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Massa a la caza de oportunidades

Por Julián Resentera Ficcardi

El ministro de economía argentino viajó a Estados Unidos en búsqueda de nuevos caminos económicos. Fue recibido por influyentes funcionarios de la Casa Blanca, quienes tienen suficiente peso para diseñar acuerdos con el FMI y el Banco Mundial.

Ilustración | Ana Paula Durán

El gobierno demócrata liderado por el presidente Biden oficializó con Sergio Massa una agenda institucional que sorprendió a muchos debido a su peso político. No suele ser algo habitual que la encargada del Tesoro de los Estados Unidos, Yanet Yellen, el principal asesor económico de la Casa Blanca  Mike Pyle, y el consejero en asuntos de seguridad del Presidente del país norteamericano, Jake Sullivan, reciban a un ministro de Economía procedente de  América Latina. Y menos aún si ese ministro pertenece a un Gobierno que coqueteó con la Rusia de Vladimir Putin semanas antes de la invasión en Ucrania.

Actualmente Massa se está encargando de mantener un muy delicado equilibrio político entre la figura presidencial Alberto Fernández y la vice presidenta Cristina Kirchner, mientras intenta implementar una agenda de poder que permita fortalecer un plan de estabilización económica. 

Antes de sus reuniones con Yanet Yellen y la directora general del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, el ministro mantuvo una extensa conversación telefónica con Alberto Fernandez. Sin embargo,CFK ya conocía sus próximos pasos.

La Casa Rosada se sorprendió del nivel de encuentros que protagonizó Sergio Massa. Yellen ya se había encontrado con Alberto Fernández en el G20 que tuvo lugar en Roma, pero el ministro de economía de aquel momento Martín Guzmán no había tenido la oportunidad de concretar una reunión oficial con la secretaria del Tesoro. Estos encuentros denotan el nivel de cercanía que tiene Massa a los contactos más influyentes del establishment político norteamericano.


¿Qué logró Massa en Estados Unidos?

En un momento de escasez de dólares, el Ministro de Economía logró  impulsar un cambio en la política exterior de Estados Unidos en relación a Argentina. El  BID reabre su relación con la  Argentina y pone a predisposición  una suma estimada de 3.000 millones de dólares para el año 2022. De ese total, 1.200 millones serán destinados para impulsar las reservas del Banco Central. Al menos 500 millones para el mes de septiembre y el resto -700 millones- para los siguientes meses del año 2022. Los programas que restan por firmar y aprobar antes del fin del año 2022 suman otros 2.000 millones de dólares. Para el próximo año, se logrará sumar al mes 1.800 millones nuevos para el primer bimestre.

Massa atribuyó el giro de la política Norteamérica en relación a la Argentina  a la “unificación de la política económica”. Sin embargo es notorio que los contactos de Massa en el establishment norteamericano ayudaron a concretar planes económicos que con Guzmán habrían sido imposibles.  Voces cercanas al superministro dicen que la noticia también impactó en el Fondo Monetario internacional, ya que según el propio organismo el cumplimiento de las metas de acumulación de reservas del tercer trimestre pasó de catalogarse como casi imposible a posible. Fue una clara señal de apoyo que no esperaban, o al menos no con ese volumen..

La gira de Sergio Massa por Estados Unidos sin duda alguna empoderó el protagonismo del ministro en el Gobierno. Tanto Alberto Fernández y CFK están satisfechos por los resultados obtenidos y ahora esperan que el FMI concrete un nuevo desembolso para fortalecer las reservas del Banco Central. Massa se apalancara sobre estas relaciones de poder con el establishment norteamericano para viajar a Francia y negociar de la misma manera con el Club de París.

Aunque el superministro logró traer más previsibilidad y calma a los mercados, en función de que el país contará con mayor cantidad de dólares en su economía, aún quedan grandes desafíos por afrontar.

Entre los mayores problemas que el país atraviesa se encuentra la inflación descontrolada, la cual se estima que ya superó una tasa del 75% anual. Según proyecciones de distintas consultoras, la inflación de este año rondaría el 95%. Mientras tanto, si bien el proyecto de presupuesto del 2023 contempla una inflación del 60%, ni los más optimistas se animan a asegurar una baja tan abrupta.

Los índices de pobreza persisten en tasas altas y una de las grandes preguntas es qué va a pasar con el tamaño del estado en los próximos meses.

A pesar de que el gobierno realizó un ajuste en materia de gasto público, el mismo aún sigue siendo insostenible. Algunos temen que tras el relativo éxito de Massa en Estados Unidos el gobierno decida relajar sus políticas fiscales. Mientras tanto, la mayor preocupación social es la perdida descontrolada del poder adquisitivo. 


Julián Resentera Ficcardi (Argentina): Licenciado en Economía, Universidad Nacional de Cuyo.

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