Un repaso histórico por Malvinas
Por Francisco Sanchez Giachini
Durante los últimos dos siglos la cuestión de la soberanía sobre las Islas ha sido discutida tanto por argentinos como por británicos en busca de controlar ese pequeño y frío, pero estratégico archipiélago en el Atlántico Sur. Ahora bien ¿A cuándo se remonta el conflicto y cuáles son los argumentos?

Esta cuestión diplomática, que incluso escaló a un conflicto armado, no se remonta a la toma de Puerto Argentino en abril de 1982. Tampoco lo hace a la resolución 2065 de Naciones Unidas cuando se declaró la existencia de un conflicto de soberanía entre el Reino Unido y la República Argentina, que remitió también a la Resolución 1514 sobre Descolonización.
Para entender el conflicto en el Atlántico Sur hay que hacer un recorrido histórico hasta el momento del descubrimiento mismo de las Islas. No hablaremos de actualidad, pues el tema ha sido ampliamente tratado. No dedicaremos entonces a desmenuzar la historia no tan conocida de Malvinas.
El Descubrimiento
Nadie debería sorprenderse al leer que gran parte de la historia del Reino Unido se ha basado en la ocupación de tierras alrededor del globo, constituyéndose así como una fuerte potencia colonial y de ultramar. En base a esto es que afirmamos que los títulos jurídicos que invocan los británicos se basan en dos grandes conceptos; el descubrimiento y la ocupación.
En 1492 se produjo el “descubrimiento” de América. Desde ese punto los viajes a través del Atlántico para conquistar el “Nuevo Mundo” se volvieron moneda corriente. Es en esta época cuando se produce el descubrimiento de las islas, pero el debate radica en quién fue el primero.

Las fuentes británicas lo atribuyen a sus coterráneos hacia finales del Siglo XVI. Luego de la destrucción de la “Armada invencible”, el Reino Unido se hizo con el control de los mares y de las rutas comerciales. De aquí viene el primer candidato británico a ser quien descubre el archipiélago.
En su intento por realizar la segunda circunnavegación en su carrera, el corsario Thomas Cavendish se embarcó a bordo de la Desire acompañado por otro experimentado marinero, John Davis. Luego de atacar un puerto brasileño, la nave donde viajaba Cavendish se vio seriamente comprometida y decidieron regresar.
Davis continuó con su tripulación rumbo al Estrecho de Magallanes, pero las condiciones climáticas lo forzaron a abortar su viaje. Durante el regreso habrían fondeado en las Islas Malvinas, el 14 de agosto de 1592. La crítica histórica considera cuanto menos inexacto el relato realizado por Davis sobre la ubicación del archipiélago. Esto ha llevado a que sea considerado fraudulento por bastos historiadores.
Dos años más tarde, otro corsario británico, Richard Hawkins, afirmó haber encontrado unas islas fuera de todo mapa. El hallazgo no se dio a conocer hasta veintidós años después, y fue ampliamente criticado. La resolución de algunos historiadores fue que Hawkins habría confundido la geografía de la Patagonia con la de las islas.
Por su parte, la postura argentina se basa en los avistamientos argumentados por los españoles. La primera de ellas es que fue avistada por Américo Vespucio durante sus viajes. Las otras hipótesis vienen de la mano del viaje encabezado por Magallanes para circunnavegar el globo. Una de ellas le atribuye a él mismo el descubrimiento de las islas, mientras que la otra lo coloca al navegante Esteban Gómez en ese lugar en su retorno a España luego de desertar la ya mencionada expedición.

La ocupación
Aun así, en el derecho de la época el mero descubrimiento no perfeccionaba el título, sino que esto se hacía mediante la ocupación prolongada del lugar. Veremos entonces ahora a quién corresponde el haber sido el primer ocupante de las Islas.
Aunque pueda sorprender, los primeros en ocuparlas no fueron ni británicos ni españoles, sino franceses. El coronel francés Louis Antoine de Boungaville partió de su patria con la misión de fundar un fuerte en las islas. Así, en 1764 se fundaba en la Isla Soledad el asentamiento de Puerto Louis, el primero conocido en las islas.
Cuando los españoles se anoticiaron del suceso reclamaron formalmente al gobierno francés pues, Madrid ratificaba su soberanía sobre dicho territorio. En 1766 Boungaville viajó a la metrópoli donde devolvió las islas a España y reconoció la soberanía de esta. En ese mismo acto se cambió el nombre al de Puerto de Nuestra Señora de La Soledad.
Lo que España no sabía era que el año anterior, en enero de 1765, los británicos habían establecido en secreto un asentamiento al norte de la Isla Gran Malvina, llamado Port Egmont. Jurídicamente no tendría valor para alegar la prescripción adquisitiva del archipiélago dado que un requisito de la misma es que la posesión debe ser pública y ostensible, y esta fue clandestina en toda regla.
Al enterarse, España intentó lo mismo que con Francia, pero el Reino Unido hizo oídos sordos a los reclamos. La Corona dispuso entonces el uso de la fuerza y desalojó Port Egmont, lo que casi desencadena un conflicto entre ambas potencias. Por esto fue que se firmó un pacto en el que se permitía a los colonos británicos volver al asentamiento.

Hay quienes aseguran que el acuerdo consistía en una parte “pública” y una “privada” que nunca se dio a conocer. Esto porque en 1774 los británicos abandonaron Port Egmont y no volvieron durante el tiempo en que las Islas fueron colonia española.
Ya a finales del Siglo XVIII sucedió otro hecho relevante para lo que sería el Derecho de la época. Españoles y británicos casi llegan a un conflicto bélico por la zona conocida como Nootka Sound, en el noroeste de América del Norte. El conflicto se evitó con la firma de la “Convención Nootka Sound” o “Pacto de San Lorenzo de El Escorial” mediante el cual el Reino Unido renunciaba a establecer contingentes en ambas costas de Sudamérica, así como en las islas adyacentes, quedando comprendidas las Malvinas.
La sucesión de Estados
Sin embargo, todavía no hemos abordado un elemento crucial para valorar los títulos que alega Argentina. Cuando acaecieron aquellos sucesos la República Argentina no existía como tal, sino que era parte del Virreinato del Río de la Plata, es decir, era colonia española. ¿Puede entonces Argentina servirse de los mencionados títulos jurídicos, situaciones de hecho y tratados alegados por España?
Para contestar esta pregunta es necesario conocer la doctrina del “uti possidetis iuris”. A través de esta, la nuevas Naciones de América del Sur se regirían por las fronteras y límites heredados de los distintos Virreinatos y Capitanías Generales que habían quedado en la etapa de las revoluciones. Así, Argentina habría sucedido al Imperio Español en la posesión de las Islas Malvinas, así como en los títulos jurídicos alegados previamente por los españoles.

El problema radica en que esta doctrina es ampliamente aceptada por los países latinoamericanos, mas no por los europeos. En palabras del historiador británico Malcom Deas “no hay dudas legales acerca de que Argentina sucedió a España en esa región, por lo menos para los países latinoamericanos que aceptaron el Uti Possidetis Iuris. El Uti Possidetis no es obligatorio para nosotros…” pero agrega que “no hicimos nada para reclamar las islas después de 1811. Argentina lo hizo en 1820”.
Argentina terminaría por declarar su independencia de España en 1816. En 1820 la fragata Heroína llevó al comandante David Jewett hacia Puerto Soledad, donde el 6 de enero de ese año tomaría posesión del archipiélago y enarbolaría el pabellón nacional. Este hecho se realizó ante cerca de 50 embarcaciones que se encontraban en la bahía. Evidentemente el establecimiento de Port Egmont no tuvo la misma publicidad.
En 1824 el Reino Unido reconoció la independencia de Argentina sin hacer mención alguna a la cuestión de la soberanía de las Islas. Un año después se firmaría el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre ambas naciones. El Reino Unido, una vez más, no mencionó la cuestión de soberanía. A raíz de esto diversos autores abogan por la existencia de un reconocimiento “tácito” por parte de los británicos.
Hay que esperar hasta el año 1829 para que el gobierno británico realice sus primeras reclamaciones de soberanía. Hasta entonces, Argentina había ejercido actos de gobierno durante nueve años, como lo fue el nombramiento de distintos Gobernadores. En el ámbito jurídico a esto le podríamos poner el nombre de “actos posesorios” pues, tienen como intención ejercer la posesión, mucha más cuando lo es públicamente.

El primero de los problemas surge cuando el Comandante Político y Militar Luis Vernet prohibió la pesca de lobos marinos cerca de las Islas, actividad que llevaban a cabo principalmente estadounidenses. Esto derivó en el apresamiento de tres buques norteamericanos.
Ante esto, y luego de una serie de acciones diplomáticas, el USS Lexington partió rumbo a las islas. Una vez allí ingresó al puerto y dejó desequipado a los isleños de cualquier tipo de medio de protección.
Poco más de un año después la goleta Clio enarbolaba el pabellón británico en las ruinas de Port Egmont y, luego de atracar en Puerto Soledad, deponía al representante del gobierno argentino en las Islas. Una ocupación en toda regla, llevada a cabo mediante el uso de la fuerza y la violencia. Difícilmente esa ocupación podría constituir un título jurídico con el cual el gobierno británico pueda alegar la prescripción adquisitiva sobre estas tierras, esto es, adquirir por el mero trascurso del tiempo.
Desde aquel momento la República Argentina ha llevado a cabo infinidad de reclamos ante los distintos organismos internacionales donde participa. Estos son considerados por parte de la doctrina como actos que interrumpen el periodo de prescripción.
Como vemos, la cuestión Malvinas no comienza en 1982 con la guerra. Se trata de un complejo recorrido por la historia, de cuestiones geopolíticas y, sobre todo, de derecho.
La narrativa británica se ve debilitada por inconsistencias y cuestionamientos históricos no solo respecto del descubrimiento, sino también desde la ocupación, pues tampoco fueron los primeros en llevarla a cabo. Dicho esto, la única ocupación efectiva realizada por los británicos fue la usurpación iniciada a partir de 1833.
Por el lado argentino los fundamentos parecen más lógicos y estables, pero carecen de legitimidad al no ser conceptos o principios ampliamente reconocidos, y que no lo serán mientras las Islas continúen siendo un punto estratégico para el Reino Unido.
En esencia, la resolución de este conflicto sigue siendo un desafío complejo que requiere una cuidadosa consideración de los aspectos históricos y legales que se suscitan.
Francisco Sánchez Giachini (Argentina): Estudiante de Abogacía, Universidad de Mendoza. Columnista y Podcaster en Diplomacia Activa.
Un repaso histórico por Malvinas
Las 41 entrevistas compiladas y ordenadas en tres partes, Ecos de la Guerra, Ecos Diplomáticos y Ecos Sociales, fueron realizadas con la intención de escuchar la voz de nuestros héroes en primera persona y de entender lo que significa la causa Malvinas desde diversas miradas y aristas.
Autores: Mariana Cóvolo y Jorge C. Dragonetti (coord.), Valentina Araya,
Hernán Cotela, Rocío Ortolano, Clara Ralo Venditti, Valentina Vera
La publicación puede leerse de forma libre y gratuita haciendo click en la imagen.
