El laberinto de los «beepers»
Por Luis «Kike» Souto
A mediados de septiembre, Israel dio un paso más en su guerra contra Hezbollah. Miles de buscapersonas (beepers) explotaron a lo largo del Líbano y Siria matando a una docena de personas e hiriendo a más de tres mil según las autoridades locales. La acción no tiene precedentes y ha abierto la puerta a algo que muchos gobiernos temían: la enredada cadena de suministros y ensamblaje mundial es, en efecto, un riesgo de seguridad. ¿Cuáles son las consecuencias de esta operación digna de película de Hollywood?

“Es probablemente la operación de inteligencia cinética más impresionante que he visto nunca”, decía Vox Marc miembro del Atlantic Council en unas declaraciones recogidas por el VOX. Aunque a fecha de hoy Israel no reconoce la autoría, es casi descartable que otro actor haya ejecutado una acción de tal calibre. En Diplomacia Activa nos planteamos varias preguntas, pero primero, ¿cómo ocurrió?
Hace varios meses, la organización terrorista Hezbollah, respaldada por Iran y operante en el Libano, encargó un 3.000 buscapersonas (Dispositivo de comunicación) a la empresa taiwanesa Gold Apollo. Según dicha empresa, la producción fue cedida a través de una licencia a otra empresa: BAC Consulting, con sede en Hungría.
Lo cierto es que nadie ha podido contrastar el origen real de los buscapersonas, más allá de las declaraciones de la primera empresa. Después de que la cúpula de la organización decidiera prescindido de las comunicaciones digitales ante el riesgo que supondría el espionaje de la MOSSAD, estos aparatos se distribuyeron entre sus combatientes.
Esto implica que dichos aparatos llevaban ya varias semanas en manos de los miembros de Hezbola, aunque no fue sino hasta hace unos días cuando simultáneamente un mensaje idéntico llegó a los 3.000 dispositivos de ese encargo, que comenzaron a emitir sonidos hasta detonar, hiriendo a unas 3 mil personas y matando a 12. Una acción que, aunque afectó mayoritariamente a miembros del grupo, fue ampliamente criticada por organizaciones y gobiernos al tratarse de un ataque no controlado que afectó también a población civil. Algunos personajes como Edward Snowden catalogaron dicha acción como “terrorismo” Estatal.
Como ha sido costumbre, la mayor parte de los gobiernos que respaldan a Tel Aviv, han mantenido silencio o han evitado tomar acciones por dicho ataque. Sin embargo, podemos estar seguros de que la acción ha generado preocupación en muchas oficinas gubernamentales alrededor del mundo.

Las cadenas de suministro como armas
La puerta ha quedado abierta. Varias fuentes coinciden en que más allá de la cuestión ética o posicionamiento en el conflicto de Medio Oriente esta acción muestra el camino a otros gobiernos y organizaciones que podrían empezar a utilizar las cadenas de producción como armas. De esta forma, un gobierno hostil u organización terrorista podría intentar aplicar tácticas similares a las utilizadas por Israel y añadir materiales dañinos, como explosivos, en otros aparatos de extendido uso civil. La red de cadenas de suministro son largas y complejas y podrían ser vulnerables en uno o varios puntos.
Muchos de los equipos y bienes que utilizamos hoy en día pasan por varios países y ciudades durante el proceso de preparación, producción o ensamblado, empaquetado y distribución. Este hecho, no solo preocupa dentro de los gobiernos, también en el sector privado. Las empresas descubren que sus productos pueden ser alterados y utilizados para otros fines. Un riesgo inasumible.
Desde la crisis del COVID-19, varias empresas y países se habían planteado las vulnerabilidades de tener la producción tan dispersa alrededor del globo. Algunos países como Estados Unidos y miembros de la Union europea se han planteado y promueven la relocalización de las plantas de producción en zonas más próximas o incluso en el mismo país. Fuentes consultadas por Diplomacia coinciden en que esta acción de Israel podría, a pesar de no ser condenada enérgicamente por los países occidentales, ser una buena motivación para acelerar dichas relocalizaciones.
China: Propaganda para maquillar tus carencias.
Durante los días siguientes a la acción israelí, identificamos patrones en la narrativa de las cuentas propagandísticas rusas, iranies, pero sobre todo chinas. Mientras TikTok e Instagram mostraban videos humorísticos sobre la tecnología ligada a Israel; las cuentas pro-chinas en X difundían desinformación sobre un supuesto aumento en la demanda de productos Huawei y Xiaomi en todo el mundo por el supuesto temor a utilizar tecnologías susceptibles de ser intervenidas por Israel.

A pesar de los miles de mensajes, no se detectó ningún cambio sustancial en las cuentas de los gigantes tecnológicos chinos, más allá de la salida al mercado de nuevos modelos de teléfono móvil. Por su puesto, esto no debe ser una sorpresa. La mayoría de los expertos en propaganda han destacado que el régimen de Pekín tiende a utilizar cualquier hecho para avivar propaganda contra gobiernos y productos occidentales.
Esta oportunidad, no sería diferente. Esta vez la propaganda pro-Pekín podría tener una intencionalidad también comercial. China sigue siendo un gigante de la exportación y su economía ha sido afectada tras la relocalización de varias plantas de producción durante el post COVID. Atacar los productos occidentales no solo iría en línea con su propaganda habitual, sino que buscaría influenciar a la opinión publica para buscar alternativas en el mercado chino. La economía China mantiene una carencia grave en el consumo interno, que apenas llega al 53% de su PIB. Por lo que mantener su posición en el mercado global en un contexto de imposición de aranceles resulta fundamental.

Desde la propaganda china hasta el miedo empresarial, pasando por la crisis en el Líbano y la geopolítica en torno al conflicto, la acción israelí marca un complicado precedente en las dinámicas de seguridad globales. Si queda en una anécdota o es el inicio de un cambio de paradigma solo podrá definirse con el tiempo.
Luis «Kike» Souto (España-Venezuela): Periodista, Máster avanzado en Estudios Interdisciplinares por el Colegio de Europa de Natolín, Polonia. Miembro de Diplomacia Activa.
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