Un mapa para Argentina
Por Mauricio Rodriguez
Una estrategia cortoplacisita en política exterior y la falta de un interés nacional, decaerá en una Argentina sin capacidades materiales y emocionales.

Carlos Escudé, reconocido internacionalista y arquitecto de la política exterior de Menem, formuló en 2005 el concepto Estado Parasitario en el cual la política exterior no es más que un “instrumento” de la política interna.
«(…) es improbable que el futuro depare políticas exteriores “racionales”, pensadas en función de los intereses de largo plazo en un contrato social democráticos. Por lo menos hasta que la condición de parásito sea superada, no volverán a implementarse políticas exteriores como las de Menem y Alfonsín que más allá de sus aciertos o errores fueron por momento admirables en su disposición al sacrificio electoral».
Carlos Escudé | El Estado Parasitario. Argentina
Desde el regreso de la democracia en Argentina, las distintas gestiones gubernamentales, especialmente la actual de Alberto Fernández, han contribuido al crecimiento del parásito. Esta subordinación de la política exterior termina disfrazando los intereses nacionales en intereses de un partido. Es decir, es una política exterior que se mantiene mientras se mantenga el gobierno de turno. La falta de una estrategia conjunta entre la dirigencia argentina ha terminado afectando a los ciudadanos, y estos a su vez expresan su malestar a través de una profunda polarización en busca de soluciones radicales. La falta de cohesión, de una visión común en el plano exterior, es un circulo vicioso que contribuye a la decadencia de un país.
“Diplomacia desorganizada y politizada”
Si bien la condición parasitaria se encuentra en numerosos frentes, la Cancillería Argentina es la principal víctima. En una entrevista, Gustavo Zlauvinen -exvicecanciller- explica que el estado actual del servicio exterior se encuentra desorganizado y politizado. “Politizado con las designaciones, más allá de los embajadores políticos que un decreto que los limita a 25 y que se estaría cumpliendo como en todos los gobiernos. La cuestión es la idoneidad, no mandes a alguien sin idoneidad a vincularte con un país complejo, ni tampoco es bueno ideologizar los vínculos diplomáticos”, explicó Zlauvinen.
El peligro al que se expone la Argentina es la reiterada ideologización de su diplomacia. Una constante que se efectúa a través de la designación de “diplomáticos políticos”. Por mencionar algunos de la actual gestión, nos encontramos a Daniel Scioli, Embajador de Argentina en Brasil; Sabino Vaca Narvaja, en China; Ricardo Luis Alfonsín, en España; Daniel Capitanich, en Nicaragua; y el propio canciller Santiago Cafiero, quien luego de fracasar como jefe de Gabinete, fue designado para estar al frente de los asuntos exteriores de la Argentina sin tener las competencias necesarias.
La seguridad no se negocia
Otra de las cuestiones urgentes que debe atender Argentina son los abundantes recursos naturales que posee, los cuales van a ser cada vez más demandados. Sin embargo, por la falta de una estrategia en materia de defensa, la zona económica exclusiva (ZEE) se encuentra en constante depredación, en gran parte, por la flota pesquera china.

La organización Global Fishing Watch analiza el comportamiento de las embarcaciones en base a la velocidad y a las maniobras que realiza. Según un estudio, se contabilizaron 74 embarcaciones de bandera china en 2013 que lindaban en la ZEE; en 2022 fueron 346. Al mismo tiempo, el estudio indica que la actividad pesquera por parte de barcos chinos en los límites de la ZEE de Argentina ha aumentado en un 800% en menos de una década. Esto no solo representa un amenaza medioambiental sino también económica, ya que la pesca es la principal actividad económica de las ciudades costeras.
En este escenario, el país se encuentra en jaque. Una de las razones es la dependencia financiera que se ha generado con la República Popular China a través del swap por 20.000 millones. Otro de los motivos es que el gigante asiático es uno de nuestros principales socios comerciales y receptor de valiosas exportaciones, por lo cual Argentina no se encuentra en posición de demandar responsabilidad al gobierno de Beijing.
Desafíos y oportunidades
Nuestras prioridades deben situarse en un entendimiento con los Estados de la región en busca de una estrategia nacional a largo plazo. Una relación de confianza con Brasil en materia económica y militar resulta clave para la credibilidad de Argentina.
A nivel global, nuestro país no debe caer en la trampa de negociar solo con los Estados del mismo signo ideológico. En cambio, Buenos Aires debe aprender las lecciones de grandes internacionalistas, no atar las decisiones exteriores a la política doméstica y generar la confianza suficiente que nos permita acceder al sistema.
Al igual que en otros momentos de la historia, nuestro país ha sufrido crisis económicas debido a su imprevisibilidad. Solo una estrategia a largo plazo enmarcada en la profesionalización del cuerpo diplomático, la modernización de las Fuerzas Armadas y el entendimiento entre los diferentes actores que componen la dirigencia en busca de reglas claras, darán como resultado una Argentina previsible y próspera.
“La política exterior corre peligro de convertirse en una subdivisión de políticas internas, en vez de una práctica de modelar el futuro. Si los grandes países dirigen sus políticas internas de esta manera, sus relaciones en el escenario internacional sufrirán distorsiones concomitantes”.
Henry Kissinger | Orden Mundial
En un año electoral contextualizado en la polarización de opiniones, el problema de Argentina termina siendo su cultura política. Las amenazas terminan recayendo en la falta de proyección a largo plazo debido a la existencia de dos agendas completamente distintas del proyecto argentino. Dos polos opuestos: Dos Argentinas.
¿Significa que no puede haber discrepancias en los planes para la formulación de Argentina? No, pueden existir diferencias, pero siempre teniendo como norte un mismo camino fundado en valores comunes y el interés nacional. De otra forma, la condición parasitaria se mantendrá y Argentina será cortoplacista e inverosímil ante los ojos del mundo.
Mauricio Rodríguez (Argentina): Analista en Relaciones Internacionales, Universidad de Congreso. Columnista y editor en Diplomacia Activa.