¿Qué pasa en Hong Kong?
China ha impuesto una ley de seguridad draconiana con intenciones de incorporar definitivamente a la «región especial». El hecho se considera como uno de los mayores ataques contra una sociedad liberal desde la Segunda Guerra Mundial.

Las diversas protestas que tuvieron lugar en Hong Kong -en contra del gobierno chino- han dado de qué hablar en la comunidad internacional, ya que ha dejado ver la manera en la que el Partido Comunista de China (PCCh) ha tratado de controlar los levantamientos de los ciudadanos que reclaman por la continuidad del sistema económico y social que Hong Kong mantuvo durante más de 150 años. Sin embargo, el gobierno ha sido fuertemente criticado por la forma en la que ha tratado de solapar estos sucesos y además de buscar silenciarlos a cualquier costo. Hace un año cuando las protestas «pro-democracia» entraron en su etapa más caliente para enfrentar a Beijing y al gobierno centralizado, así como para mantener viva la lucha y las repercusiones internacionales.
En la actualidad sabemos que no se puede dar un conflicto en alguna parte del mundo sin que este sea conocido a nivel mundial, esto gracias a la globalización y la tecnología que tenemos a nuestro alcance. El conflicto en Hong Kong tiene causas históricas muy importantes relacionadas con la evolución del Gran Dragón y su posición en el ambiente internacional. La ex colonia británica tomó un camino diferente respecto a la región a la que pertenece, ya que China era considerada como un país periférico y no tenía capacidades de negociación ni de confrontación al ser sometido en tratados desiguales que beneficiaban únicamente a las potencias europeas. Hong Kong, fue despojado de manera injusta del continente, sin embargo ese mismo suceso lo convirtió en un centro comercial y financiero a nivel internacional, un punto turístico con el octavo aeropuerto más concurrido del mundo y en donde indiscutiblemente se ha dado un crecimiento económico significante que se puede comparar con las potencias mundiales actuales, todo lo que los británicos se plantearon al tomar esta colonia y que posteriormente dio lugar al principio “un país, dos sistemas” para motivar una mejor transición de la tutela británica a la china. Al estar fuera de su alcance significa un punto débil, un lugar del cual no pueden obtener todo el provecho que quisiera.
¿Cómo empezó todo?
El asesinato de una joven por su novio —una pareja hongkonesa — sucedido en Taiwán en 2018, presentó un desafío ante la ley internacional debido a que por un lado, no hay acuerdo de extradición entre Taiwán y Hong Kong desde que el territorio volvió a China, ni entre China y Hong Kong; por otro lado, China no reconoce al gobierno de Taipei, ya que ignora la autonomía de Taiwán y considera que la isla es parte de su territorio. Frente a todo lo nombrado el Consejo Legislativo de Hong Kong comenzó a remendar esta situación con un tratado de extradición. Se temía que la «solución» no solamente surtiría efecto en Taiwán, sino que mantendría esta relación con otros territorios, entre ellos la China continental. En el momento en el que se dio a conocer que este nuevo instrumento, que generaba una nueva conexión con la potencia, el descontento estalló de manera dramática.
«Desde el comienzo, los críticos consideraron que el plan de extradición era un caballo de Troya. Se empezaba por un femicida pero se podía seguir con disidentes políticos, activistas prodemocracia, cualquiera que cayera en desgracia con las autoridades chinas.»
The New York Times
La población hongkonesa —incluyendo profesionales, alumnos y trabajadores domésticos— tomó las calles el 9 de junio del año pasado para poder manifestar su descontento ante la amenaza de su autonomía y al mismo tiempo de sus libertades individuales. Las protestas se dieron de diferentes maneras, desde marchas pacíficas hasta el uso de la violencia por parte de quienes se levantaron, también comenzaron a rondar rumores acerca de la intervención de la milicia china en el territorio para auxiliar al gobierno local a poder calmar este movimiento. La manera en la que se ha manejado a las demandas populares se lleva la crítica de organismos internacionales y las denuncias de organizaciones no gubernamentales. Los protestantes han usado la violencia como respuesta del trato que han recibido por los cuerpos de seguridad e incluso se han dedicado a producir diversas armas químicas caseras y líquido contra gas pimienta ampliamente utilizado durante las marchas para reprimir.

¿Qué hacer frente a uno de los gobiernos autoritarios más poderosos del siglo XXI?
Los ciudadanos de Hong Kong se han adaptado rápida y magníficamente a las circunstancias, implementando nuevas fórmulas para protegerse que no son comunes en otras manifestaciones, ya sea pacíficas o violentas, como el desarrollo sitios web para poder detectar los movimientos de la policía y evitarlos. Se tomaron herramientas como Pókemon Go para poder registrar las reuniones de los manifestantes; y, considerando la pandemia de COVID-19 con un alto riesgo de contagios si se produce una acumulación de personas, se ha desplazado esas reuniones al entorno digital usando Animal Crossing, un videojuego disponible para Nintendo Switch que se empleó como medio para continuar transmitiendo sus mensajes respecto a la república y a su representante ejecutivo.
Carrie Lam, Jefa Ejecutiva de Hong Kong, no resultó ajena a los reclamos por los medios mencionados y fue calificada como la peor líder que ha tenido la región especial, exigiéndose su renuncia, atrayendo el ojo de la comunidad global y reconociendo que esta gran adaptación a la crisis sanitaria mundial fomenta el importante papel de las redes sociales en la actualidad, dejando en claro que este tipo de activismo no se deja únicamente en las calles sino que podemos encontrarla en otras dimensiones.
¿Qué produce los descontentos ahora?
Afortunadamente la iniciativa para llevar a cabo los tratados de extradición ha sido suspendida y olvidada por el Consejo Legislativo de Hong Kong. A pesar de esto, la población no olvida las intenciones latentes de China para poder tomar control sobre esta finalmente, por lo que siguen transmitiendo sus mensajes y declarando que lucharán lo que sea necesario.
Por otro lado, la nueva Ley de Seguridad Nacional en Hong Kong impuesta, por Beijing, impide las manifestaciones y autoriza el arresto de sus participantes con la excusa de que cometieron crímenes políticos, desobediencia a la autoridad y desacato. Lo sucedido en estos últimos meses volvió a desencadenar malestar y levantamientos, específicamente el día en que se conmemora el aniversario de la Masacre de la Plaza Tiananmén, que había sido cancelada por primera vez debido al riesgo de rebrote de COVID-19. Finalmente, los ciudadanos de la región administrativa, siguiendo diversas medidas de higiene, llevaron a cabo este evento para recordar los sucesos de 1989, pero al ir en contra de las instrucciones del gobierno hongkonés, los cuerpos de policías rápidamente entraron en acción anunciando que si quienes habían concurrido no se dispersaban rápidamente, comenzarían a usar la fuerza, que fue justo lo que hicieron y posteriormente se arrestaron al menos a 300 personas que estaban participando.
Mientras todo esto acontecía, los líderes comunistas se encontraban celebrando la devolución de la ex colonia a China en el cual se tuvo un espectáculo con helicópteros y barcos, entre otras actividades. Ese mismo día, Lam declaró que la ley de seguridad traía consigo una nueva oportunidad para devolver la prosperidad y condenando a los mensajes de otras partes del mundo en el que se desaprobaba su aplicación, sosteniendo que “no era de su incumbencia”.
A pesar de que Beijing ha aislado a Hong Kong con notorias fronteras físicas, necesita que esa brecha, entre el archipiélago y el gobierno continental, termine lo antes posible sin tener que esperar a que llegue el año 2047 para poder tener el control de esta zona -como estaba acordado-, y es así que trata de hacerlo con la mayor brevedad posible. Aunque sabemos que el Gran Dragón es una potencia comercial y económica, el autoritarismo y la violencia con la que opera también es algo a remarcar y preocupa en todas las latitudes del mundo. Hong Kong abrió la ventana para que el mundo observe la manera en la que las autoridades chinas afrontan ciertos problemas en lo que concierne a su población, además de su oposición con las libertades y derechos civiles que cualquier ser humano debería de gozar.
La lucha por la libertad y la democracia en un país avanzado como el “gigante” deja mucho que desear acerca de las oportunidades que otorga a su población. A esto se suman las características del orden mundial actual, el sistema capitalista y los sistemas democráticos que han permitido que gran cantidad de países hayan alcanzado crecimiento en distintos aspectos que no se había visto antes, a excepción de china continental. Hong Kong significa todo lo que Beijing ha negado y evadido durante tanto tiempo al igual que un recordatorio de su historia y los tratos injustos que debieron de soportar por mucho tiempo, pero al mismo tiempo se vuelve una zona indispensable para la continuación de la expansión de China como potencia.
La régimen comunista tratará de imponer una homogeneidad intocable, pero el pueblo hongkonés, como ha demostrado no dejará el camino fácil para perder los valores de su herencia británica. No sabemos que pasará cuando llegue el año 2047, pero si hasta el momento China no se ha hecho definitivamente con la independencia de Hong Kong, tenemos claro que la relación no será pacífica y que se continuará innovando en métodos para socavar las libertades del tigre asiático. Otra vertiente, menos posible, es aquella que ve la posibilidad que China finalmente decida respetar la existencia democrática en una parte de su territorio, la paradoja se encuentra en el resto de los territorios que buscan lo que históricamente se les ha negado: la libertad.
Fabiola Montano Hernández (México): estudiante de Relaciones Internacionales, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
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