Un aliado cada vez más lejano de Rusia
Por Paula Gómez
Kazajistán ha sido un aliado incondicional de Moscú desde la desintegración de la Unión Soviética; un año y medio después de que este invadiera Ucrania, el presidente Kassym-Jomart Tokayev ha confirmado que apoyará las sanciones contra su vecino ¿Podría significar un distanciamiento entre ambos países? ¿Cuál es el papel de Kazajistán en la región?

Tras la desintegración de la URSS y en un sistema totalmente nuevo para Moscú, mantener una relación estrecha de cooperación con las repúblicas ex-soviéticas fue esencial para poder seguir proyectando su poder en la comunidad internacional. En 1992, Kazajistán fue el primer estado de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en firmar con Rusia el Tratado de Amistad, Cooperación y Seguridad Mutua, con el que se estableció el uso estratégico y militar de su territorio además de establecer instalaciones militares.
Con el paso de los años siguieron avanzando en sus relaciones, en 1998 el expresidente Nursultan Nazarbayev firmó en una visita a la capital rusa la Declaración de Amistad y Alianza Eterna; y para 2013 se volvería a firmar otro Tratado de Buena Vecindad y Alianza.
La posición y eficacia de Moscú en la región, en términos militares y estratégicos, quedó demostrada en la capital kazaja a principios de 2022. Ante las fuertes protestas de la población tras la subida del precio del combustible, la desigualdad y la corrupción política, Tokayev pidió a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva que interviniera para “restablecer la paz”. Esta fue la primera vez que se desplegaron las tropas conjuntas de la organización, y bajo el mando de facto de Rusia, esta devolvió la estabilidad al país en tan solo diez días.
Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania podría haber marcado un antes y un después en esta estrecha relación. Astaná comenzó con un discurso neutral ante el estallido de la crisis, sin condenar las acciones de su eterno aliado en la ONU, pero tampoco reconociendo la soberanía rusa del territorio reclamado; y ahora ha decidido unirse a las sanciones occidentales.

Kazajistán es consciente de los lazos que aún le atan a Rusia; no obstante, el mostrar una postura desacorde a Moscú y aclamar una solución diplomática bajo el marco del Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas, es un reclamo de atención a la comunidad internacional: Kazajistán toma decisiones independientes y no está supeditado a Rusia.
La posición de Kazajistán en el corazón de Asia Central compartiendo con la Federación Rusa su frontera más grande tiene sus pros y sus contras. Este escenario ha sido siempre de gran interés geopolítico entre las grandes potencias, y Astaná está empezando a sacarle provecho mediante la diversificación de alianzas en un intento de aliviar su dependencia de Rusia.
Mientras China se hace un hueco en la histórica región soviética, Moscú pierde influencia. Evidenciado por el apoyo que ha mostrado Tokayev a la posición de China ante el conflicto de Ucrania, que aboga por una negociación pacífica urgente. Pero no es el único caso, el presidente acudió a principios de este año a Emiratos Árabes Unidos después de que ya en 2022 visitara Qatar y Arabia Saudí en busca de desarrollar proyectos de infraestructura e inversión. En el ámbito militar también han ampliado la cooperación con Ankara, con el que comparte inteligencia además de producir drones turcos en territorio kazajo ¿Le están comiendo terreno a Rusia en todos los ámbitos?
Esta compleja red internacional que el presidente de Kazajistán está tejiendo tiene como objetivo el presentar a su país como garante de la estabilidad de la región además de aliviar dicha dependencia. Sin embargo, Tokayev tiene que ser muy cauto en los pasos a seguir durante este proceso, es consciente de ello y las represalias que podría tomar el Kremlin si se distancia de más.
La frontera que comparte con la Federación consta de 7.500km, y a lo largo de esta, según datos del país, alrededor del 41% de los ciudadanos son rusos. Esta conforma la segunda mayor etnia del país y se llega a comparar con las regiones de Crimea y el Donbass (aunque mucho menos tenso).
Esta influencia ya fue percibida por el primer presidente de la república como un posible futuro problema, lo que llevó a Nursultán Nazarbáyev a mover la capital del país de Almaty (en el sur) a Astaná, mandando un mensaje al Kremlin sobre la soberanía y presencia kazaja en la región. Ante la influencia rusa bajo el contexto actual, el gobierno kazajo denunció en junio la propagación de material propagandístico en redes sociales, el cual incitaba a que los ciudadanos rusos del norte del país se unan a la guerra en Ucrania.
Por más que Kazajistán quiera desmarcarse de Rusia y presentarse como un país fuerte ante la federación, la incógnita sobre las acciones que pueda tener Moscú ante estas decisiones del joven país afloran.
En 2021, incluso antes del estallido de la guerra, el ministro de exteriores ruso Serguei Lavrov, declaró en un comunicado su preocupación por la “armonía” interétnica del país. “Por desgracia, recientemente hemos sido testigos de una serie de actos de xenofobia de alto nivel contra ciudadanos de habla rusa de Kazajstán, que son en gran medida producto de actores externos que utilizan métodos especiales de información diseñados para incitar al nacionalismo local y desacreditar la cooperación con Rusia”.
Moscú está alerta sobre la estrategia multivectorial que podría distanciarle de su histórica alianza, pudiendo tomar este tipo de comunicados como mensajes de precaución a los movimientos de Astaná.
También Konstantin Zatulin, diputado de la Duma rusa hizo un polémico comentario sobre los posibles problemas territoriales en el norte de Kazajistán. Estas declaraciones surgieron justo después de que Tokayev se negara a reconocer las áreas ocupadas de Ucrania, donde señaló los principios de integridad territorial y autodeterminación de la ONU. “Si tenemos amistad, cooperación y asociación, entonces no se plantean cuestiones territoriales. Pero si eso no existe, todo es posible. Como en el caso de Ucrania” declaró el funcionario.

El 28 de septiembre, Tokayev confirmó ante el canciller alemán Scholz que apoyaría las sanciones impulsadas por la Unión Europea. El presidente expresó que no sucumbiría a utilizar ningún mecanismo que permitiera eludir a Rusia sus efectos, ni siquiera por las relaciones de amistad que mantiene con su vecino.
A pesar de que el gobierno kazajo se ha intentado mostrar tranquilo ante la posible reclamación territorial rusa, es un tema que deben tener en cuenta a la hora de ejecutar su política exterior. Astaná es consciente, y la construcción de veinte nuevos puestos fronterizos entre ambos países es una evidencia.
Para Rusia es difícil ver como la identidad kazaja va ganado protagonismo en todas las áreas en detrimento de la cultura rusa. Teniendo en cuenta que los jóvenes kazajos han vivido en un país independiente y están presenciando la furia rusa sobre Ucrania, y los motivos de su actuación, el nacionalismo kazajo cada vez está más presente y a la vez el apoyo a la república ex-soviética invadida.
Al Kremlin le molesta la predominancia del idioma kazajo, las protestas en contra de su guerra, que los empresarios kazajos envíen yurtas (casas tradicionales kazajas) a ciudades ucranianas para abastecer aquellas que sufren cortes de suministros… ahora hay que esperar a ver como actuará en los próximos meses cuando asimile que Kazajistán está un paso más lejos de Moscú a nivel alianza ¿Deberá temer Tokayev las represalias de Putin?
Paula Gómez (España): Estudiante de Máster en Estudios Geopolíticos, Charles University, Republica Checa.