Choques militares, acusaciones de narcoterrorismo y la sombra de potencias como Rusia, China e Irán alimentan tensiones crecientes entre Washington y Caracas. ¿Es este el inicio de una nueva Guerra Fría regional o un pulso geopolítico pasajero?
La promesa de la protección estadounidense de Occidente está en juego. China busca minar la confianza en esa estrategia, que depende de la fe en el poder y la determinación de Washington. Si los aliados perciben dudas o debilidad, el compromiso de Washington pierde peso. En este juego global, cada movimiento militar o declaración pública cuenta. Incluso el gesto más pequeño puede revelar firmeza, pero también incertidumbre.
Este golpe de Estado no ha pillado por sorpresa a la población civil, que ha atestiguado como el ejército fue ocupando las ciudades más importantes en las últimas dos semanas y que ya conocía los roces entre el RSF y el ejército regular. El ejército de Sudán incluso advirtió este jueves en la televisión pública sobre la posibilidad de que ocurrieran choques entre ambas facciones, achacándolos a los métodos violentos utilizados por las RSF contra la población civil y a la falta de diálogo entre el general Al Burhan, presidente de la junta sudanesa, y Hemedti. Por Arturo Martínez Bautista