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El padre de la razón de Estado

Por Alejo Guaycochea

Cardenal Richelieu fue un político y diplomático francés que ejerció como primer ministro de Luis XIII entre 1624 y 1642. Su relevancia en la historia de las relaciones internacionales se debe a la claridad de sus ideas que sentaron las bases para el fortalecimiento y la expansión del poderío de Francia en Europa.

Ilustración | Foreign Policy

“El disimulo es el arte de los reyes».

Cardenal Richelieu

Priorizar los intereses nacionales por encima de toda otra consideración moral, justificando el uso de cualquier medio para lograr dichos fines, es el concepto al que Richelieu le dio forma: la razón de Estado.

Cardenal Richelieu fue una figura prominente en la política francesa durante el siglo XVII. Nacido en 1585, comenzó su carrera eclesiástica y ascendió rápidamente en las filas de la Iglesia católica antes de incursionar en el ámbito político. Fue ordenado obispo en 1607 y posteriormente se convirtió en el secretario de Estado en 1616.

Richelieu demostró ser un político astuto y ambicioso, y pronto adquirió un gran poder tanto en la Iglesia como en el Reino de Francia. En 1622, fue elevado a la dignidad cardenalicia, consolidando aún más su influencia. Sin embargo, su verdadero éxito llegó en 1624, cuando fue nombrado primer ministro del rey Luis XIII.

Para su época, el concepto de raison d’Etat fue revolucionario y con su guía, Francia a enfrentarse a la hegemonía de los Habsburgo en Europa y a apoyar a los protestantes en la Guerra de los Treinta Años, siendo Francia un país con fe católica. El resultado fue un equilibrio de poder entre las potencias europeas. Esto cambió el escenario político y religioso del continente, además de influir en el surgimiento del Estado-nación, el nacionalismo y el imperialismo.

Dichos acontecimientos desencadenados de la razón de estado, le han dado la fama de ser uno de los fundadores del Estado moderno y uno de los artífices de la grandeza de Francia en el siglo XVII.

El equilibrio de poder

Richelieu consideraba que la hegemonía de los Habsburgo era una amenaza para la seguridad y la independencia de Francia, y que era necesario contrarrestarla mediante una alianza polémica, una alianza con sus enemigos religiosos.

Otro concepto que el cardenal introdujo en las relaciones internacionales fue el de equilibrio de poder, que consiste en una distribución de la fuerza entre las potencias del sistema internacional, de tal manera que ninguna de ellas pueda dominar a las demás. Richelieu lo llevó a la práctica al fomentar la división y la rivalidad entre los Habsburgo españoles y los Habsburgo alemanes, y al apoyar a las potencias menores que se oponían a ellos como Suecia, Holanda o Dinamarca. Creía que un equilibrio de poder era beneficioso para la paz y la estabilidad de Europa, y para la misma preservación de la soberanía y la diversidad de los Estados.


Muerte del rey de Suecia Gustavo Adolfo II, en la batalla de Lützen (1632), óleo de Carl Walhbom.

Estos dos conceptos, razón de Estado y equilibrio de poder, transformaron la forma de ver las relaciones internacionales, al introducir una visión pragmática y realista del comportamiento de los Estados, basada en el interés nacional y el poder. Estos conceptos también influyeron posteriormente en el desarrollo de algunas de las teorías y paradigmas de la disciplina.

Las corrientes realistas y neorrealistas

Estas corrientes de pensamiento son algunas de las principales corrientes teóricas de las relaciones internacionales, se basan en la premisa de que el Estado es el actor principal del sistema internacional, y que el poder es el recurso más importante para garantizar su supervivencia y seguridad. El neorrealismo por otro lado es una variante del realismo y afirma que el sistema internacional es el factor determinante del comportamiento de los Estados, y no sus características internas o sus preferencias. 

Podemos vislumbrar como ambas corrientes se inspiran en las ideas del cardenal Richelieu, al considerar al Estado como la unidad central de análisis, al enfatizar la importancia del poder y del interés nacional y al defender el uso de la razón de Estado y del equilibrio de poder como principios rectores de la política exterior. 

Estas corrientes han tenido una gran influencia en el estudio y la práctica de las relaciones internacionales, al explicar las causas y consecuencias de los conflictos internacionales y al proponer estrategias para la seguridad y la cooperación entre los Estados. Sin embargo estas corrientes carecerían de profundidad sin las ideas centrales del Cardenal Richelieu.

El impacto de las ideas

Ilustración | Dan Bejar

Richelieu fue el principal responsable de la intervención de Francia en la Guerra de los Treinta Años. En la misma, Richelieu apoyó a los protestantes, no por convicción religiosa, sino por razón de Estado, al considerar que la supremacía de los Habsburgo era una amenaza para los intereses nacionales de Francia.

La intervención de Francia fue decisiva para el desenlace del conflicto, que terminó con la firma de la Paz de Westfalia en 1648. Este tratado supuso el fin del dominio de los Habsburgo y el reconocimiento de la independencia y la soberanía de los Estados. Además de suponer el fin del papel preponderante de la Iglesia Católica en los asuntos políticos. La Paz de Westfalia marcó el inicio del orden internacional moderno, basado en el equilibrio de poder entre las potencias europeas, y en el respeto a la diversidad política y religiosa.

Tendencias posteriores

Richelieu fue uno de los precursores del Estado-nación, al fortalecer el poder centralizado del rey francés frente a los nobles y los hugonotes, al crear una administración eficiente y moderna, y al fomentar una cultura nacional francesa. Por otro lado, fue uno de los precursores del nacionalismo, al defender los intereses nacionales de Francia por encima de cualquier otra consideración, al enfrentarse a la hegemonía de los Habsburgo, y al crear un sentimiento de orgullo y de grandeza entre los franceses. Por último, fue uno de los precursores del imperialismo, al expandir el territorio francés mediante guerras y tratados, al intervenir en los asuntos internos de otros Estados, y al buscar el prestigio y la influencia internacional para Francia.

Sin duda entendemos que el cardenal fue un estadista y un diplomático excepcional, al romper con las tradiciones medievales y al anticiparse a las tendencias modernas. Ciertamente supo adaptarse a los cambios históricos y aprovechar las oportunidades. Haciendo de sus ideas una transformación que impactaron no solo en su época, sino también en el transcurso de la historia.

Sin embargo, existen autores que también se cuestionan si sus ideas fueron beneficiosas o perjudiciales para la humanidad, ya que estas en múltiples ocasiones han llevado a conflictos violentos, desigualdades económicas y opresión cultural. ¿Fue entonces Richelieu un estadista visionario o un maquiavélico sin escrúpulos? ¿Fue Richelieu y su idea del equilibrio de poder un factor pacificador o uno belicista? Estas son algunas de las preguntas que se pueden plantear sobre su legado que pueden ser respondidas por una moral que el mismo Richelieu intentó remover de las relaciones internacionales.


Alejo Guaycochea (Argentina): estudiante de Relaciones Internacionales, Universidad de Congreso

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