Shanghái: medidas extremas
Por Concepción Mejías Carrascosa
Las estrictas restricciones impuestas por el Gobierno de Xi Jinping en la capital económica de China están causando graves estragos en la población y tiene efectos globales.

El confinamiento de Shanghái, al cual se están comenzando a referir como el más duro hasta el momento a nivel global, ha arrastrado a la población a salir de sus casas para mostrar al mundo las consecuencias de estar encerrados durante más de un mes con dificultades de acceso a bienes esenciales como comida, medicina e incluso, agua mineral.
La desesperación y la incertidumbre de cuánto tiempo deberán proseguir así los habitantes de Shanghái, no solo ha desencadenado en enfrentamientos directamente con las autoridades, sino también en especulaciones y rumores respecto a vídeos virales en redes sociales que muestran cuerpos sin vida en las calles de la ciudad. Algunas personas confirman que estos pertenecen a vecinos que se han precipitado desde los balcones de sus edificios, movidos por la desesperación y la incapacidad de aguantar más tiempo en esta situación.
Desde el Gobierno se recalca la importancia y la efectividad de este procedimiento bautizado como “Medidas Cero Covid”, incluso anunciando que este procedimiento es “el arma mágica” del Gobierno Chino para mantener bajo el número de fallecimientos causados por Covid-19.
Entre esta segunda ronda de medidas cautelares y preventivas, se han anunciado, por ejemplo, la posibilidad de que residentes de un bloque de apartamentos, a pesar de tener resultados negativos en las pruebas de alérgenos o PCRs, pueden ser puestos en cuarentena si han sido contacto con personas positivas o si alguno de los vecinos ha resultado positivo, ya que a todas estas personas se las considera un peligro para la salud popular.
En algunos de estos casos, la indignación de la población se ha visto exacerbada, a raíz de algunas publicaciones en redes sociales en las que habitantes, de estos pisos puestos en cuarenta, explicaban cómo las autoridades les habían reclamado las llaves de sus apartamentos para poder entrar en ellos y fumigarlos. A estas medidas se las está empezando a conocer a través de redes sociales como los “periodos de silencio”, y duran entre dos o tres días.
Dentro de estas estrictas medidas impuestas a aquellas personas con test negativos, pero con posibilidad de contacto con un positivo, también se encuentra la toma de temperatura diaria, prohibición de abrir las puertas de las habitaciones de hotel o del domicilio a no ser que sean para una revisión médica oficial y prohibición del reparto de comida a domicilio e incluso incapacidad para salir de casa a sacar la basura; este último hecho conlleva a algunas personas a convivir con sus propios residuos durante días.
Por otro lado, no es solamente la situación de confinamiento la que altera tremendamente a la población, sino también el miedo ante la aparente dificultad de acceso al sistema sanitario y a la atención médica, o las malas condiciones en las que se encuentran algunas instalaciones.
Más allá de las medidas que se aplican directamente sobre la población, las autoridades chinas han establecido también una desinfección rigurosa de las zonas comunes tales como parques, plazas y fachadas de edificios. Medios de comunicación estatales han publicado a lo largo de estas ya cinco semanas, con bastante frecuencia, a grupos de trabajadores, vestidos con los uniformes protectores, rociando aquellas zonas que el Gobierno considere de alto riesgo de propagación del virus, o bien hayan sido frecuentadas por personas infectadas.

Algunos grupos de profesionales, como los bomberos, han sido apartados de sus responsabilidades cotidianas para, junto con equipos de voluntarios, ligas juveniles y grupos de rescate de emergencia, para participar en las campañas de desinfección masivas de la ciudad.
A demás, en algunos barrios de Shanghái, se han instalado estaciones especiales de creación de productos químicos utilizados para la limpieza de las calles, e incluso grandes vehículos, similares a los tanques, que contienen en su interior depósitos de desinfectante con el que rociar las calles y zonas comunes necesarias.
El jueves 5 de mayo, el dirigente chino lanzó en su discurso una advertencia contundente contra toda aquella persona que se resista o cuestione las medidas establecidas por la política “Cero Covid”. Ese mismo día el Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista se comprometió a «adherirse inquebrantablemente a la política general de ‘cero-covid dinámico’, y “luchar resueltamente contra cualquier palabra y acto que distorsione, dude o niegue las políticas de prevención de epidemias de nuestro país».
La presión y el descontento social son cada día más palpables en la ciudad, con frecuentes caceroladas y enfrentamientos en las calles contra la policía y el personal sanitario. Este descontento no solamente está centrado en las consecuencias psicológicas y físicas que este duro confinamiento está teniendo sobre la población, sino también la grave situación económica que está resultando de estas restricciones.

Shanghái, considerada la capital financiera del país asiático, al igual que centro de fabricación y transporte marítimo, está viviendo una importante desestabilización de su sistema financiero. El índice de gestor de compras de producción de la revista Caixin (un indicador que se usa frecuentemente para evaluar el estado de la economía del país) se desplomó de los 42 puntos en los que se encontraba en marzo, a 36,2 el pasado abril 2022.
El estricto confinamiento al que se ha sometido la ciudad de Shanghái ha tenido también consecuencias en sus exportaciones nacionales e internacionales, ya que alrededor de un tercio de las mercancías se encuentran retenidas en el puerto poniendo a muchas personas comerciantes y empresarias bajo presión desde ambos extremos: por un lado, ante la demanda de los clientes y la incapacidad de responder a sus pedidos, por otro, la falta de turistas y visitantes que generen nuevas consumiciones y oportunidades comerciales.
La situación en unos de los principales centros financieros de China y del mundo es, cuanto menos, preocupante. En 2020, cuando veíamos la situación en Wuhan, nadie imaginaba que dos años después seguiríamos -en mayor o menor medida- en una situación similar. Lo que ocurre en Shanghái puede ser visto como una situación extrema o bien un futuro no muy lejano para aquellos centros urbanos donde los casos de Covid se han visto incrementados en los últimos días. Quedate, que el mundo nos necesita atentos.
Concepción Mejías Carrascosa (España): graduada en Derechos Humanos y Relaciones Internacionales, Universidad Autónoma de Madrid.
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