Met Gala: impacto de la moda en la sociedad
La Met Gala, también conocido como “la gran noche de la moda”, se celebra desde 1948 y, aunque no parezca, es un importante escenario sociopolítico. Celebrado en la ciudad que no duerme, más precisamente en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, es un espejo de las transformaciones sufridas por Estados Unidos y el mundo.

La moda es reflejo de lo que pasa socioculturalmente. El clic de una cámara, la tapa de una revista o un desfile, inmortalizan y cuentan a través de colores y diseños la historia de la humanidad recorriendo las calles del mundo con sus desorbitantes e inalcanzables pasarelas. Sin ir muy lejos, la temática de la Met Gala 2020 fue modificada en apoyo al movimiento social Black Lives Matter, el cual se generó por la muerte del afroamericano George Floyd en manos de la policía estadounidense y del cual Donald Trump no era un gran simpatizante. Pero ¿es esto algo nuevo?
“La moda no sólo existe en los vestidos. La moda está en el cielo, en las calles, tiene que ver con ideas, la forma en que vivimos y lo qué está sucediendo” ya decía Coco Chanel en la segunda parte del siglo XX. Lo que sucede en esta gran celebración se replica en todos los ámbitos y marcas del universo del diseño, el cual es parte de un gran conjunto de artes junto a la literatura o a la música que han hecho no solo de espejo sino de conductores de la realidad.
Un claro ejemplo de la repercusión de los hechos en las corrientes de moda, o viceversa, es lo sucedido en los años 60 en las calles de Estados Unidos. Una revolución cultural juvenil desatada en un intento por ponerle fin a la guerra de Vietnam e impulsada por la contracultura “hippie”, irrumpió en el mundo para decir basta de guerra y sí al amor. A su vez, con sus ideales de pacifismo y antisistema, llegaron también nuevas tendencias: las faldas largas, flores, flecos, vinchas, lentes redondos e, incluso, el nudismo.
:quality(65)/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/larazon/6O77XHY6RJH4XHNTYVIZOJVW5U.jpg)
Hoy los patrones se repiten. La revolución social a nivel global que busca renovar las reglas de género, raza y belleza que rigen a las sociedades, se expresan nuevamente en el universo fashionista. Así, las marcas más icónicas de la historia comienzan a incluir con más fuerza rostros de personas no solo de diferentes razas sino también de géneros. La diversidad ha llegado a las grandes pasarelas para quedarse.
También el estereotipo de mujer se ha visto transformado y marcas influyentes en la historia del diseño se ven envueltas en una nueva era de cambios en materia de pluralidad, igualdad y libertad por cual han tenido que reinventarse. Dior, Benetton, Chanel, Givenchy o Victoria’s Secret, buscando romper las casillas tradicionales de hombre/mujer y las anticuadas normas de la imagen femenina, comienzan a lucir en sus revistas, colecciones y pasarelas a personas con diversas tallas, cuerpos, raza o género. Entre los radicales cambios han apostado a lanzar líneas de maquillaje para hombres o unisex y es así que, según Vogue, “el maquillaje masculino es la nueva tendencia”.
Sin embargo es probable que en su mayoría la diversificación de modelos haya llegado en respuesta a una corriente social demandante y no como una genuina iniciativa, ya que el mundo de la moda es conocido primeramente por su rigidez y exclusividad.
“La moda se ha convertido en un elemento central de un proceso social que gobierna la producción y consumo de objetos, la publicidad, la cultura, los medios de comunicación, los cambios ideológicos y sociales. Hemos entrado en una segunda fase de la vida secular de las democracias, organizadas cada vez más por la seducción, lo efímero, la diferenciación marginal. Más allá de las inquietudes que pueda suscitar una sociedad abocada a la obsolescencia de las cosas y del sentido, la moda aparece, paradójicamente, como un instrumento de consolidación de la democracia, de las sociedades liberales, como vehículo inédito de la dinámica modernizadora”.
Gilles Lipovetsky, filósofo y sociólogo francés.
¿En qué contexto se redefine la moda?
La civilización moderna comenzó a construirse en el siglo XVI y se ha visto marcada por un aumento de las interconexiones desde la creación de la imprenta en 1549. Con el estado moderno se visualizó a Europa como el modelo ideal de sociedad civilizada y encaminada para crecer y, aunque es cierto que se estableció una comunidad con derechos e instituciones sin precedentes, son muchos los aspectos sociales que escaparon a aquel modelo.
El aumento de la rapidez de las comunicaciones globales a través de la tecnología y las redes sociales, establecen un nuevo orden mundial donde si la información vuela, los cambios también. Lo que no sucedió en 500 años en materia de libertad de expresión e igualdad de género está sucediendo o, al menos empujando con fuerza, en los últimos 100 años y la moda no ha sido testigo sino, por el contrario, un espacio para ello.


La edición 2021 de la Met Gala no escapará de este nuevo enfoque y los conductores elegidos por la organizadora Anna Wintour para el festival son los que nos dan la premisa: por un lado Billie Eilish, la cantante estadounidense de 19 años famosa mundialmente por romper los estereotipos de las estrellas del pop con su estilo único basado en vestimentas sueltas y, por el otro lado, Naomi Osaka que, sin pertenecer a la industria de la alta costura, es una jugadora de tenis haitiano-japonesa que ha ocupado la primera posición de la clasificación de la Asociación de Tenis Femenino. Iniciativas como estás destierran la idea de que para pertenecer al universo de la moda las mujeres deben ser únicamente una “cara bonita”.
Valentina Terranova (Argentina): estudiante de Periodismo, Universidad Juan Agustín Maza.
