TikTok ¿Caballo de Troya?
Por Axel Olivares
La red social se encuentra en su periodo de mayor apogeo por parte de diversas comunidades, a la vez que se encuentra dentro del conflicto geopolítico entre las grandes potencias ¿Pueden las redes sociales vulnerar la seguridad de un Estado?

El militar Thomas Lawrence o mejor conocido como Lawrence de Arabia tenía como misión comandar la rebelión árabe contra el Imperio Otomano y conformar un Estado árabe unificado. Lawrence, consciente de que no disponía de un ejército sólido y resistente, sino de un grupo con nula experiencia en materia militar, decidió librar una guerra de guerrillas, una revuelta invisible, quitándole el rostro al frente, así no había ningún blanco al cuál disparar. Una vez que el enemigo identificó al adversario, fue demasiado tarde.
Cien años después, Eurasia Group (consultora de riesgo político) incluye a las redes sociales, a TikTok –especialmente- y las nuevas tecnologías como las fuentes principales de perturbación para el orden político mundial.
El documento publicado en enero afirma que «estos avances tendrán efectos políticos y económicos de largo alcance» a través de un modus operandi particular: creando “ejércitos de bots humanos de bajo costo encargados de elevar a los candidatos marginales, vender teorías de conspiración y noticias falsas, avivar la polarización y exacerbar el extremismo e incluso la violencia, todo ello amplificado por el eco de las redes sociales».
La consultora resalta la paradoja en la que cae Estados Unidos, “suelo fértil para la innovación, alimentado por su democracia representativa; los mercados libres y la sociedad abierta ha permitido que estas tecnologías se desarrollen y se propaguen sin barreras, hasta el punto de que ahora amenazan los mismos sistemas políticos que las hicieron posibles». Es aquí cuando TikTok entra en escena, siendo la plataforma más consumida por la Generación Z. El gobierno norteamericano busca prohibir la red social dentro de su territorio por supuesto espionaje ilegal a través de las cuentas de sus usuarios. Sin embargo, la iniciativa fue tomada cuando ya la red social contaba con 150 millones de usuarios en EE.UU., siendo en su mayoría adolescentes y jóvenes adultos.

Rob Joyce -jefe de ciberseguridad de la Agencia de Seguridad Nacional- ha descripto a TikTok como un “Caballo de Troya chino” que se ha infiltrado en la sociedad estadounidense. No obstante, la potencia oriental fue mucho más perspicaz al momento de invadir el territorio de su enemigo y no se expuso tan explícitamente. Al igual que T. E. Lawrence, el coloso asiático pudo filtrarse en Occidente a través de su dimensión socio cultural, llegando a instalarse como un medio digital funcional a la sociedad, entre diferentes generaciones y para diferentes fines.
¿Dónde estoy cuando me ausento de mi presencia?
TikTok ha tomado fuerza desde sus mismos usuarios. Y a estos, ¿qué los inspira en esta transacción? La abogada y autora, Paloma Llaneza alude al aburrimiento, undesajuste que nos transporta a un silencio en donde se harían notar los males de nuestro tiempo, “ese agujero negro que nos habita y que necesitamos alimentar a ver si se cierra”. Luchar contra él es luchar contra el fracaso de una expectativa de vida. Su observación abarca a todas las redes sociales, pero se enfoca específicamente en TikTok por el formato que impone. El encadenamiento algorítmico de sus videos hace que “no tengamos ni que elegir con qué drogar a la bestia”.
Tiqqun, revista francesa sobre filosofía, ofrece otra perspectiva sobre la “bestia”. A través de su metafísica crítica, afirman que el problema recae en la «crisis de la presencia», “lo que creía sólido y garantizado empieza a desintegrarse. Vacila y se hunde la frontera que me separaba nítidamente del mundo […] Es como si yo ya no fuera yo, como si un intruso se me hubiese colado dentro. Me asaltan las preguntas sobre la vida que llevo”.
Al resultado lo llaman Bloom, alguien herido que se ausenta de los demás y de sí mismo porque ya no puede confiar ni en su yo resquebrajado. El Bloom “ve lo que quiere ver, piensa lo que ya sabe, se relaciona sin implicarse, oye sin escuchar y decide sin asumir”, su ausencia del mundo se debe a que ya no puede confiar en él. Cabe aclarar que la publicación no se refiere a un individuo sino a un estado, un humor colectivo, que podría implicar a cualquiera.

¿Cuál es la salida? Para Tiqqun, la crisis de la presencia no debe ser superada sino absorbida para llegar a una «presencia soberana». La crisis se debe utilizar como materia prima, desencadenando e intensificando la problemática de nuestra existencia para entenderla y dominarla, hacerse amigo del enemigo.
No obstante, Tiqqun plantea que la crisis de la presencia y la intención por superarla se ve eclipsada por una “gigantesca muleta existencial” para el Bloom llamada «dispositivo». Este no asume el drama existencial, sino que nos promete salir indemnes y llenar el vacío manteniendo al Bloom como lo que es, pero a la vez manteniendo vigentes sus ilusiones de control y autosuficiencia. «Dispositivo» no se reduce solo a un artefacto electrónico, sino que también puede ser una máscara –para fingir normalidad-, una prótesis cognitiva –desde donde mantener la ilusión de compostura-, y hasta una polarización ideológica– haciendo que el Bloom reduzca toda su complejidad a la búsqueda de un culpable de su malestar-. Casualmente las redes sociales son el medio por el que estos dispositivos conviven, solo la del algoritmo más flexible facilitará el proceso.
El mensaje de un medio es… otro medio
El dispositivo, desde su definición más simple, es un medio, y aludiendo al principio más básico del filósofo y visionario da la comunicación, Marshall McLuhan, “el medio es el mensaje”. “El mensaje de cualquier medio es el cambio de escala, ritmo o patrones que introduce en los asuntos humanos”. Esto significa que al igual que un ferrocarril, que aparentemente solo es utilizado para llegar a un destino, modifica nuestro estilo de vida y nuestra cultura absorbiendo todos los medios anteriores como la rueda o la carretera. El resultado de un medio es que este se fortalece usando otro medio como contenido.
El efecto producido por esta amalgama de medios modifica la sensibilidad y la percepción, pero esto no es evidente debido a que no sería ese el resultado deseado, entonces ¿Cuál es el “mensaje” al que los avances tecnológicos de corte racionalista quieren llegar? McLuhan afirma que durante la formación de una cultura es el pensamiento mítico el que tiende a predominar sobre el pensamiento lógico-crítico. Y esa formación, si seguimos con la teoría mcluhaniana, se da a través de medios, medios que se convierten en extensiones de nuestros sentidos humanos.
TikTok parecería ser simplemente un eslabón más en una cadena infinita, otra opción dentro del mercado de redes. Todas las redes podrían ser «dispositivo» del que Tiqqun habla, sin embargo, la red social china da un paso más allá.

Según un informe del New York Times, el algoritmo de TikTok tiene cuatro prioridades: el valor de usuario, el de usuario a largo plazo, el valor de creador y el de la plataforma. Las métricas empleadas son la “retención” y el “tiempo empleado”. Los usuarios son estudiados mediante una ecuación que suma los me gusta, los comentarios, el tiempo de reproducción y las visualizaciones completas. Su objetivo es la concurrencia diaria de un mayor número de personas para que la plataforma aumente su volumen de datos y así seguir aprendiendo de sus usuarios para saber qué más ofrecerles.
Es este catálogo personalizado al que McLuhan podría referirse como “pensamiento mítico” ya que, a pesar de la polémica que generaron una serie de videos controversiales que incluían trastornos alimenticios o autolesiones, es la sección “Para Ti” de la App la que realmente atrapa al usuario, sobre todo a los más jóvenes quienes ven un arquetipo utópico de sí mismos que no encuentran en la vida cotidiana.
Como consecuencia la tasa de depresión y ansiedad en adolescentes ha aumentado en los últimos años. Según Unicef, solo en Latinoamérica, alrededor de 16 millones de adolescentes entre 10 y 19 años tiene algún trastorno mental. Cabe aclarar que las redes sociales no serían el único factor de esta “generación deprimida”. La pandemia, por ejemplo, es también responsable. Sin embargo, la psiquiatra infantojuvenil chilena Ana Marina Briceño afirma que “existe evidencia asociada a las redes sociales, a cómo la permanente comparación en la que están los jóvenes con otros, en cuanto a su vida y su cuerpo, agrega problemas de ánimo y ansiedad”.
Los algoritmos más sofisticados, ansiosos de saber todo sobre el usuario, parecen caer a este círculo vicioso en el que es alimentado con contenido idealista siendo este el que difunde con más potencialidad. Solo el sentido crítico-escéptico impedirá que el medio sea utilizado como una “gran muleta existencial”.
Axel Olivares (Argentina): Estudiante de Comunicación Social, Universidad Nacional de Cuyo.
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