En primera línea contra la homofobia
Por Natalia Camacho y Valentina Terranova
La invasión a Ucrania inició el 24 de febrero de 2022 y generó un quiebre no solo geopolítico, sino moral dentro de la sociedad internacional. El derecho a amar libremente se levanta aunque el presidente ruso crea que ésta es una razón más para su guerra.

La defensa de la soberanía ucraniana ha hecho que todo el pueblo se ponga al frente. Particularmente, los soldados de la comunidad LGTB en el país han generado la aceptación del pueblo ucraniano por su doble lucha, contra Rusia y contra una sociedad conservadora. El presidente Zelensky incluso ha afirmado su disposición a cambiar la ley para que las parejas del mismo sexo puedan contraer matrimonio.
En oposición, Vladimir Putin ha institucionalizado la homofobia incluso antes del conflicto a través de leyes como la “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales” y un proyecto llamado “propaganda gay” que han dado como resultado ataques, discriminación, violencia y agresiones contra la comunidad, no únicamente de forma verbal o psicológica, sino incluso físicas. Además, el presidente ruso tuvo como uno de sus principales argumentos el ataque a los valores que considera occidentales.
El presidente Vladímir Putin no solo está llevando a cabo un conflicto con Ucrania con el objetivo de adquirir lo que considera «territorios históricos» de Rusia, sino que también está librando una contienda moral contra Occidente debido a su concepción del mundo, que divide en dos partes: «aquella de los valores tradicionales y la de los valores neoliberales», tal como ha manifestado en el pasado. Según esta perspectiva, su responsabilidad es proteger a Rusia de la cultura occidental, a la cual tacha de corrompida y atribuye la promoción de principios que no son propios de ninguna civilización en particular, sino que se trata de derechos humanos universales.

“Miren lo que están haciendo con sus propios pueblos. La destrucción de la familia y de la identidad cultural y nacional. La perversión, el abuso de los niños, incluso la pedofilia, son norma, norma de vida. Y los sacerdotes son obligados a bendecir matrimonios entre personas del mismo sexo”
Vladímir Putin
Hoy, gracias a los avances que ha habido en materia de derechos humanos, a la búsqueda de Ucrania por acercarse a Occidente y a la valentía de todas las personas a las que se les negó sus libertades en el país, muchos soldados ucranianos llevan justo debajo de la bandera nacional, un parche cocido con la imagen de un mítico animal: el unicornio. Todos aquellos que fueron relegados de la historia se han unido bajo la metáfora de esta criatura “inexistente”, así como se les ha tomado a ellos en diversas situaciones y aspectos de la historia.
El colectivo LGBTIQ+ levanta la bandera del orgullo como respuesta política, y mientras en países esto inicio a través del arte, las peleas callejeras o manifestaciones diversas, en Ucrania la guerra fue el triste escenario que dio lugar a esa visibilidad y protagonismo. De hecho, la tendencia a favor del matrimonio igualitario cada vez es más alta tanto en la sociedad como en el parlamento ucraniano. Según el Statista, solo 36 países del mundo han llevado adelante aquella ley que permite la unión y el amor libre.
En las guerras afloran además, las historias de los protagonistas que sufren su flagelo. Pasha lagoyda, por ejemplo, se unió al ejército ucraniano en 2021, no le dijo a nadie que era gay. En sus primeras semanas, sus compañeros de habitación en el campo de entrenamiento encontraron algunos «textos picantes», como él dice, y fue intimidado. “Hubo agresión. Me llamaron maricón, todas esas cosas». A medida que sus compañeros reclutas lo conocieron mejor, la intimidación se calmó. Ahora el Lagoyda es respetado está sirviendo en primera línea y las 180 personas de su unidad saben que es gay.

Lgbtiq Military, una cuenta de Instagram que presenta a personas de la comunidad en el servicio militar. Incluso tiene un enlace para comprar merchandising: tazas y parches de tela que representan un unicornio acorazado respirando fuego. “Dondequiera que sirvo”, dice Lagoyda, “todos me dicen: ‘Porque estás aquí en guerra, en principio no tengo derecho a llamarte gay o maricón; eres solo una persona que nos protege en pie de igualdad’”.
Iván Honzyk, modelo y médico militar, también ha servido durante cuatro años en el ejército ucraniano y afirma que «la mejor manera de cambiar las actitudes es lo que estamos haciendo ahora. Entramos en el ejército y estamos demostrando que somos dignos. No nos estamos escondiendo en ningún lugar de la parte de atrás”.
La mayor incertidumbre que existe en este momento son los resultados de la guerra, las devastaciones económicas y territoriales que puede haber y la posible salida del conflicto. De manera simultánea surge la esperanzadora noticia de que se está más cerca de hacer justicia a los derechos de las personas de la comunidad en Ucrania, después de tantos años de violencia manifestada incluso en la creencia de que no protagonizan el curso de la historia y que no cuentan con las mismas oportunidades que el resto de los ciudadanos. Tras años de censura y represión se esperan grandes cambios en Ucrania y un triunfo para toda la humanidad.
Natalia Herlinda Camacho Vicente (México) : Estudiante de Relaciones Internacionales en Universidad del Valle de México
Valentina Terranova (Argentina): Periodista, Estudiante de Comunicación Social, Universidad Juan Agustín Maza y editora de Diplomacia Activa
Categorías
Derechos Humanos, Europa, Política, Propaganda política, Regiones, rusia