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Con la Unión o en su contra

Por Jesús del Peso Tierno

Desde que se aprobó el plan europeo para la recuperación económica, NextGenerationEU, muchas serían las cláusulas a negociar ¿la más importante? Respetar los valores y principios de la Unión.

Ilustración | Ingrid Fonoy Díaz

Entre los principales objetivos de este fondo de recuperación 750 mil millones de euros, se encontraba la transición energética del continente. Una gran parte de esta ayuda para apoyar a los miembros de la Unión Europea tras la pandemia, debían ser empleados para reconvertir el modelo productivo energético de cada uno de los Estados para poder ganar así seguridad y autonomía.

No fueron pequeñas las resistencias: qué energías serían consideradas verdes y cuáles no; en qué plazos se deberían alcanzar dichos objetivos y, en este marco negociador, las asperezas que se levantaron en multitud de países fueron enormes, sobre todo entre aquellos que ya arrastraban confrontaciones con la Comisión Europea por su oposición al sistema comunitario.

Fueron tales las diferencias que la batalla entre países como Polonia o Hungría se produjo en todos los niveles. En principio por la profundización de políticas que se enfrentan al seno de la Unión como la represión de la comunidad LGTB y luego por el desacato de dichos países a la supremacía que el Derecho Europeo tiene sobre el derecho interno.


En ese pulso mantenido entre los líderes polacos, húngaros y europeos hemos presenciado un nuevo episodio que podría ser demoledor para las economías de estos países. Bruselas, en un intento más por corregir la trayectoria de los países “rebeldes” de la Unión ya habría redactado un reglamento que blindaría estos fondos tras haber tramitado, a través del Parlamento Europeo, una normativa que los supeditaría a los intereses de la Comisión.

Esto fue avalado posteriormente por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) quién, además, habría ordenado la retirada de los fondos NextGenerationUE de aquellos países “que vulneren el Estado de Derecho” y además no compartiesen los objetivos de la Unión.

“Detesto decir esto, tras haber nacido bajo el comunismo, pero cuando el hundimiento de la democracia liberal pasa a ser una posibilidad real, puede que necesitemos censurar las voces más radicales, como pasó con Trump en Estados Unidos”.

Jan Kubik, la Universidad de Rutgers.

Esta es una importantísima que sienta un precedente dentro del derecho europeo y que ayuda a su vez a sentar las bases legales para combatir las derivas autoritarias de algunos Estados que hostigan a las instituciones comunitarias. A partir de ahora, estas derivas pueden salirle muy caras a aquellos gobiernos en los que, a consideración de las instituciones de la UE, no pudieran gestionar con todas las garantías los fondos, pudiendo estos ser cancelados.


Viktor Orban junto a Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea | Reuters

El Gobierno húngaro de Viktor Orbán y el polaco de Mateusz Morawiecki, que se sienten en el punto de mira de la nueva norma, habían impugnado su adopción. Pero los jueces europeos se han pronunciado a favor del reglamento en un caso que el propio tribunal ha calificado como de “importancia excepcional” y de una “relevancia constitucional innegable”. El carácter extraordinario del pleito se ha resaltado, además, con la retransmisión en directo de la lectura de un veredicto por primera vez en los 70 años de historia de la corte europea con sede en Luxemburgo.

Esta sentencia judicial, que considera que existe un claro peligro en que gran parte de los fondos europeos se destinen a partidas que no comparten los objetivos de la organizacióna, ayudará a asentar las políticas coercitivas de la Comisión Europea de ahora en adelante. Tal y como se exponía en las mismas fuentes, el Abogado General de la Unión Europea ya habría propuesto declarar inadmisible cualquier alegación o desestimar todas las reclamaciones de los dos países.


Así pues, de este lado ha caído la balanza, en un importantísimo juicio que no hace sino reafirmar el poder jurídico sobre el que se asienta la Unión Europea. Este es también un claro llamado de atención ante el resto de populismos europeos, los cuales, si bien solo han llegado al poder en los gobiernos de estos países, suponen una importante representación parlamentaria en una gran cantidad de Estados que componen al grupo de los 27 y que suscitan una importante amenaza para el funcionamiento de la propia Unión.


Jesús del Peso Tierno (España): estudiante de Relaciones Internacionales, Universidad Rey Juan Carlos de la Comunidad de Madrid.

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