Parlamento Europeo: más que una elección
Por Santiago Englander
Después de cuatro días de votaciones, un terremoto político intervino en la Unión Europea. Los resultados de los comicios al Parlamento reordenaron las fuerzas políticas en el viejo continente ¿Qué está en juego?

Un asamblea multinacional
La Unión Europea es un actor que se destaca por su singularidad en el sistema internacional. Entender su funcionamiento no resulta sencillo, ya que se compone de múltiples instituciones que trabajan coordinadamente para orientar la política de 27 Estados miembros y más de 448 millones de habitantes. Por lo tanto, es necesario hacer una breve introducción sobre qué es el Parlamento Europeo y cuáles son sus principales funciones.
A lo largo de su historia, la UE se ha transformado profundamente, pasando de ser una organización para controlar la producción y el uso del carbón y del acero (y prevenir una nueva guerra en Europa), a ser un gran aparato supranacional compuesto por 27 Estados que deben trabajar en conjunto con sus principales instituciones: Consejo, Comisión, Banco Central y Parlamento.
Este último se compone de eurodiputados elegidos cada 5 años directamente por los ciudadanos, y junto con la Comisión son los encargados de llevar adelante el procedimiento legislativo ordinario. Esto es, lleva adelante la adopción y modificación de propuestas de carácter legislativo y también tiene poder sobre la aprobación del presupuesto y de control sobre otras instituciones de la Unión.
Dentro del Parlamento, los eurodiputados conforman grupos -partidos- políticos de acuerdo a su afinidad ideológica, por lo que la barrera nacional queda totalmente rebasada y terminan siendo verdaderos partidos europeos. Lo que sí se determina por país es la circunscripción y la cantidad de diputados que cada Estado miembro envía al Parlamento, siendo los de mayor tamaño demográfico quienes más eurodiputados tienen. Alemania cuenta con 96 escaños, mientras que Luxemburgo solamente con 6.

En estas elecciones se votarán 720 eurodiputados, 12 más que la última elección de 2019. Los partidos que conforman el Parlamento son variados y abarcan todo el espectro político. El Partido Popular Europeo (PPE) está formado por los partidos de centro-derecha más tradicionales de Europa, como la CDU de Alemania, los Republicanos en Francia y el Partido Cristiano Demócrata Flamenco de Bélgica, entre otros. Con 176 escaños es el partido que más eurolegisladores tiene.
La Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas es un partido de centro-izquierda conformado por el Partido Socialista Español (PSOE), el Partido Democrático en Italia, el Partido Socialista francés y demás fuerzas progresistas y europeístas. Actualmente posee 139 escaños y es el segundo partido con más escaños. Renew Europe son los liberales europeos. Tienen 102 escaños y el partido más importante en su interior es el del presidente francés Emmanuel Macron, La República en Marcha.
Los Verdes/Alianza Libre Europa (ALE), tal como indica su nombre, son un grupo ecologista de centro-izquierda formado por los principales partidos ecologistas de cada país. Son la cuarta fuerza europea con 72 escaños. Los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) está formado por los principales partidos de ultraderecha como Fratelli d’Italia, Vox en España, Los Demócratas en Suecia y Ley y Justicia en Polonia. Tienen una marcada tendencia euroescéptica y son el quinto partido con más bancas con 69 eurodiputados.
Identidad y Democracia es el otro partido euroescéptico y de extrema derecha, integrado por el partido francés Agrupación Nacional, La Liga de Italia y el Partido de La Libertad en Austria. Tienen 49 escaños. Por último, La Izquierda está formado formado por partidos de izquierda y algunos anticapitalistas, como Francia Insumisa, el Partido Comunista Portugués y La Izquierda en Alemania. Es el partido con menos eurodiputados con solamente 37.

Qué significan las elecciones
La participación en las elecciones al Parlamento Europeo ha sido históricamente baja si se la compara con las elecciones nacionales. Por lo general -y teniendo en cuenta que en la mayoría de los Estados el voto no es obligatorio- ha rondado entre el 40% y 60% de participación. Pero la realidad es que varía mucho según el país; ya que, por ejemplo en Bélgica, donde el voto es obligatorio, en 2019 la participación fue del 89%.Por lo tanto, resulta evidente que la mayoría de los ciudadanos no consideran importantes estas elecciones debido a que terminan primando las agendas nacionales y tampoco hay gran entusiasmo en los partidos nacionales.
Esta actitud de irrelevancia es algo que la Unión Europea debe mejorar, sobre todo en aquellos sitios donde el euroescepticismo cala muy hondo. Esto no significa que la UE tenga que reemplazar a los Estados nacionales y convertirse en un gran super-Estado, sino simplemente mostrarles a sus ciudadanos su presencia en la vida cotidiana de cada uno de ellos.
Además, el hecho de que el Parlamento sea la única institución compuesta por el voto popular de la ciudadanía tiene una importancia que no es adecuadamente valorada ni reconocida por la mayoría de los europeos. Si bien el Parlamento no puede por sí sólo decretar leyes, tiene una voz importante a la hora de proponer, enmendar o rechazar los proyectos legislativos presentados por la Comisión. Por lo tanto, los ciudadanos tienen la posibilidad de manifestar sus gustos y preferencias y de influir en el proceso de toma de decisiones del bloque económico responsable del 20% del PBI global.
A que se enfrenta Europa
Europa comenzó el siglo XXI con una serie de eventos que golpearon fuertemente a la mayoría de los Estados, y tuvieron consecuencias que se padecen hasta el presente. La crisis del euro provocó muchos problemas fundamentalmente en los países del sur, que tuvieron que llevar adelante importantes planes de austeridad para hacerle frente. Unos años después, la llegada de miles de refugiados de distintas nacionalidades que escapaban de guerras y conflictos llevó a discrepancias entre los miembros de la UE en torno a cómo gestionar sus asilos y estadías. Finalmente, Europa se convirtió en el epicentro de la pandemia de Covid – 19 a principios de 2020, y fue duramente perjudicada por las sucesivas olas hasta que los procesos de vacunación se extendieron.
El panorama actual es diferente, pero sigue planteando grandes desafíos e incertidumbre. Con la invasión de Rusia a Ucrania en 2022, el aumento del precio del gas contribuyó al aumento de la inflación, llevando a que también se incrementara el número de protestas sociales en contra de los gobiernos. Además, la UE esperaba que el contundente apoyo -diplomático, militar y económico- a Ucrania haga retroceder a las fuerzas rusas. Hasta el momento, no se puede vislumbrar un final positivo del conflicto.
A pesar de lo ya explicado, el principal problema que hoy preocupa a Bruselas no el euroescepticismo y los movimientos de extrema derecha. Estos movimientos, que están presente en la mayoría de los países miembros, no solamente sienten que han perdido demasiado poder en manos del bloque, sino que además logran percibir el descontento social y encauzarlo bajo discursos xenófobos, racistas y nacionalistas.
Asimismo, los partidos de extrema derecha y euroescépticos están presentes en el Parlamento Europeo y sus números a nivel nacional vienen creciendo. Si bien casi no forman parte en la mayoría de los gobiernos, si influyen y marcan la agenda tanto a nivel nacional como a nivel regional.
Santiago Englander (Argentina): Estudiante avanzado de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Rosario. Miembro de Diplomacia Activa.