DIPLORAMA 92
2026 asoma distinto: como un tiempo de proyección, decisiones y reencuadres. Si todo está conectado, también lo está la esperanza de darle forma, juntos, a un futuro más legible y compartido globalmente.
¿Qué pasa en el mundo cuando no estamos atentos? Somos una organización independiente que genera contenido, análisis y formación en política internacional.
2026 asoma distinto: como un tiempo de proyección, decisiones y reencuadres. Si todo está conectado, también lo está la esperanza de darle forma, juntos, a un futuro más legible y compartido globalmente.
Este artículo no busca justificar ni promover el uso de la fuerza militar. Su objetivo es estrictamente analítico: ofrecer al lector una mirada estratégica sobre un eventual escenario de escalada entre Estados Unidos y Venezuela.
En el mundo, la paz, la libertad y la justicia no son constantes de la política ni de los países. Son excepciones que nacen de causas nobles y de personas valientes.
Ante un mundo que se rearma y se fragmenta, Estados Unidos abraza un realismo descarnado que revitaliza viejas doctrinas y margina al multilateralismo. El resultado es un 2026 donde la fuerza vuelve a dictar las reglas.
Una semana marcada por negociaciones secretas entre Washington y Moscú para frenar la guerra en Ucrania, tensiones trilaterales rumbo al Mundial 2026 y la apuesta del Papa León XIV por reavivar el diálogo en Medio Oriente.
La búsqueda de la paz tambalea en un mundo de urgencias. Entre negociaciones, amenazas de intervención y golpes de Estado, ni siquiera la cumbre del G20 queda excenta de las polemicas.
La coerción económica estadounidense está empujando simultáneamente a la UE y a América Latina a diversificar alianzas, generando una convergencia estratégica que no es idealista, sino defensiva.
El poder volvió a recordarnos su delicado talento: reacomodarse, desentenderse y, cuando hace falta, culpar a otros. Entre alianzas volátiles, protestas fallidas y líderes que caen, el mundo sigue girando… aunque cada vez más torcido.
El concepto del Antropoceno, que designa la era geológica marcada por el impacto humano en el planeta, se ha vuelto crucial en Relaciones Internacionales. No es solo un conjunto de nuevos problemas a resolver, sino una condición inherente que obliga a la disciplina a revisar sus bases epistemológicas y ontológicas.
La política se juega en distintos terrenos; desde foros por el medio ambiente, cumbres internacionales con más ausencias que presencias, los pasillos del Capitolio y hasta en una cancha de basket. El poder se mueve por distintos lugares, y desde Diplomacia Activa te contamos el cómo y el por qué.
Chile se prepara para una elección histórica: el 16 de noviembre, más de 15 millones de personas votarán al sucesor de Boric. Jara lidera el progresismo con foco en derechos humanos. Kast promete mano dura y control migratorio. ¿Cambio o continuidad?
Tres historias revelan un mismo hilo conductor: la lucha por el poder, la justicia y la seguridad.
El vacío de la paz vuelve a ser el gran protagonista de nuestro Diplorama. Aun así, el tablero global ofrece un respiro: nuestro amigo naranja se reunió con su par chino, recordándonos que —al menos por ahora— las cuentas claras conservan la amistad.
Entre cancilleres que duran menos que un café en Balcarce 50, protestas con ritmo de carnaval en Washington y anexiones que se votan como si fueran rebajas de temporada, el tablero global parece más un reality político que un mapa de poder.
Antes de comenzar la nueva edición de DIPLORAMA, queremos contarte algo.
El reciente acuerdo entre Israel y Hamas pone de relieve una realidad incómoda pero necesaria: en ciertos contextos, negociar con actores violentos no es un acto de debilidad, sino una herramienta indispensable para detener la violencia, proteger vidas y construir un orden político duradero. Por Agustín Bazán