PAX MEDITERRÁNEA
La diplomacia francesa parece estar en horas bajas. Tras la pérdida de influencia en Mali, con la rumorología en torno a la contratación del grupo de seguridad privado ruso PMC Wagner, y el revés sufrido tras la pérdida del contrato de tecnología submarina con Australia, París está moviendo ficha en el mediterráneo, con una potencial asociación estratégica entre Francia y Grecia.

Con el objetivo de reemplazar el contrato con Australia, Naval Group acaba de firmar un importante acuerdo de defensa con Atenas. En él, se incluyen compromisos de compra de buques de guerra franceses por valor de 3.000 millones de euros, así como una cláusula de asistencia mutua en el ámbito de la defensa. Al margen del acuerdo, también se estaba discutiendo la posibilidad de producir fragatas militares. Anteriormente Mitsotakis también insinuó la compra de seis aviones Rafale más a Francia, que se unirían al lote de los 18 adquiridos a principios de año, aclarando que se trataba de una simple modernización de la Fuerzas Armadas y no de una “carrera armamentista” con Turquía.
Cabe mencionar que la asociación de Francia con Grecia no está naciendo ahora, sino que se ha renovado con un nuevo paquete de compra. Anteriormente la unión ya se había manifestado en la división de la plataforma mediterránea y numerosas maniobras diplomáticas conjuntas, por lo que podríamos decir que Francia tiene su propio bloque político-militar, separado de otros países de la OTAN. Lo que ha hecho Grecia es alinearse con uno de los bloques político-militares emergentes, con vistas a Turquía como principal enemigo potencial en caso de un conflicto armado.

En la firma del acuerdo de defensa, tanto Mitsotakis como Macron expresaron las grandes perspectivas que se abren en la cooperación entre París y Atenas. El propio Mitsotakis equiparaba el acuerdo a un primer paso hacia la autonomía estratégica europea, concepto que periódicamente ocupa las primeras planas de los discursos de los principales líderes europeos pero que, hasta el momento, no se ha definido con exactitud.
Tomando una perspectiva micro, observamos que el acuerdo prevé la asistencia militar inmediata de ambos países en caso de ataque de otra potencia, incluso si está dentro del marco de sus alianzas (caso de Turquía, país miembro de la OTAN). Grecia recibirá en un corto periodo de tiempo fragatas Belharra con equipo de defensa aérea y guerra antisubmarina, así como capacidad para derribar objetivos aéreos a grandes distancias.
Las fragatas multiplicarán el poder en el Egeo y en el Mediterráneo Oriental, siendo estas compatibles para actuar con los cazas Rafale. Según funcionaros de gobierno, se espera que la primera fragata de última generación se entregue en 2025 y la última en 2026. También se encuentra sobre la mesa la provisión de tres corbetas Gowind de última generación.

¿Qué ventajas le ofrece a Grecia en cuanto a capacidad disuasoria?
Si sumamos las fuerzas que se amplían con la adquisición de estos elementos, vemos que las fuerzas helénicas aumentarán su poderío noval y aéreo, así como el terrestre. El contingente naval estará compuesto por las fragatas FDI, equipadas con radares Sea Fire, combinándose con misiles antiaéreos de última generación, ofreciendo una amplia defensa aérea. En el ámbito de las capacidades antisubmarinas, el acuerdo desglosa que la fragata cuenta con el sonares CAPTAS-4, que se combinarán con helicópteros antisubmarinos de última generación comprados a Estados Unidos.
En lo que respecta a los elementos de asistencia de defensa, posiblemente veamos entrenamientos conjuntos más frecuentes entre las fuerzas francesas y griegas. La reciprocidad de la cláusula en virtud del artículo 42.7 del Tratado de Lisboa implicará que Grecia también participará en misiones de interés francés en el extranjero, con todos los ojos puestos en el Sahel.

¿Cómo está la situación en el Mediterráneo Oriental?
La reacción de Turquía al acuerdo estratégico entre Francia y Grecia se ha fundamentado en la violación del derecho internacional. Para Ankara, la última compra de armas supone un cambio de juego a su costa.
«Estos acuerdos aumentaron significativamente las capacidades militares de Grecia, adelantándolos entre 10 y 15 años a las de Turquía […] Y con Turquía enfrentándose a embargos de armas de países como Estados Unidos, la perspectiva de aumentar sus propias capacidades es limitada […] Turquía está claramente en un aprieto […] No cabe duda de que este acuerdo cambia las reglas del juego en la región, y Turquía puede moverse para poner a prueba los limites y los reflejos de esta nueva alianza estratégica.»
George Fillis, profesor de geopolítica en Atenas.
El 16 de septiembre, Grecia emitió una advertencia de navegación Navtex sobre la exploración del buque Nautical Geo al este de Creta, un área que incluye la plataforma continental turca. Como resultado, el buque fue bloqueado por barcos turcos. Ankara calificó la investigación como “un paso agresivo y provocador”, aunque negó la información sobre el bloqueo.
“Es decir, nuestros planes de negocio son claros. Así de sencillo. En el caso de que haya una operación militar con Grecia y si, a pesar de que no lo queremos, nos vemos obligados a entrar en guerra con Grecia, el objetivo de nuestras fuerzas terrestres será Salónica. Es así de sencillo”. Así se refería Erdogan Karakus, general turco retirado y analista político, en la cadena CNN Turk.
Según el ministro de Exteriores turco, Cavusoglu, “las razones de las tensiones en el Mediterráneo oriental se han basado en los reclamos maximalistas de Grecia y de la administración grecochipriota, así como de sus acciones unilaterales que desconocen los derechos de nuestro país y los de la región ocupada de Chipre”.
Mientras Grecia y Francia parecen dar pasos agigantados para disuadir las acciones turcas en el Mediterráneo, Turquía continúa alineándose con Ucrania sobre la base de la tecnología de drones. En la reunión de Zelensky y Erdogan, en el marco de la Asamblea General de la ONU, se acordó la creación de una planta para la mejora y mantenimiento de vehículos aéreos no tripulados Bayraktar TB2, lo que supone la última empresa de colaboración en la llamada “alianza de los drones” de ambos países.
Mientras que la escalada de tensión en el Mediterráneo oriental está siendo cada vez más notoria, al margen de la lucha por los recursos energéticos alrededor de Chipre, el debilitamiento del papel de Estados Unidos como actor hegemónico está llevando a los estados regionales a fortalecer las antiguas alianzas, así como articular nuevos ejes. Lo está haciendo Turquía con Ucrania, pero principalmente lo está haciendo Francia con Grecia, fortaleciendo su posición en el Sur de Europa y centrándose en sus proyectos económicos e instrumentos de poder blando.
El juego de alianzas está servido, es por eso que el mundo nos necesita atentos.
Arturo Martínez Bautista (México): Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Tecnológica de México.
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