Gloria a Hong Kong: China enfrenta las últimas resistencias
Por Luis Souto
Hong Kong es quizás una de las grandes tragedias del Siglo XXI. La que fuera la puerta de China al mundo, ha pasado a ser un territorio más controlado por el todo poderoso Xi Jinping ¿Qué ha pasado hasta hoy?

“Aunque profundo es el temor que se avecina
Sin embargo, con nuestra fe, seguimos pisando
¡Que la sangre corra por el campo! Nuestra voz crece cada vez más:
¡Por Hong Kong, que reine la Gloria!”
– Glory To Hong Kong
El viernes 28 de julio puede ser apuntado en la historia moderna de Hong Kong. Ese día el juez Anthony Chan rechazó la solicitud del Gobierno Local para prohibir y penalizar la difusión pública de la canción Gloria a Hong Kong, un símbolo de las manifestaciones antigubernamentales del 2019. La sentencia de Chan puede parecer irrelevante para algunos, pero se trata de un rayo de esperanza cuando todo se creía perdido en esta antigua colonia británica.
Hong Kong es quizás una de las grandes tragedias del Siglo XXI. La que fuera la puerta de China al mundo, uno de los países con mayores libertades, seguridad jurídica y dinamismo económico, ha pasado a ser un territorio más controlado por el todo poderoso Xi Jinping. La toma de la ciudad ha sido progresiva desde que el Reino Unido devolviera su soberanía a la Republica Popular de China bajo el modelo de “Un país, dos sistemas”, que garantizaba la independencia política y jurídica de este pequeño territorio.
El modelo funcionó durante muchos años y permitió al territorio consolidarse como un punto de encuentro entre la hermética china y el resto del mundo; sin embargo, todo cambió tras la llegada al poder de Xi Jing Ping. Desde entonces, la influencia de Pekín sobre la ciudad no ha parado de crecer frente al rechazo de buena parte de la población hongkonesa.
Podríamos apuntar al 30 de junio 2020 como el día que la armada de Xi finalmente cruzó las puertas de Hong Kong. Simbólicamente, claro. Pues aquel veraniego martes la Asamblea Popular China ratificó la entrada en vigor de la nueva Ley de Seguridad Nacional, que puso fin al “Un país, dos sistemas”. Desde entonces, una serie de tribunales especiales supervisados directamente por Pekín podrá juzgar y perseguir toda acción que “promueva la subversión, sedición o separatismo”.
Después de las multitudinarias manifestaciones pro-democracia del año 2019, Pekín bajo la sombra del COVID-19 que mantenía al mundo ocupado, decidió tomar el control total de Hong Kong. Desde entonces han pasado tres años y en Diplomacia Activa nos preguntamos ¿Qué ha pasado hasta hoy?
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La política del miedo
Durante las protestas pro-democracia de 2019, más de 10.000 personas fueron arrestadas y procesadas. A pesar de ello, la nueva Ley de Seguridad Nacional quita las barreras entre Hong Kong y la China continental y permite que los manifestantes sean juzgados en tribunales chinos. Fuentes consultadas por Diplomacia Activa en la ciudad, aseguran que “desde 2020 la estrategia del gobierno chino y local ha sido la del miedo: miedo a que te deporten a China, miedo a que te arresten en cualquier lugar del mundo, miedo a decir o escribir algo que no le guste a Pekín”.
En noviembre de 2020, se autorizó al Gobierno Local a expulsar del parlamento hongkonés a todos los diputados que no fueran suficientemente patrióticos. Esto sin pasar por un tribunal. En aquel momento, el exdiputado pro-democracia expulsado bajo dicha norma, Kenneth Leung, declaró que con este nuevo poder el gobierno acabará con cualquier cara del Parlamento que no le guste.
Diplomacia Activa también tuvo acceso a fuentes académicas en la ciudad. Explicaron que, si bien se evidencia mucho más la autocensura, especialmente en librerías o algunas clases, en términos generales la represión hacia el sector de la academia no ha sido tan grave. Una de las fuentes dijo: “Por los momentos, sigo teniendo libertad de cátedra y puedo enseñar con autonomía y claridad. Por su puesto, no sabemos cuanto tiempo dure esto y en el momento en que mi trabajo se vea vulnerado, pues dejaré Hong Kong”.
Aunque muchos ciudadanos han decidido irse, el exilio no ha puesto fin a la política del miedo. A comienzos de julio del 2023, la policía de Hong Kong ofreció una recompensa de un millón de dólares de Hong Kong (128.000$) por información que les permitiese encontrar a ocho jóvenes activistas pro-democracia, acusados de instigar las manifestaciones del 2019. La mayoría de ellos se encuentran en occidente: Estados Unidos, Australia y el Reino Unido por lo que es casi imposible que sean procesados.
No obstante, uno de los más controversiales apartados de la Ley de Seguridad Nacional es que se aplica con “extraterritorialidad”, es decir, que los activistas pueden ser juzgados en China por actividades realizadas en el extranjero. No solo eso, Hong Kong también reclama el “derecho” de procesar bajo esta ley a la totalidad de la población mundial. Es decir, cualquier persona, de cualquier nacionalidad, en cualquier lugar del mundo que “vulnere” dicha norma, podría ser acusada y requerida para un procedimiento legal en China.

¿Luz al final del túnel?
La recompensa ofrecida por los ocho jóvenes destruyó cualquier plan de Hong Kong por relanzar y limpiar su imagen en occidente. Lo que algunos analistas interpretan como un indiscutible mensaje de las autoridades locales para dejar clara su lealtad a Pekín. No obstante, siguen existiendo algunos pequeños focos de rebeldía no solo en el exterior, sino dentro de la ciudad.
La sentencia del juez Chan contra la solicitud del gobierno local en virtud de la “protección de la libertad de expresión” es una prueba de que China aún no ostenta el poder total sobre Hong Kong. La canción “Gloria a Hong Kong” fue escrita por una persona anónima y difundida ampliamente en redes sociales. Ha sido tal su relevancia, que Google la posiciona como primer resultado cuando se busca el himno de Hong Kong. Esto ha provocado la acción de las autoridades locales para intentar frenar su difusión.
¿Es la sentencia de Chan una esperanza? en opinión del autor de este texto, no. China no tiene planes de frenar la toma de la ciudad que ya tiene entre sus manos. Seguramente en los próximos meses se haga evidente un mayor control en los tribunales locales y eventualmente la “Ley del Himno” se aplicará. Hong Kong es una tragedia del Siglo XXI porque nos recuerda que incluso las democracias más sólidas, pueden morir en una sola generación.
Luis Souto (España-Venezuela): Periodista, Máster avanzado en Estudios Interdisciplinares por el Colegio de Europa de Natolín, Polonia.
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