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Colombia rumbo al ballotage

Por Arturo Bautista

Las primarias presidenciales se celebraron en un contexto de descontento social, incertidumbre política, violencia y una polarización como pocas veces se ha visto en la historia del país. Además, hubieron algunas sorpresas en el camino hacia la Casa de Nariño.

Ilustración | Paula Durán

Más de 39 millones de ciudadanos colombianos asistieron a las urnas para elegir al próximo presidente. Gustavo Petro, con una amplia diferencia, fue el más votado: el candidato de la izquierda supera a Rodolfo Hernández, la sorpresa de estas elecciones, por una diferencia de doce puntos (40 a 28 por ciento). Al no alcanzar la mitad más uno de los votos, Petro deberá ir a balotaje con Hernández el 19 de junio.

La elección se dio en medio de una profunda polarización por el descontento social derivado de la inequidad y la pobreza, además de demandas para reducir la inseguridad en las ciudades y la violencia en las zonas rurales donde operan grupos armados ilegales dedicados al narcotráfico.

Desde los años 90, el momento más agudo del conflicto armado, no se reportaban números de pesimismo tan altos como los que se reflejaron en las encuestas. Es por ello que todos los candidatos ofrecían un cambio, aunque no todos de la misma dimensión. Según las consultas realizadas previo a las elecciones, las propuestas de Petro y Hernández fueron las que más llegaron al público.

Ya antes de las elecciones, el candidato del izquierdista Pacto Histórico, Gustavo Petro, un economista de 62 años que fue alcalde de Bogotá y perteneció a la guerrilla del M-19, era el favorito. La realidad es que, si bien ganó por amplia diferencia, quedó lejos del 50% de votos necesarios para evitar la segunda vuelta. Si ganara el 19 de junio, Petro sucedería a Iván Duque y sería el primer presidente de izquierda del país.


¿Quiénes son los candidatos?

Gustavo Petro es el candidato oficial de la izquierda que competirá de nuevo para la Presidencia de Colombia, con un caudal electoral de 8,5 millones de votos en primera vuelta. Se encuentra con el reto de dejar atrás la imagen de sus opositores de ser un líder de ideas y actitudes recalcitrantes, y tratar de unir a los sectores progresistas para gobernar el país.

En su tercer intento para llegar al cargo más importante de Colombia, Gustavo Petro lleva a cuestas el lastre de haber sido integrante de un grupo guerrillero que propició una de las peores tragedias de la historia del país, la toma del Palacio de Justicia (a pesar de no haber participado directamente), pero a la vez de ser uno de los líderes políticos más importantes de la historia reciente del país latinoamericano.

Petro se define como un líder de izquierda «progresista» en un país altamente tradicional y de derecha. Propone hacer «girar la economía alrededor de la vida», apostarle a la riqueza natural y a la protección del medio ambiente, así como «profundizar la democracia», y hacer una estructura económica «que se base en la producción y no en la extracción», según dijo en una entrevista a CNN en julio de 2021.


Rodolfo Hernández Suárez fue segundo en la primera vuelta a la presidencia de Colombia y disputará el ballotage en algunas semanas. Es nacido en Piedecuesta, Santander, hace 77 años (26 de marzo de 1945) y es reconocido en el país por su profesión de ingeniero civil. De orígenes humildes, el ya mayor candidato, aspira a convertirse en presidente de Colombia con su discurso de lucha contra la corrupción.

Es la gran sorpresa en estas elecciones presidenciales de Colombia, y que tras un repunte en las encuestas logró meterse en el balotaje. De las últimas informaciones se desprende que habría recibido cerca del 28% de los votos, equivaliendo esto a 5,9 millones de colombianos que le han confiado la presidencia en esta primera ronda.

Los grandes perdedores de la jornada fueron, sin lugar a dudas, los candidatos de Equipo por Colombia (Federico Gutiérrez) y Coalición Centro Esperanza (Sergio Fajardo). El primero de ellos con “Fico” Gutiérrez se considera un fracaso porque todas las encuestas lo posicionaban en el segundo puesto y lo colocaba en una buena posición de cara al Ballotage. Una vez reconocida la derrota, el ex Alcalde de Medellín llamó a sus votantes a “no perder el país” y “votar a Rodolfo”.

El segundo gran fracaso fue el de Sergio Fajardo, quien ni siquiera pudo pasar la barrera del millón de votos (Según los resultados preliminares obtuvo cerca de 880.000 votos). Esto demuestra también el alto nivel de polarización que se vivió en las semanas previas y durante el mismo domingo.

“Nosotros no queremos perder el país y no vamos a poner en riesgo el futuro de Colombia, por eso Rodrigo y yo votaremos por Rodolfo«

Federico «Fico» Gutiérrez luego de reconocer la derrota

Según el pre conteo informativo de la Registraduría, y con el 99,9% de las mesas informadas, Petro suma 40,32% de apoyos, Hernández 28,15% y Federico Gutiérrez 23,91%. Esto quiere decir que cerca del 93% de los votos se agrupan en solo tres frentes, lo que demuestra una vez más la división en la sociedad colombiana.

Tan fuerte es el mensaje de cambio que parecen haber dado los colombianos que Hernández convierte a Petro en el candidato conocido, el tradicional, el «de siempre”. A pesar de que sobre lo papeles tiene una amplia ventaja, matemáticamente está complicado, y es que parte con una enorme desventaja hacia la segunda vuelta: el rechazo que genera en el centro y la derecha, y tras 20 años en política, el desgaste con el sistema ahora le puede jugar en contra, teniendo en cuenta además que Hernández recibirá un gran caudal de votos procedentes de “Fico”.


Ilustración | Infobae

Quien asuma la presidencia de Colombia se enfrentará a múltiples retos e intereses contrapuestos. El próximo presidente debe buscar soluciones para disminuir las crisis humanitarias a las que se enfrentan muchas personas en Colombia, lo que debería incluir la exploración del diálogo con el ELN y el apoyo a las propuestas de la sociedad civil para que se establezcan acuerdos humanitarios en regiones violentas.

El nuevo presidente debe volver a priorizar la atención a los derechos individuales y colectivos de personas afrocolombianas, palenqueras, raizales e indígenas. Debe hacerlo reforzando los esfuerzos para implementar el Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz de 2016 y trabajando con los Estados Unidos para renovar el Plan de Acción Racial Colombia-Estados Unidos (CAPREE) destinado a abordar la discriminación racial contra personas afrocolombianas, indígenas, afroamericanas y nativas americana.

Pero sobre todas las cosas, el nuevo mandatario se encontrará con la difícil tarea de volver a unir a los colombianos y combatir la violencia, en un contexto de descontento que va en aumento y parece no tener fin. La segunda vuelta sin duda definirá la voluntad ciudadana firme para acabar con la corrupción como sistema de gobierno y así mismo quedará escrito el futuro del pueblo colombiano.


Arturo Martínez Bautista (México): estudiante de Relaciones Internacionales, Universidad Tecnológica de México.

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