Mariano Moreno: la activa reflexión
Secretario de Guerra y Gobierno de la Primera Junta de las Provincias del Río de la Plata, fundador de «La Gaceta de Buenos Ayres» y Doctor en Leyes. Pensador fundamental en los acontecimientos anteriores y posteriores a la Revolución de Mayo ¿Pudieron la ideas de Moreno penetrar en el pensamiento colectivo?

Mariano Moreno nació en 1778, en el Virreinato del Río de la Plata. Hizo su carrera universitaria en Chuquisaca (hoy Sucre, capital de Bolivia), lugar donde forjó una fructífera relación con Matías Terrazas, sacerdote letrado de gran cultura que le facilitó el acceso a su biblioteca y lo incluyó en su círculo intelectual.
Durante esta estancia intelectual se puso en contacto con las obras de los teóricos de la Ilustración europea como Montesquieu, Voltaire, Diderot, Locke y Rousseau, quienes ejercieron gran influencia en su pensamiento ideológico. Esto, sumado a su interés en torno al derecho indiano, forjaron en él un ideario revolucionario que se puso de manifiesto en el contexto de las luchas en el Río de la Plata. Se graduó en la Universidad con una disertación que denunciaba la situación de los indígenas en las minas de Potosí, condenando las prácticas españolas de exigir servicios personales a los indios. Moreno murió de manera dudosa, poco tiempo después de la Revolución de Mayo, en 1811, cuando viajaba rumbo a Europa.

Ahora bien, situándonos en el clima revolucionario de 1810, en la emergencia de nuevas subjetividades políticas y en la tensión entre el pasado y el presente, intentamos evocar, releer y restituir las voces de la Filosofía Argentina. Trataremos en el presente artículo los modos de ejercicio filosófico y los estilos de escritura en las primeras décadas del siglo XIX teniendo como referencia específicamente la figura de Mariano Moreno.
En esta primera mitad del siglo XIX, en el Río de la Plata, no encontramos una Filosofía presentada de manera sistemática al modo tradicional, lo que no significa que no haya habido reflexión filosófica. Por el contrario, encontramos profundos pensamientos desplegados en diversos tipos de registros escriturales. Esta forma de pensar se caracteriza por el diálogo y la incorporación de las ideas de autores europeos; sobre todo, franceses. Cabe mencionar que la reflexión en este momento histórico no persigue un fin meramente especulativo, sino que atiende a los problemas prácticos que atravesaba el Rio de la Plata en ese momento singular y concreto.
En este marco de la primera mitad del siglo XIX, tiene lugar la circulación de ideas ilustradas en Argentina, la cual provino de las formas en las que se produjo la Ilustración en Europa y, principalmente, en España y Francia. En este sentido, la Ilustración en el Río de la Plata no supone un movimiento revolucionario y demoledor, sino que consistió un ejercicio crítico sobre el presente, pero limitado.

En estos acontecimientos, la figura de Mariano Moreno encarna la imagen de la ruptura y la búsqueda de la legitimación de la revolución. Leemos en él un ejercicio sostenido que persigue reconocer los hechos que significaron una situación inédita y que dieron lugar a un interrogante por la fundamentación del nuevo régimen de poder y la forma de gobierno a seguir para la Argentina.
En el prólogo de la traducción que hace del Contrato social de Rousseau (1810) advertimos su tarea como un acto propiamente revolucionario. A la vez, el pensamiento de Rousseau se constituye como uno de los principales aportes para la redefinición de lo político, aportando herramientas teóricas y categorías para pensar al calor de lo que está sucediendo.
Es interesante la lectura de Moreno sobre el pacto social que, según él, en América Latina fue impuesto mediante la violencia y la fuerza. Este pacto social y su establecimiento vendría a ser el acto de fijar las condiciones que convengan al instituyente, esto es lo que se denomina como constitución del estado. En este sentido, Moreno se inclina hacia un modo de democracia republicana sustentada en la base de la soberanía popular, es decir, que la legitimidad de la misma se funda en el contrato social. Basándose en las nociones de pacto social y soberanía del pueblo, Moreno fue un defensor de la libertad de prensa y la formación de la opinión pública en los marcos de un pensamiento ilustrado, en otros términos, los acontecimientos fueron pensados a la luz de la tradición europea, pero en función de la realidad concreta del espacio y el tiempo propio.
Esta pretensión de formar una opinión pública sólida la vemos manifestada en la creación del periódico semanal La Gaceta de Buenos Ayres, mediante el cual se pretendía anunciar al público noticias exteriores e interiores que fueran de interés general. Su importancia radica en que la Gaceta fue un arma, un escudo y un espacio pedagógico en el sentido de que también buscaba difundir las ideas y las acciones del nuevo gobierno de la junta. De este modo permitía que el pueblo no sólo se instruyera en las ideas y acciones políticas, sino que también se sintiera sujeto de derechos con voz propia.

Podríamos decir que de este modo circuló a través de la literatura periodística las nociones de soberanía, emancipación, pacto social, libertad e igualdad, entre algunas de las más decisivas. Este registro escritural periodístico reflejó y articuló el lenguaje, la política, y los acontecimientos. Constituyó un espacio de promoción y difusión no solo de las ideas, sino que también promocionó la participación y el interés de las personas por lo que estaba sucediendo.
“En vano provocarán congresos, promoverán arreglos y atacarán las reliquias del despotismo; si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía.”
Mariano Moreno, Prólogo al «Contrato Social» de Rousseau, p. 258
¿Qué pasaría, entonces, si los pueblos no logran acceder al conocimiento ni a la libertad de hablar? Pues Moreno afirma, en su texto Sobre la libertad de escribir, que el pueblo se encontrará inmerso de error en error ya que, no teniendo libertad de pensamiento, seguirán respetando absurdos aceptados por sus padres y por la misma costumbre. Moreno persigue que no se reprima la libertad de pensar en asuntos que conciernen a todos. Exige dar acceso a la verdad e introducir las luces de la Ilustración en los pueblos.
En síntesis, Mariano Moreno se esforzó por legitimar la formación de un gobierno autónomo en el Río de la Plata. Basándose en las nociones de pacto social y soberanía del pueblo. Asimismo, fue un defensor de la libertad de prensa y la formación de la opinión pública en los marcos de un pensamiento ilustrado.
“Si se ponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia; el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria.”
Mariano Moreno, La Gaceta de Buenos Ayres, del 21 de junio de 1810
Moreno, lúcido lector del pasado y de su presente advirtió la necesidad de cuidar de modo virtuoso la libertad naciente y el bien general, apartándose de los posibles vicios y errores de los representantes. Para ello promovió la expresión de la voz del pueblo, impulsando la formación de la opinión pública, participativa e informada sobre las conductas y las decisiones de sus representantes.
Ahora bien, en esta lectura y reflexión sobre nuestro pasado desde nuestro presente, cabría preguntarnos, a poco más de 200 años de la Revolución de Mayo en el Río de la Plata ¿Qué queda ahora de aquellos ideales?, ¿podemos advertir los efectos y las resonancias de este pensamiento hasta nuestra actualidad?, ¿el pasado puede arrojarnos luz sobre el presente?, quizá, podamos comenzar a responder teniendo en cuenta lo que afirma el mismo Moreno: “La historia de los pueblos antiguos presenta lecciones seguras, a los que desean el acierto” (Prólogo al Contrato Social de Rousseau).
Agustina Miranda Giordano (Argentina): estudiante de Profesorado de grado universitario y Licenciatura en Filosofía, Universidad Nacional de Cuyo.
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