víctimas. No solamente se deben cubrir las crisis no documentadas en otros países no europeos, de la misma forma, se debe tratar con delicadeza a las víctimas. No es el hecho de que se muestren cifras y cápsulas de segundos en noticieros. En muchos casos, particularmente, en el continente africano las víctimas son presentadas como colectivo, en vez de individuos. Esto hace que el público en general no pueda identificar realmente quiénes y cómo están sufriendo.
Contar sus historias personales, humanizarles y no presentarles como un “colectivo de personas que están sufriendo en África, América Latina o Asia” es un primer paso.
Al final, las consecuencias que tiene el reportaje de los eventos sí tiene implicaciones en cómo se distribuye el dinero y la ayuda para solventar este tipo de crisis. Los donantes gubernamentales, las organizaciones de noticias, las agencias de ayuda sí moldean nuestra percepción del exterior y cómo observamos los desastres humanitarios.
Emilio Cruz López (México): Estudiante de Licenciatura en Relaciones Internacionales, Universidad Iberoamericana.