La competición por Asia Central
Por Paula Gómez
Los países centroasiáticos son los grandes desconocidos a nivel internacional, siendo la región más nueva del globo después de la caída de la Unión Soviética; sin embargo, cada vez son más los actores que están aprovechando su voluntad de diversificar sus relaciones bajo el contexto de la guerra de Ucrania. Ya hablamos de como esta acción de Moscú estaba poniendo en jaque su amistad más preciada con la región, Kazajistán, pero ¿Quiénes son los interesados en expandir sus lazos con los tanes?

El nueve de noviembre, la Organización de Cooperación Económica (OCE) se reunió en Uzbekistán, acogiendo a los presidentes de Turquía, Irán y Pakistán. Además de estos tres países, la organización la componen Afganistán, las cinco republicas exsoviéticas y Azerbaiyán. Tras esta, el secretario general ha hecho alusión a la necesidad de seguir progresando en la alianza “para la mejora continua de la OCE, especialmente durante las disputas mundiales emergentes y los retos geopolíticos actuales”. A esto se le suma la voluntad de aumentar sus esfuerzos para incrementar la integración económica de la región.
Con una Rusia envuelta en el conflicto de Ucrania desde hace más de un año y medio, y viendo como se le escapa su exclusiva relación de dependencia en la región, Vladimir Putin se ha reunido con su homólogo kazajo en la misma fecha. A pesar de los recientes desacuerdos entre líderes, en esta se ha conseguido según Putin, fortalecer la asociación estratégica entre ambos países. Esta visita y las intenciones del Kremlin son principalmente remarcar su área de influencia, siendo Kazajistán la mayor economía de la región y su mayor puerta al resto de las repúblicas exsoviéticas, comúnmente conocidas como “tanes”.
Hay que tener en cuenta que los jóvenes países nacieron de la descomposición de la Unión Soviética, sin un sentimiento nacionalista previo como es el armenio o azerí, y que podría decirse que está comenzando a forjarse ahora. Además, habiendo heredado unos sistemas autoritarios herméticos a las relaciones exteriores, están comenzando a abrirse cada vez más al panorama internacional en busca de soliviantar la relación de dependencia sostenida desde la URSS.

Sin acceso al mar, Pakistán es una buena opción para conseguirlo hacia el sur, mientras que el Mar Caspio se presenta como la oportunidad de oro de Turquía para incrementar sus lazos con las repúblicas a través de Bakú; siendo una de las razones por las que ha apoyado incondicionalmente a Azerbaiyán en sus disputas con Armenia y seguirá haciendo para conseguir la apertura del corredor de Zangeur que le permitirá conectar por carretera y ferrocarril Bakú y Ankara exclusivamente sin contar con Irán, otro gran competidor en la región.
Hasta ahora, el intercambio de bienes entre Turquía y Asia central tiene que pasar por Irán ya sea por mar o tierra, lo que le hace vulnerable a las tensiones e intereses de Teherán, quien no quiere que Ankara gane un mayor papel en la región. Es por ello que la derrota de los armenios del Karabaj se presenta como un incentivo para ir más allá en el Cáucaso y así aumentar las relaciones con las repúblicas exsoviéticas. Estas ambiciones se reflejan en las palabras de Erdogan.
“Esperamos realizar el corredor de Zangezur lo antes posible y lograr que nuestra comunicación por carretera y ferrocarril con el hermano y amistoso Azerbaiyán sea ininterrumpida a través de Nakhchivan».
Recep Tayyip Erdoğan, presidente de Turquía
Los lazos históricos entre ambos hacen que se describan como “una nación, dos estados” y podría decirse que intenta seguir una línea similar en las relaciones con los tanes, con quienes comparten origen túrquico étnico y lingüístico, a pesar que el turco moderno solo pueda ser entendido por azerbaiyanos.

No ha sido solo el sentimiento de perder la influencia en estos países lo que ha motivado a Putin a prestar atención a su vecino, todo este discurso de amistad ha sido una reacción a los intereses de otros poderes en la zona. Moscú a resaltado los lazos históricos que le vinculan en un intento de presumir de esta relación que no mantiene con otros actores que intentan hacerse un hueco en la región; sin embargo, por primera vez en la historia, Tokayev, presidente de Kazajistán, dio su discurso en kazajo en lugar de ruso, para sorpresa de la delegación rusa y del mismísimo Putin, quienes tuvieron que recurrir a usar traductores.
Además, Putin no ha sido el único líder que ha pisado Astaná este mes, Macron se le adelantó el uno de noviembre en un intento de ampliar la cooperación con el país euroasiático. El presidente francés declaró su voluntad de reforzar complementar y acelerar los lazos con Kazajistán, además reconoció la difícil posición geopolítica en la que se encuentra, y alabó la dirección que está tomando en su política exterior al intentar diversificar sus alianzas y no ser un “vasallo” de Moscú. Por su parte Tokayev ha establecido que París es “un aliado clave y confiable en la Unión Europea” y con quien tiene voluntad de cooperar más profundamente. Y esta no fue la única visita, al día siguiente el presidente francés viajó a Samarcanda para reunirse con su homólogo uzbeco, con el que acordaría crear una “alianza estratégica”. Este ha aprovechado la dirección de las relaciones exteriores que el presidente Shavkat Mirziyoyev está llevando a cabo.
A diferencia del aislamiento que su predecesor Islam Karimov impuso durante treinta años tras el colapso de la Unión Soviética, Mirziyoyev propone un programa abierto a inversores internacionales; por ello a este viaje han acudido alrededor de sesenta compañías francesas y han llevado a la firma de diversos acuerdos principalmente en el sector energético, mineral y de transporte.
De esta manera la Unión Europea se hace un hueco en la región, y es por ello por lo que Rusia intenta exaltar los lazos históricos en su discurso. Sin embargo, no solo potencias occidentales están interesadas en las oportunidades que la apertura de los jóvenes países puede traer. China ya está más que involucrada en la región a través de inversión e infraestructuras incentivadas por su gran proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, siendo un actor clave en estos países.

De hecho, en el discurso emitido por el presidente uzbeco tras la reunión de la OCE, ha resaltado el potencial de los países integrantes a nivel poblacional y de cooperación en diferentes ámbitos como inversión, comercio, innovación, industria y transporte. Además, ha expresado la voluntad de los países de llevar sus conexiones más lejos utilizando las rutas a su alcance y “aprovechar plenamente el potencial de los corredores de transporte transcontinental que atraviesan nuestros territorios y nos conectan con los principales mercados de la región Asia-Pacífico, Asia Meridional, Oriente Medio y Europa”.
Aun así, Turquía y sus planes pan-túrquicos se presenta como una de las mejores opciones para llegar a occidente, y expandir sus contactos; sin embargo, el hecho de que estos estados comiencen a disfrutar su independencia de Moscú está forjando el sentimiento nacionalista de su población. Es por ello que, a pesar de que tanto Rusia como Turquía intenten seguir influyendo en la región a través del discurso histórico y los lazos comunes, cada vez tendrá menos peso esta retórica y ganarán sus intereses como repúblicas independientes; y esto ha quedado más que claro con el discurso en kazajo a Putin.
Paula Gómez (España): Estudiante de Máster en Estudios Geopolíticos, Charles University, Republica Checa.
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