Oscar 2025: el regreso de un viejo conocido

Por Valentina Terranova

La noche más esperada de Hollywood llega envuelta en un halo de incredulidad y controversia. A diferencia de la gala 2024 donde la mayoría de las nominadas era prácticamente incuestionable, este año la película francesa Emilia Perez y sus 13 nominaciones al Oscar nos hace preguntarnos si la academia sabe lo que hace. 

La película del cineasta Jacques Audiard se filtró en las noches más importantes del cine como un impostor que en medio de luces y flashes busca convencer a sus pares de algo que no es. El público siempre ha expresado su deseo y sabemos que hace un tiempo se inclina por el triunfo de una película extranjera ante una película comercial así como por la distinción de rodajes alternativos en lugar de grandes producciones. Más allá de esta tendencia, pocas veces hubo tanto cuestionamiento de parte del mismo hacia una película endiosada por festivales y premiaciones.

De Emilia Perez se dijo y se dirán muchas cosas. Protagonizada por Karla Sofia Gascón y Zoe Zaldaña, mantiene al espectador en un verdadero estado de confusión. Cualquiera que no haya leído o escuchado algo sobre la película, puede en la tranquilidad de su casa ver el rodaje y hallarse incómodo gran parte del mismo. Esa profunda incomodidad surge en su mayoría a raíz del guión. Redactada en francés para luego ser traducida al español, es un sin fin de errores donde las escenas pierden credibilidad constantemente. Y no es un problema únicamente de la actriz estadounidense de reparto Selena Gomez, por una obvia barrera idiomática, sino que es un problema que se percibe prácticamente durante todo el musical.

Otro obstáculo es la forma en que aborda el narcotráfico y la trata en México, ya que la historia no busca que el foco de emoción sean las víctimas, sino el victimario y su supuesta redención. Sin profundizar en la trama, la película parece estar llena de inconsistencias, algo que el público y la crítica no han dejado pasar. Sin embargo, Hollywood sí lo ha hecho. Desde su presentación en mayo de 2024 en el Festival de Cannes, se posicionó como una de las cintas más destacadas. Hoy, es la más nominada al Oscar y la gran ganadora de los Globos de Oro.

La farsa se desplomó cuando la película llegó a Latinoamérica, más específicamente a México, escenario donde transcurre el musical. Críticos y aficionados no tardaron en señalar en redes sociales cada uno de los desaciertos del director y su equipo una vez que la película llegó a sus manos. Pero entonces, ¿Qué llevó a Hollywood a enaltecer esta producción? ¿Cómo los galardones más prestigiosos del mundo del cine perdieron todo ello de vista? 

Una teoría nos permite pensar que en su afán por darle al público lo que quiere, optó por destacar una película extranjera protagonizada por mujeres para así diferenciarse del predecible formato estadounidense. Otra teoría posible es que aunque Hollywood busque reinventarse, no tiene un solo crítico en la academia que hable español. De lo contrario alguien podría haberles avisado.

No obstante, el resto de las nominadas devuelven la mística a la alfombra roja, celebrando y homenajeando al séptimo arte. Este año no fue una película extranjera la que revivió a la Academia, sino la mismísima industria estadounidense, que brindó rodajes a la altura de The substance, Cónclave y The Brutalist, reduciendo a Emilia Perez a una pequeña piedra en el zapato. 

La sustancia, protagonizada por Demi Moore, es una viva crítica a los tratamientos de belleza y estándares a los que se someten las mujeres. Este largometraje extremo dirigido por la francesa Coralie Fergeat revive el género body horror a la perfección. Lo cierto es que esta gala trae de nuevo a la gran pantalla a icónicas estrellas del cine que parecían ya haberlo dado todo. Demi Moore llegó a la cumbre de su carrera en el momento menos pensado y en contra de todo pronóstico al ser nominada a la estatuilla dorada por primera vez en toda su carrera. 

El caso de The brutalist no rompe con la tendencia. Adryen Brody vuelve a hacerlo 20 años despues al protagonizar a László Tóth, un arquitecto judío nacido en Hungría que sobrevivió al Holocausto. A dos décadas de su exitosa interpretación en El pianista el actor vuelve al centro de la escena en un punto clave de su carrera. La película dirigida por Brady Corbet es igualmente extraña como fascinante. 

El resto de la mayoría de las nominadas 2025 tienen un denominador común. Más allá de la trayectoria de sus protagonistas, películas como Wicked, A Complete Unknown y Anora, interpretadas por jóvenes promesas del cine, no paran de representar y revivir al sello Hollywoodense. Sin lugar a dudas esta gala se la lleva la industria norteamericana.

Por su lado, Cónclave, film británico basado en la novela homónima de Richard Harris, ha captado al mundo al relatar el proceso de elección de un nuevo papa tras la muerte del Pontífice. Dirigido por Edward Berger se vuelve el verdadero acierto extranjero de la academia al arrasar en los Oscar y toma aún más relevancia al destapar el juego de poder del Vaticano en el momento justo en que el actual Papa, Francisco Bergoglio, se halla delicadamente enfermo, ¿Se acerca un verdadero cónclave?

La Academia lleva años reinventándose. Su duración en el tiempo y su repercusión serían imposible si no se adaptara a los paradigmas sociales. Gala tras gala ha ido quebrando prejuicios y diversificando la industria (algunos dirán que no lo suficiente) en un mundo que pide a gritos novedad y actualidad.

Sin embargo, este año el intento de la industria de Estados Unidos por salir del guión, acabó por hundir el prestigio de una premiación que solo pudo ser salvada por icónicas estrellas de un viejo, pero confiable conocido: Hollywood. 

Valentina Terranova (Argentina): Licenciada en Comunicación Social en la Universidad Juan Agustín Maza. Columnista en Diplomacia Activa.