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DIPLORAMA 66

RENDICIÓN INCONDICIONAL

Donald Trump

Edición N° 66

Mientras los misiles cruzan el cielo de Oriente Próximo y la diplomacia se ahoga entre amenazas nucleares, la comunidad internacional se enfrenta a una realidad fragmentada: la seguridad global pende de múltiples hilos tensados al límite. La escalada entre Irán e Israel ya ha dejado tras de sí ruinas, muertos y advertencias que resuenan desde Teherán hasta Tel Aviv, con un Washington dividido y un Kremlin oportunista. En paralelo, la OTAN se prepara para su cumbre en La Haya, enfrentando viejos dilemas con urgencia renovada: más gasto, más compromiso y menos certezas sobre la cohesión de un bloque que ahora busca correr “a la velocidad del miedo”.

Mientras tanto, en África Central, un rayo de esperanza parece asomarse: Congo y Ruanda han alcanzado un acuerdo provisional tras años de violencia alimentada por intereses geopolíticos y riquezas minerales. Pero la historia regional nos recuerda que las treguas suelen ser tan frágiles como las promesas que las sustentan.


Israel + Irán = Ignición inminente

Iker Escobar León

Ilustración | Doug Chayka

Las últimas hostilidades de los dos leones del Oriente Próximo demuestra que la estabilidad y seguridad regional pende de un hilo. Las agresiones israelo-iraníes amenazan con una nueva cruzada por la “seguridad y estabilidad” de la región y del mundo entero, mientras que los liderazgos nacionales solo añaden más leña al fuego. 

Luego de los ataques recíprocos entre los leones azul y rojo del fin de semana pasado, esta hebdómada atravesó amenazas de ataques y represalias “inolvidables” que empezaron a circular en la red social “X”. La polémica generada llegó a tal grado que los Estados Unidos abandonaron la reunión del G7, a lo que se sumaron rumores de una próxima entrada estadounidense en el conflicto iraní-israelí. No menos importante, la situación no ha sido desaprovechada para acusar la existencia e insinuar el posible uso de armas nucleares, tanto en Teherán como en Tel Aviv. De la misma manera, resaltó la aparición pública del heredero del Shá Reza Pahlavi, llamando a un cambio dentro del país persa. 

Desafortunadamente, la destrucción y el caos no han sido ajenos ante este tira y afloja balístico. Durante el jueves 19, un intercambio arrasó con el hospital israelí Soroka y el reactor nuclear iraní Arak, ataques que se han sumado a las condenas y advertencias de evacuación en ambos países. Mientras tanto, D.C. y Moscú se han pronunciado al respecto, cada uno en favor de su aliado asiático: la Casa Blanca ha buscado distanciarse de los ataques israelíes, al mismo tiempo que moviliza aviones militares hacia el Medio Oriente; el Kremlin ha sugerido que podría albergar una mediación entre ambas partes, en tanto sigue librando la guerra contra Ucrania. 

Luego de meses de negociaciones intensivas sobre la viabilidad del programa nuclear iraní, parece que la diplomacia ha agotado todos sus recursos para que la agresión abierta haya dominado la escena regional. Las justificaciones para estos acontecimientos se remontan desde la salida estadounidense del Plan de Acción Integral Conjunto. ¿Qué opinas? ¿Pudo haberse evitado esta situación de haberse mantenido el PAIC? ¿Se logrará la tan temida escalada y la incursión de las barras y las estrellas en este conflicto multifacético? ¿Estaremos ante la inminente caída de la República Islámica de Irán o estamos a punto de desmentir el mito de Sansón? En tanto, te invitamos a leer nuestras recomendaciones: 

Nuevo episodio de ¿Qué harías?


Cumbre en la OTAN y el futuro de un continente

Santiago Leiva

Imagen | Klawe Rzeczy

Fundada en 1949 con la promesa de la defensa colectiva ante la amenaza soviética, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se prepara para celebrar una de sus cumbres más tensas de los últimos años. Este 24 y 25 de junio, los líderes de los 32 países miembros se reunirán en La Haya, Países Bajos, bajo problemas antiguos, que quizás requieran soluciones modernas. Entre los problemas se encuentran 2 grandes interrogantes: hasta dónde llegará el respaldo militar a Ucrania, y cuán fuerte es el compromiso que mantiene unida a la Alianza en un año donde la paz parece no perdurar. El nuevo secretario general, Mark Rutte, debuta en su casa con una cumbre que podría definir el futuro del bloque militar más importante del escenario internacional. 

Entre declaraciones y objetivos, Rutte tiene en juego mucho más que un intento de negociación simple. El secretario general anunció que los aliados deben de discutir un objetivo más ambicioso en materia de defensa, pues en un contexto donde Rusia sigue atacando infraestructura civil en Ucrania, y las tensiones que inquietan en Medio Oriente, se estima elevar el gasto militar al 5% del PBI en cada Estado miembro, con un nuevo marco de inversión que combine capacidad operativa, innovación en las tecnologías emergentes e inversión en infraestructura estratégica. Es frente a todas las respuestas, y los proyectos que se proponen, que Rutte dijo esta semana, ¨se debe actuar a la velocidad del miedo¨

Por otro lado, las señales desde la Casa Blanca, en Washington D.C. inquietan. El presidente Donald Trump desde su retirada abrupta en la reunión del G7 en Kananaskis, Canadá; refleja una imagen que poco invita a colaborar en el caso de negociaciones abiertas. En comparación a cumbres pasadas, la presión estadounidense sobre los aliados europeos es más que firme. La necesidad de designar esa inversión no es una sugerencia, sino que el punto de partida para la seguridad colectiva en Europa. Es así, que en este contexto, la Alianza se enfrenta a un redoble en la apuesta de la Defensa y en la consolidación de los miembros. Dado lo mismo, Ucrania no fue invitada ni tanto a la cumbre, como a la declaración conjunta al final de la jornada. 

Es probable que en La Haya no se encuentren fuegos artificiales, pero sí líneas rojas que se dibujen en gráficos y mapas. El orden de seguridad y confianza mutua en el euroatlántico, que parecía asentado tras la caída del muro de Berlín, vuelve a estar en disputa. Quizás, veremos, entre cálculos, promesas y silencios, cómo la OTAN buscará mostrar que todavía tiene algo que ofrecer en un mundo donde los compromisos, como la paz, parecen cada vez más hechos de porcelana

Mientras esperamos con ansias la próxima cumbre de la OTAN, te dejamos estas recomendaciones: 


Del M23 a la mesa

Marko Sal

Imagen | The Eastleight Voice

La República Democrática del Congo (RDC) y Ruanda han alcanzado un acuerdo provisional destinado a poner fin al conflicto que afecta al este de la RDC. Según la declaración conjunta —que contó con la participación del Departamento de Estado de EE. UU.—, el acuerdo es resultado de tres días de “diálogo constructivo sobre intereses políticos, de seguridad y económicos”. El borrador contempla disposiciones clave como el desarme, la integración de grupos armados no estatales y el retorno de refugiados y personas desplazadas internamente.

El este de la RDC ha estado marcado por décadas de conflicto, impulsado por la competencia entre grupos armados por el control de valiosos recursos naturales. La violencia se intensificó en enero, cuando el grupo rebelde M23 —presuntamente respaldado por Ruanda— capturó Goma, la principal ciudad de esta región rica en minerales. Semanas después, el grupo tomó también la estratégica localidad de Bukavu. Aunque el gobierno congoleño acusa a Ruanda de colaborar con los rebeldes, Kigali niega brindarles apoyo.

Estados Unidos busca poner fin a los enfrentamientos y desbloquear miles de millones de dólares en inversiones occidentales en esta zona, que posee abundantes reservas de cobalto, cobre, oro y litio. El secretario de Estado, Marco Rubio, calificó los objetivos de paz e inversión como una “situación en la que todos ganan”. En abril, el enviado especial de EE. UU. para África, Massad Boulos, visitó la región y exhortó a Ruanda a cesar su respaldo al M23. A pesar de que desde 2021 se han firmado al menos seis treguas, ninguna ha logrado mantenerse. Se prevé que el acuerdo sea formalmente suscrito el 27 de junio de 2025 por ministros de ambos países, en presencia de Rubio.

¿Será el momento de una paz duradera en la región? Ante las expectativas, te dejamos las siguientes recomendaciones:


Balance nuclear

Tras los recientes ataques a instalaciones estratégicas y el cruce de amenazas entre Israel e Irán en 2025, el conflicto regional ha dejado de ser meramente convencional. Detrás de cada decisión militar subyace una fuerza silenciosa, pero determinante: la amenaza de una confrontación nuclear. En este escenario tenso e incierto, el balance nuclear protagoniza nuestro diploconcepto de la semana.

Este tipo de equilibrio no exige paridad técnica ni declaraciones formales. Se sostiene sobre la capacidad percibida de destrucción recíproca. Israel, aunque nunca ha reconocido oficialmente poseer armas nucleares, es ampliamente considerado como una potencia atómica en la región, con una política deliberada de ambigüedad estratégica. Irán, por su parte, ha avanzado en su programa nuclear y mantiene una postura ambigua, sin confirmar capacidad militar, pero construyendo un entorno de disuasión que condiciona el accionar de sus rivales.

Lejos de tener un monopolio sobre la amenaza, ambos Estados representan, en la práctica, factores de riesgo para la seguridad regional. Israel ha llevado a cabo operaciones preventivas contra instalaciones nucleares en Irán, bajo la doctrina de que no puede permitir que actores hostiles accedan a armamento atómico. Irán, por su parte, ha articulado una estrategia de resistencia que combina avances tecnológicos, influencia regional y amenazas de represalia sostenida.

El politólogo Vipin Narang, en su obra Nuclear Strategy in the Modern Era, describe cómo potencias regionales desarrollan estrategias de disuasión adaptadas a su entorno, sin necesidad de replicar los arsenales de las superpotencias. En este juego, el objetivo no es igualar, sino hacer inviable el primer golpe del adversario. Tanto Irán como Israel comprenden que cualquier paso en falso puede desencadenar una espiral de consecuencias irreversibles.

En este sentido, el balance nuclear no solo previene guerras totales: también impone límites, canaliza tensiones hacia formas indirectas de confrontación (proxies, ciberataques, sabotajes) y redefine el margen de maniobra militar. Pero esta forma de contención es frágil. Su eficacia depende de actores racionales, sistemas de control confiables y líneas de comunicación abiertas. Ninguna de esas condiciones está garantizada.


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