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Israel y Palestina, hablemos en serio

Por Axel Olivares

El sorpresivo ataque combinado que inició el grupo terrorista Hamás y la guerra que oficializó el Primer Ministro israelí conmocionan al mundo, pero también lo divide en base a premisas aceleradas. Para encontrar soluciones y alternativas, debemos hablar en serio.

Hani Alshaer / Anadolu Agency / Getty Images

El sábado (07/11/2023) por la madrugada, durante pleno Sabbath, nadie podría haber imaginado lo que sucedería en Israel y la sangre que se ha derramado. Cientos de israelíes fueron secuestrados, torturados y asesinados por el grupo terrorista Hamás, una organización paramilitar yihadista y nacionalista que gobierna la Franja de Gaza desde 2007. El ataque fue tan repentino que ni las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) pudieron hacerle frente a semejante ofensiva. Para cuando el ejército reaccionó, los misiles ya habían caído en varias ciudades como Ashkelon, Sderot, Asdot, Gedera y Tel Aviv, y los terroristas se encontraban en las calles de Israel. El conflicto fue inexorable cuando el primer ministro, Benjamín Netanyahu, le declaró la guerra a Hamás. Este es un hecho que apenas está comenzando y que abrirá un nuevo capítulo en el conflicto palestino-israelí.

Luego de que se conocieran las imágenes del primer atentado, que tuvo lugar en un festival electrónico que se realizaba en el desierto de Negev, que dejó un saldo de más de 260 jóvenes asesinados, la violencia se fue recrudeciendo. La Brigada de Ezzedin Al-Qassam, brazo armado de Hamás, asestó con éxito un golpe coordinado en territorio israelí por tierra, mar y aire, lo que le ha permitido no sólo asesinar cara a cara a decenas de civiles sino también, tomar de rehenes a niños, mujeres y adultos mayores. Hamas declaró tener 130 «prisioneros de guerra». Las fuerzas israelíes respondieron asegurando las fronteras con Gaza. Mientras tanto los cohetes siguen volando por los aires. Se estima que Israel ha lanzado 2.500 a Palestina, mientras que Hamás ha lanzado más de 5.000 a diferentes puntos de Israel. Por supuesto, la cifra se actualiza a cada minuto.

Ante las agresiones cometidas por los extremistas, la comunidad internacional ha estado atenta a cada instante sobre el rumbo de la guerra, solidarizandose con Israel y buscando alternativas para la paz. El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para tratar el problema un día despúes, pero no llegaron a una unanimidad para condenar a Hamás. Cabe subrayar que, una vez más, la guerra divide al mundo en fracciones similares a otros altercados. Mientras la Unión Europea, Estados Unidos y varios países de Occidente condenan el ataque de Hamás, otros países como Rusia pisan la línea entre pedir la paz y desconocer el nivel de violencia del grupo terrorista, pero además países como Irán, Irak, Siria, Afganistán, Venezuela o Cuba han dado su apoyo a los terroristas.


Soldados israelíes en la frontera entre Israel y la Franja de Gaza. ILIA YEFIMOVICH (DPA / PICTURE ALLIANCE / GETTY). Fuente: El País.

Muchas naciones han tenido en consideración la ocupación del Estado de Israel de territorio palestino, sobre todo, con la construcción de asentamientos en Cisjordania; como también la profunda marginación y desamparo que viven los palestinos en su propio país llegando a ser calificado como un apartheid . Sin embargo, es necesario traer dos aspectos importantes. Primero, si las civilizaciones actuales se basaran en una política de “ojo por ojo”, sería imposible de llevar acuerdos que trajeran paz a las naciones en conflicto. Pero lo más importante que debe tenerse en cuenta es que Palestina no es quien agrede a Israel, sino que es el grupo terrorista Hamás el responsable de los ataques. De hecho, el grupo terrorista ha sido acusado por organizaciones como Amnistía Internacional por violar los derechos humanos de los propios civiles palestinos, entre las denuncias enumeradas se lo acusa de crímenes de guerra, detenciones arbitrarias, tortura y desapariciones forzadas, entre otras. No se debe confundir el reclamo legítimo de los palestinos por ser reconocidos, con los objetivos de Hamás que intenta monopolizar la voz de la resistencia palestina.

A pesar de que Israel tiene a las principales fuerzas militares de Occidente de su lado, se encuentra en un territorio delicado en el cual, cómo sucedió en el pasado, puede ser atacado desde cualquier latitud. Rodeado de países árabes que históricamente han sido sus adversarios, Israel debe mantener la guardia alta ya que una posible derrota contra Hamás significaría una oportunidad para otros grupos, tales como Hezbollah, de avanzar en territorio israelí. De hecho, este mismo grupo chiita proveniente del sur de Líbano lanzó misiles hacia Israel en respuesta a la muerte de al menos cuatro de sus miembros durante un enfrentamiento en la frontera libanesa-israelí. Pero, además, Hamas le pidió al grupo paramilitar que se una a su batalla contra el país hebreo.

Por otro lado, Israel debe defender algo que posee y que sus países limítrofes no: es la única nación con una democracia liberal en el Medio Oriente. El país ha alcanzado una buena posición en la lista de países con mejores índices democráticos gozando de procesos electorales limpios, pluralismo social (el 24% de la población es árabe), participación y convivencia política y libertades civiles en materia de religión, género, entre otras. Enfrente Hamás presenta su modelo basado en el fundamentalismo yihadista.


Gaza antes y después de la contraofensiva Israelí

Lamentablemente, las instituciones en Israel se han visto deterioradas durante el gobierno de Benjamín Netanyahu, cuya postura de extrema derecha ha debilitado la división de poderes y ha incentivado en la ciudadanía actitudes racistas e islamofóbicas. Esto ha llevado a mayores niveles de tensión entre israelíes y palestinos; muchos temen que ello genere una Tercera Intifada. Pero el mayor error del primer ministro fue sostener en el tiempo la creencia de que las aspiraciones palestinas por la independencia podrían ser archivadas y olvidadas, y que la rivalidad entre Hamás y Fatá (grupo gobernante de Cisjordania y reconocido por la Comunidad Internacional) atenuaría las tensiones con Israel. Sin embargo, esa inoperancia llevó al grupo gobernante de la Franja de Gaza a tomar la bandera de la soberanía palestina en sus manos.

Hoy, el Estado de Israel debe enfrentarse a dos problemas ineludibles. Por un lado, tiene la obligación de defender la soberanía de su territorio y la integridad de los ciudadanos quienes, en su mayoría judíos, se encuentran ante el mayor ataque contra su comunidad desde el Holocausto. Por otro lado, el Estado de Israel debe tomar una importante decisión sobre el destino de Palestina. Una vez que Hamás sea derrotada, el odio y el rencor pueden ser el caldo de cultivo para una próxima generación de terroristas. Para evitar eso, los palestinos no pueden volver a ser un asunto que se puede archivar.

La convivencia, las garantías a los derechos humanos, la prudencia y el respeto entre las partes tienen que guiar la relación entre ambos pueblos. Parece irreal, pero hay razones para creer que se puede. Los Acuerdos de Abraham han reanudado las relaciones entre Israel y las naciones árabe, que en otro momento no reconocían su existencia. Por otra parte, antes del ataque de Hamás, miles de trabajadores palestinos tenían permiso de trabajar en Israel en un esfuerzo por tender puentes y mejorar las condiciones económicas de los gazeties.


Palestinos junto a la verja que divide Gaza de Israel. AP PHOTO/YOUSEF MASOUD

La muerte de inocentes no debe justificarse bajo ningún principio, la legítima defensa no puede ser sinónimo de un ataque desmedido que termine con la vida de cientos de civiles. La Comunidad Internacional tiene la responsabilidad de encontrar una forma de terminar con el terrorismo de Hamás, sin que ello arrastre a Israel a cometer crímenes de lesa humanidad.

El problema de fondo es que «faltan líderes» que tengan la voluntad de dialogar, como declaró el exministro de Exteriores israelí, Shlomo Ben Ami. “Nos sobran propagandistas como Netanyahu, y asesinos como los de la cúpula militar de Hamás. Con ellos difícilmente podemos pensar en una visión de futuro».


Axel Olivares (Argentina): Estudiante de Comunicación Social, Universidad Nacional de Cuyo.

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