Gurkhas: ¿Mano de obra barata o mercenarios bajo bandera?
Por Tomas Peña y Agustín Bazán
Desde hace más de dos siglos, el ejército británico mantiene una alianza estratégica poco conocida pero fundamental: el reclutamiento de soldados nepalíes conocidos como “gurkhas”. Esta maniobra, una de las más duraderas en materia de seguridad y defensa, ha permitido a Gran Bretaña contar con una fuerza altamente disciplinada y eficaz. ¿Cómo surgió esta colaboración y qué impacto tiene hoy?

Reconocidos por su destreza con el kurki (un cuchillo curvo), se trata de máquinas profesionales en el arte de matar. Provienen de Nepal, específicamente de la región de Gorkha y han participado de numerosas guerras a lo largo de la historia, incluyendo la primera y segunda guerra mundial, Kosovo, Irak, Afganistán y Malvinas. Su lema: “mejor morir que ser un cobarde”.
Así los recuerda entonces el veterano Vallejos, el cual retrata su aterrador despliegue en el a sus avances sin “un instinto de supervivencia»: “Un gurkha pisaba una mina y volaba por el aire, y el que tenía atrás no se preocupaba en lo más mínimo, pasaba por la misma zona y también volaba”. Tal espíritu avasallante supo combinarse con lo que los veteranos de guerra han catalogado como el terror. Testifican que ser capturado por los gurkhas era el temor más grande, decían torturar a sus prisioneros, cortándo las orejas con su cuchillo kukri para luego comérselas. Es que su reputación osada se ampara en su ferocidad, lo que les ha permitido ser reclutados no sólo por el ejército británico, sino también por el indio. Así también como en su cooperación con grupos mercenarios rusos enviados al actual combate en Ucrania.
Sin embargo, a diferencia de los mercenarios clásicos, cuya motivación principal es económica y no están sujetos a códigos militares formales, los gurkhas operan bajo una estructura estatal y con una “doctrina ética” que impone el Reino Unido. Los mercenarios suelen ser contratistas independientes, con trayectorias irregulares y objetivos utilitarios, a diferencia de los gurkhas, que atraviesan un proceso de selección extremadamente riguroso, juran lealtad a la Corona británica y se integran plenamente en el organigrama militar. Su ferocidad, no responde a la anarquía de las “guerras privadas”, sino a un entrenamiento profesionalizado en una potencia militar.
Una comparación interesante y factible de hacer, es con la Legión Extranjera Francesa (Légion étrangère). Al igual que los gurkhas, los legionarios están conformados por soldados de múltiples nacionalidades y combaten por una bandera que no es la que los vio nacer. Ambos cuerpos militares, comparten con una especie de mística de élite, disciplina férrea y una voluntad de hierro en el combate. No obstante, mientras los gurkhas están vinculados cultural y religiosamente a los valores orientales que exaltan el honor y el sacrificio, la Legión Extranjera ofrece una especie de redención personal al margen del pasado de sus integrantes. Los legionarios se podría decir que son personas con “una segunda oportunidad de vida” en un país donde nadie sabe qué los llevó a ser legionarios.

El primer batallón del 7º Regimiento (1/7 Gurkha Rifles) se despliegan en las Islas Malvinas el 2 de junio de 1982, desembarcando en Bahía Agradable (San Carlos) como parte de la 5º Brigada de Infantería británica, refuerzo tras el desembarco inicial de la tercera Brigada el 21 de mayo. Si bien se desconoce la cifra exacta, se estima que 700 nepalíes compusieron el nombrado batallón.
En combate, su principal acción estuvo en la batalla por Monte William, en las afueras de Puerto Argentino el 14 de junio de 1982. En tal encuentro, los gurkhas enfrentaron el fuego de artillería y los morteros argentinos, que le generaron ocho heridos, pero en el que pudieron capturar el objetivo estratégico. En Malvinas, los gurkhas sufrieron sólo una baja fatal: el Cabo Budhaparsad Limbu, quien murió el 24 de junio de 1982, diez días después del cese de hostilidades, por la detonación de una granada británica no explotada mientras rellenaba trincheras enemigas cerca de la Pradera del Ganso, en la Isla Soledad. En total, hubo 15 heridos gurkhas a lo largo de todo el conflicto.
¿Cómo afecta la psiquis del combatiente argentino la presencia de Nepalíes expertos en el homicidio? Se difundieron en su momento panfletos que advertían la ferocidad y vehemencia de estas tropas bastante desconocidas, lo que propició cierto resquemor y temor dentro de las fuerzas armadas. No obstante, su participación directa en el combate fue bastante limitada. Muchas veces este comando es objeto de leyendas injustamente exageradas para exacerbar la temeridad de sus fuerzas.
El Capitán británico Nermail Rai recuerda aquella captura a soldados argentinos por parte de los gurkhas que, al desenvainar los kukris, aterrorizaron a los prisioneros, que ya se daban por degollados. No obstante, sólo pretendían cortar cordones para atarlos. Ciertamente el gobierno britanico y sus cúpulas militares a lo largo del tiempo, han tratado de defender la “buena imagen” del Regimiento, estableciendo que tienen (como obligatoriamente deberían tener todos los ejércitos del mundo) formación sobre derecho internacional de los conflictos armados y conocen los límites legales de las acciones que pueden realizar.
Se debe considerar que caer en un crimen de guerra, es relativamente fácil con escaso o nulo conocimiento sobre el Derecho Internacional de los Conflictos Armados, y que cada acción dantesca que se le atribuye —mitad leyenda, mitad realidad— a los gurkhas como cortar gargantas, orejas, e incluso canibalismo son considerados como crímenes de guerra y como tales son imprescriptibles, por lo que deberían de ser juzgados y condenados aquellos integrantes del Regimiento que hayan incurrido en alguna violación del Derecho en la Guerra.
Ahora bien, en la actualidad, ¿existen despliegues de gurkhas? Recientemente se ha publicado en distintos medios internacionales acerca del despliegue gurkha en Malvinas, como refuerzo de la guarnición militar dispuesta en las islas del Atlántico Sur. Esto puede ser una estrategia del gobierno britanico para reforzar la presencia militar en el sector, cosa que les está costando bastante con el resto de sus fuerzas regulares ya que, según algunos medios, a pocos británicos les interesa genuinamente ser desplegados en “la otra punta del planeta”. En relación con ello, los gurkhas cuentan con la ventaja de ya estar alejados de sus lugares de nacimiento para cuando son formados en el ejército britanico, sumado a que están acostumbrados a vivir y desarrollar sus operaciones en lugares remotos.
Otra estrategia que va en línea con esto ha pasado casi desapercibida, pero existe. Gran Bretaña ha estado financiado bots que en distintas redes sociales, publiquen contenido haciendo alusión a la “gran causa británica” en Malvinas, con el fin de tornar más atractivo para sus militares, y para la población general, el pensar en relocalizarse en el Atlántico Sur.
Tomas Peña (Argentina): Licenciado en Relaciones Internacionales, Universidad de San Andrés, y columnista de Diplomacia Activa.
Agustín Bazán (Argentina): Licenciado en Recursos Navales para la Defensa y Maestrando en Defensa Nacional, Universidad de la Defensa Nacional (UNDEF), Oficial de carrera de la Armada Argentina, y estudiante avanzado de la Licenciatura de Relaciones Internacionales.
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