BRICS, un paso adelante
Por Andrés Herrera Esquivel
En un movimiento inesperado y sin precedentes, el grupo de economías emergentes BRICS ha sentado las bases para un cambio sísmico en la política global al invitar a seis nuevos países a unirse a sus filas.

La inclusión de Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EUA) ha suscitado intensos debates y planteado multitud de interrogantes sobre la futura dinámica de esta alianza. El anuncio lo hizo el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, anfitrión de la cumbre anual de tres días del grupo de líderes de mercados emergentes en Johannesburgo. Está previsto que los nuevos miembros se unan oficialmente a la alianza en enero de 2024, lo que marcará un punto de inflexión en la trayectoria de este influyente bloque geopolítico.
«La ampliación de los BRICS, apoyada por China, un país que desea tener proyección naval global, se ha centrado en países que dominan los choquepoints navales del mundo: Argentina (Paso de Drake), Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita e Irán (Estrecho de Ormuz), Egipto (Canal de Suez) y Etiopía (Golfo de Aden). No es casual».
Paulo Botta | Doctor en Relaciones Internacionales
Un paradigma de multipolaridad al descubierto
La decisión de ampliar el número de miembros de los BRICS ha suscitado debates y especulaciones sobre la naturaleza cambiante de la dinámica del poder global. Este movimiento subraya la noción de multipolaridad, en la que surgen múltiples centros de poder para desafiar el dominio tradicional de las potencias occidentales.
Con estos nuevos miembros, los BRICS abarcarán un espectro aún más amplio de ideologías políticas y estructuras económicas, que van desde las democracias a los regímenes autocráticos. Esta diversidad pone de relieve la complejidad de las relaciones internacionales en la era moderna y sugiere que el discurso de la multipolaridad está más vivo que nunca.
Tener más cartas sobre la mesa
La inclusión de Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y los EAU señala el creciente peso de los actores intermedios en la escena mundial. Estos países, aunque individualmente no se consideran grandes potencias, ejercen colectivamente una influencia significativa a escala regional e internacional. Al unir fuerzas con los miembros de los BRICS, estos países obtienen una plataforma para amplificar sus voces y perseguir sus intereses a mayor escala.
Este movimiento pone de relieve los cambios en las mareas del poder y el ascenso de países que tradicionalmente no forman parte de la vieja guardia de la política global.
«BRICS expresa que la gobernanza económica política y global no está más concentrada en las viejas instituciones creadas luego de la segunda Guerra Mundial sino que hay un entramado más complejo de múltiples niveles donde los países coordinan entre sí cómo resolver sus problemas. Hay un aumento de la multipolaridad al momento de pensar la geopolítica».
Julieta Zelicovich | Doctora en Relaciones Internacionales
La decisión de ampliar el BRICS también refleja una tendencia más amplia en las relaciones internacionales: el creciente papel de los espacios y grupos de cooperación no formales.
Mientras que las organizaciones internacionales formales como Naciones Unidas pierden importancia, las alianzas ágiles y centradas como el BRICS ofrecen a los Estados la oportunidad de abordar cuestiones específicas con socios de ideas afines. Esto conduce a soluciones eficientes y específicas, sin las cargas burocráticas que estorban los procesos.

Remodelar el sistema financiero internacional
La expansión de los BRICS conlleva importantes implicaciones para el sistema financiero global. En particular, el anuncio por parte de Brasil de acuerdos comerciales con Argentina en yuanes supone un alejamiento del dominio de las monedas occidentales tradicionales.

A medida que el grupo BRICS se amplía, se enfrenta a multitud de retos. La incorporación de seis nuevos miembros con distintos intereses, ideologías y relaciones históricas podría crear tensiones internas y hacer más compleja la toma de decisiones. Manoj Kewalramani, investigador sobre China en la Institución Takshashila de la India, sugiere que la alianza podría volverse más difícil de manejar y menos eficaz a medida que se adentra en territorio desconocido.
La inclusión de países como Arabia Saudita e Irán, con un historial de relaciones turbulentas, subraya aún más las posibles dificultades para lograr una acción cohesionada dentro de la alianza. Aunque la ampliación pretende representar a Oriente Medio y África de forma más amplia, las divergencias en las agendas y las rivalidades regionales en estas zonas podrían obstaculizar la capacidad de la alianza para actuar como un frente unido en cuestiones globales.
Una nueva era de política mundial
Los BRICS han sentado las bases de una nueva era de las relaciones internacionales. La expansión pone de relieve los principios de la multipolaridad, la creciente influencia de los actores intermedios, la importancia de los espacios de cooperación no formales y la remodelación del sistema financiero global.
Cuando los nuevos miembros se unan oficialmente al bloque, el mundo estará atento para ver cómo este diverso concierto de países navega por las complejidades de un panorama mundial en rápida transformación. El futuro de los BRICS encierra tanto promesas como retos, y ofrece una visión de la evolución de la dinámica de las relaciones internacionales en el siglo XXI.
Andrés Herrera Esquivel (México): Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Anáhuac. Investigador del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI).
Categorías
Argentina, China, gobernanza, Regiones, relaciones internacionales