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Las dos caras de la derecha española 

Por Jesús del Peso Tierno

Apenas comienza el curso político queda un año para las próximas Elecciones Generales en España. Alberto Núñez Feijóo tiene la obligación de aunar al centroderecha español si quiere llegar hasta la Moncloa, por delante, VOX y la derecha madrileña.  

España es una sociedad con una pequeña gran pluralidad de identidades en torno a unos valores comunes. En ellos, se encuentran representadas todas las regiones orgullosas de sus valores propios, regidas por una amplia autonomía política mediante la cual -en los valores que más les afectan- rigen sus propios asuntos internos. En el centro, Madrid y el poder que la capitalidad española le otorga

La derecha española tiene dos caras muy fuertemente marcadas que, a menudo, son la fuente fundamental de la lucha de poderes internos en tal espectro político: el centralismo nacional entorno a Madrid y la descentralización institucional entre sus autonomías.

España, como país plurinacional que es y con unas regiones con unos caracteres regionales ampliamente marcados, cuenta, históricamente, con una importante pujanza que equilibra la constitución de los poderes que sostienen al Estado central. Sin embargo, para la derecha española, la constitución de España como un Estado de Autonomías genera cierto rechazo en parte de su electorado. Mientras, por el contrario, la mitad restante es férrea defensora de tales derechos. 

Esta es la mejor representación del balance de fuerzas que sostienen al Partido Popular, eje del centroderecha español y clave fundamental de la pujanza por la derecha de VOX.

Lucha de Poderes, efectos de influencia

La del PP (Partido Popular) es una historia construida desde la periferia hacia el interior. Partido de gobiernos en España, el Partido Popular nunca ha contado con ningún líder madrileño en el seno de la cúpula nacional del partido. Con una larga retahíla de líderes periféricos y que, en una amplia medida representan esos valores autonomistas de la mitad social de la derecha española, siempre había sido una historia de consenso en torno a la constitución de España como un Estado con Autonomías políticas para cada una de las regiones que la componen. 

Sin embargo, la llegada de nuevas formaciones políticas a la derecha española y la subida del tono secesionista durante el Procès catalán, fueron tornando el balance de equilibrios y postulados políticos en el seno del PP nacional. 

La mala gestión de la situación en Cataluña y las tramas de corrupción que rodeaban al entonces gobierno presidido por el Partido Popular, terminaron por hacer caer al entonces Presidente Mariano Rajoy, tras 7 años en la dirección del país. Con ello, se puso fin a una etapa de mayorías conservadoras para abrir -nuevamente- una etapa para la izquierda bajo el mandato de Pedro Sánchez quien, moción de censura primero y elecciones generales después, terminó por hacerse con la presidencia del gobierno en 2018 y 2019 respectivamente. 

La elección de Pedro Sánchez, en cambio, siguió ahondando en el debate político que arremetía España en torno al Estado de las Autonomías. Con un parlamento fracturado y con una difícil construcción de mayorías, el presidente optó por una construcción de pactos con una multiplicidad de partidos regionalistas que, en sus pretensiones políticas, terminaron por condicionar la gobernabilidad del país al aumento en la descentralización del estado (Esquerra Republicana de Cataluña, Partido Nacionalista Vasco, Bloque Nacionalista Gallego, Teruel Existe, Nueva Canarias, Partico Regionalista de Cantabria…)

Con unas profundas críticas al gobierno por su arquitectura parlamentaria, el debate quedaba abierto en la derecha. Los representantes políticos de la derecha madrileña y VOX acaparaban toda la atención mediática ejerciendo una dura oposición al gobierno central. Mientras, la periferia de centroderecha guardaba silencio ante la oportunidad que le habían brindado los medios a tales facciones políticas. 

La oposición conservadora, 3 años erráticos

La temporada post-electoral suele ser, generalmente, un periodo de cambio en los espectros políticos en la oposición; la lejanía de la siguiente ventana electoral suele propiciar cambios de caras, estrategias y visiones de partido.

Así, de la gestión política de Rajoy surgió el cambio de rumbo pautado por Pablo Casado, con la misión particular de placar el auge de la ultraderecha en España y de marcar unos postulados conservadores más serios en su oposición a Pedro Sánchez. Sin embargo, a medida que avanzaba la legislatura, parecía que no terminaba de dar con una clave certera en su estrategia opositora, y si en ciertas cuestiones marcaba unas posturas demasiado duras para con el ejecutivo, se le acusaba desde los sectores periféricos de su partido de favorecer el auge de VOX dentro de su espectro electoral; en otras, cuando se situaba del lado del Gobierno para cuestiones que debían ser consideradas como “cuestiones de Estado”, era atacado tanto desde la derecha de VOX como desde el interior de su propio partido en Madrid acusándole de ser cómplice del ejecutivo.  

En otras palabras: Fue presa de las propias batallas internas abiertas en su partido. 

Durante los últimos tres años, la trayectoria política del PP ha sido la de un bagaje opositor errático, que ha terminado por avivar dentro del debate público las dos corrientes de la derecha española: el centralismo liberal del Partido Popular en Madrid auspiciado por VOX, y la descentralización periférica en torno a líderes conservadores regionalistas. 

La desobediencia política del partido en Madrid, y el crecimiento de sus representantes en el espectro mediático provocaron, en cambio, una guerra abierta en los medios entorno a la dirección del partido a nivel nacional.

A lo largo de estos tres años hemos visto como el espectro electoral conservador flaqueaba en torno a una batalla cultural interna sobre la demarcación de España como país. Tres años de batallas abiertas que, tras sucesivas derrotas electorales del centroderecha español en las diferentes regiones de España, abrían el juego para un cambio definitivo en la dirección nacional del Partido Popular.

Sin embargo, la firme oposición al centralismo madrileño y el marcado carácter regionalista de la sociedad española hicieron que, por aclamación popular, Alberto Nuñez Feijóo (hasta entonces presidente de Galicia y firme defensor del Estado de las Autonomías) decidiera dar un paso al frente para contener las aspiraciones del partido en Madrid.

En la actualidad, Alberto Nuñez Feijóo tiene una importante misión de cara a las próximas elecciones generales: aunar al centro derecha español y contener el auge de la extrema derecha en España. De hecho, la amplia trayectoria política que le otorgan más de 20 años al frente de Galicia le han otorgado la autoridad suficiente como para contener las voces díscolas que hacían frente a Casado, por lo menos hasta el comienzo de la siguiente campaña electoral.

Será la de Feijóo -quizás- la última bala que le quede al partido para contener al centralismo capitalino del partido en Madrid. 


Jesús del Peso Tierno (España): Licenciado en Relaciones Internacionales, Universidad Rey Juan Carlos de la Comunidad de Madrid, y estudiante de Máster en política económica de la Unión Europea, Universidad de Estudios a Distancia.

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