DIPLORAMA 21
N°21
«Más que nunca debemos ir a votar. Hay una verdadera urgencia. No podemos dejar nuestro país en las manos de esa gente»
Kylian Mbappé, jugador de la selección francesa de fútbol, sobre Le Pen de cara a la segunda ronda electoral
En esta nueva edición de Diplorama Newsletter te vamos a contar bastaaaaantes cositas. Todas ellas de alguna u otra manera relacionadas con los sistemas electorales y nuestra querida y codiciada amiga, la democracia.
Tras 14 años de gobierno conservador, el Reino Unido abre una nueva era con los laboristas al mando, tras la peor derrota del partido de Rishi Sunak en más de un siglo. Mientras tanto, en Estados Unidos, el 4 de julio nos recuerda los principios fundacionales de la democracia moderna, aunque su brillo parece desvanecerse. En Francia, la primera ronda de las elecciones legislativas anticipadas ha confirmado los temores de Emmanuel Macron, con Marine Le Pen y su Rassemblement National emergiendo como la fuerza dominante.

El Big Ben marcó la hora del cambio
Por Axel Olivares
Luego de 14 años de gobierno conservador, Reino Unido le otorga una nueva oportunidad a los laboristas. El partido del primer ministro Rishi Sunak sufrió la peor derrota desde principios del siglo XX, alcanzando solo 131 diputados mientras que los laboristas obtuvieron 410 de los 650 escaños totales. No obstante, el resultado se estima que fue más un producto del “voto castigo” que por el atractivo del programa laborista en sí.
El periodo protagonizado por 5 primeros ministros conservadores tuvo una serie de reformas polémicas así como de escándalos institucionales que le valieron el desgaste de su reputación. La salida del Reino Unido de la Unión Europea fue el común denominador de todos los líderes conservadores y fue presentada como la solución a los problemas económicos e inmigratorios. Sin embargo, el Brexit tuvo resultados adversos en ambas materias. Por otro lado, escándalos como el PartyGate de Boris Johnson o la histórica brevedad del gobierno de Liz Truss hicieron que el partido perdiera legitimidad.
Por su parte, Rishi Sunak logró remendar la imagen de los conservadores. Pero el estancamiento económico producto de la inflación y la crisis de vivienda obligaron a Sunak a adelantar las elecciones. La oportunidad fue perfecta para los laboristas, quienes acapararon el descontento de los británicos para llegar a la victoria. El partido lo lidera un sujeto de bajo perfil llamado Keir Starmer, un abogado que coqueteó tanto con la izquierda radical como con la realeza británica. El nuevo primer ministro, cuyo estilo se asemeja al de Tony Blair, promete ocuparse del alto costo de vida de la clase trabajadora como de la inmigración. Aun así, la palabra que le aseguró a Starmer llegar al 10 de Downing Street fue una: cambio.
La doble cara del 4 de julio
Por Marko Sal
El 4 de julio representa la fecha emblemática en la que Estados Unidos estableció la primera democracia moderna del mundo, fundamentada en los valores de libertad, igualdad y derechos inherentes de la persona humana. Lo que comenzó como Trece Colonias se ha convertido en un actor prominente en el escenario global, erigiéndose como el faro de las democracias del mundo. No obstante, pareciera que su luz se ha opacado. La decadencia de Estados Unidos se ha convertido en un tema recurrente para diversos analistas. De hecho, el Democracy Index de The Economist considera a Estados Unidos como una “democracia deficiente”, ubicándolo en el puesto número 29 de 167.
Múltiples factores explican cómo este gigante democrático se ha erosionado con el paso de los años, entre ellos la progresiva polarización social, el incremento de la desigualdad en la riqueza y el resurgimiento de identidades intolerantes, racistas, antiinmigrantes y autoritarias. Lo curioso es que estas problemáticas no son nuevas, sino que han acompañado a Estados Unidos a lo largo de su vida independiente sin aparente solución. Además, el país se ha caracterizado por una clase política gerontocrática que ha cooptado el aparato gubernamental. Basta con observar el más reciente debate entre Joe Biden y Donald Trump, ambos candidatos con una edad promedio de 79.5 años, en una contienda electoral en la que las figuras jóvenes no destacan.
Pareciera que el 4 de julio ha pasado a ser una simple celebración en la que la pirotecnia opaca incentivar el esfuerzo de mejorar la democracia estadounidense en el porvenir. En un mundo en el que la democracia se convierte en la excepción y no la regla, el panorama electoral en Estados Unidos deja en claro que incluso las democracias más emblemáticas pueden erosionarse.

IMAGEN DE LA SEMANA


La caída de Macron
Por Lautaro Bermúdez
Como continuación de una de nuestras últimas columnas, donde se comentó sobre la audaz apuesta de Emmanuel Macron al convocar elecciones legislativas anticipadas, los resultados de la primera ronda confirmaron los peores temores del presidente. El Rassemblement National (RN) de Marine Le Pen no solo superó a los centristas de Macron, sino que se posicionó como la fuerza dominante con un 33% de los votos. Esta cifra, superior a la obtenida en las elecciones europeas, refleja un rechazo contundente al liderazgo de Macron y una creciente demanda de cambio entre los votantes.
La estrategia de Macron de buscar «claridad» mediante elecciones rápidas resultó ser un error de cálculo. Lejos de fortalecer su posición, la jugada fragmentó aún más el panorama político, beneficiando tanto a la extrema derecha como a la izquierda. La RN, ahora en camino de convertirse en el partido más grande del parlamento, amenaza con trastocar la política francesa con su agenda antiinmigración y euroescéptica. Mientras tanto, la coalición de izquierda lucha por aumentar sus escaños, pero sin alcanzar una mayoría clara, dejando a los centristas rezagados y debilitados.
La posibilidad de un gobierno liderado por la extrema derecha, con Jordan Bardella como primer ministro, es un escenario inédito en la historia reciente de Francia. Esto no solo significaría un cambio drástico en las políticas internas, sino también en la postura de Francia en la Unión Europea y su apoyo a Ucrania. Macron, comparado por algunos analistas con Napoleón en su fallida campaña rusa, enfrenta ahora un desafío monumental: navegar un parlamento posiblemente paralizado y redefinir su legado en medio de una Francia profundamente dividida. Tal vez debería haber aprendido más del Emperador de los franceses, quien, en su exilio en Santa Elena, reflexionó: «Nunca se debe pedir a la fortuna más de lo que ella puede conceder.»

DIPLOCONCEPTO
El «Efecto Ben Franklin» (O mejor conocida como la estrategia de la gratitud).
Al solicitar el apoyo de Francia, Benjamin Franklin puso en práctica una peculiaridad de la naturaleza humana conocida como el efecto Ben Franklin. Este nos habla sobre cómo hacer un favor a alguien puede hacernos sentir más positivamente hacia esa persona. El fenómeno debe su nombre a Benjamin Franklin, uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América, que escribió sobre este concepto en su autobiografía.
El efecto Benjamin Franklin convierte a los adversarios en aliados y puede ser una herramienta poderosa para resolver conflictos y establecer relaciones. Al aprovechar este sesgo cognitivo, las personas pueden manejar situaciones tensas y superar malentendidos. En contextos profesionales, como negociaciones y trabajo en equipo, se puede usar estratégicamente para lograr resultados positivos. En nuestra vida personal, pedir favores a los demás puede fortalecer nuestras relaciones cercanas y desarrollar nuevos vínculos. Quienes entienden que las acciones positivas pueden mejorar la percepción que otros tienen de ellos pueden utilizar este conocimiento para reducir desacuerdos y suavizar hostilidades.
Básicamente, el efecto Benjamin Franklin actúa como un Caballo de Troya para construir relaciones y manejar conflictos. Es posible que no nos demos cuenta de que alguien está intentando acercarse hasta que ya le hemos hecho un favor y nuestra actitud hacia él cambia. Aunque el efecto puede tener resultados positivos para ambas partes, es importante reconocer que el proceso implica una forma de manipulación sutil. Lo difícil es determinar si alguien pide un favor porque necesita ayuda o porque quiere ganarse nuestra simpatía.
Franklin era un diplomático. Sus acciones dejaron una herencia teórica y práctica para internacionalistas de todos los tiempos. Hoy, cuando nacen líderes que rechazan la diplomacia y sus formas, es necesario volver a Franklin.

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